viernes, 13 de febrero de 2009

DEL PROCESO NACIONAL-POPULAR-DEMOCRATICO A LA ESTRATEGIA SOCIALISTA EN LA REVOLUCION BOLIVARIANA-PARTE 1




Javier Biardeau R


"La América Española es original —originales han de ser sus Instituciones y su Gobierno— y originales los medios de fundar uno y otro. O inventamos o erramos". (Simón Rodríguez)

¿Qué ha sido hasta hoy la revolución bolivariana? ¿Cuál es su potencialidad transformadora? Estas preguntas están articularlas a las tareas de la estrategia y la táctica políticas inscritas en la interrogante ¿Qué hacer?, luego de anticipar los escenarios de victoria de la revolución bolivariana en la enmienda constitucional del 15 de febrero.

I.- ESCENARIOS ELECTORALES:

La victoria resulta un hecho constituyente decisivo e incuestionable de potencia de la democracia participativa, pero su alcance y profundidad dependen de apreciaciones de conjunto acerca de las dimensiones cualitativas y cuantitativas del triunfo electoral. Existen variaciones importantes de estrategia y táctica política si los resultados corresponden a los siguientes escenarios:

a) Se mantienen bajo los parámetros cuantitativos de las elecciones regionales del 23 de noviembre del año 2008,
b) Se acercan a los resultados de las Presidenciales del año 2006, o
c) Se supera este techo de acumulación de fuerzas electorales, avanzándose definitivamente más allá de esta frontera de crecimiento;

En estos tres escenarios, deben evaluarse aspectos sustantivos y cualitativos, de contenido estratégico para la propia revolución bolivariana, tomando en consideración el balance de inventario de un análisis realista de los factores objetivos y subjetivos de la derrota del proyecto de reforma constitucional del año 2007, y las razones de fondo de la débil aplicación de la política de la revisión, rectificación y reimpulso revolucionario (3R). Desde nuestro punto de vista, la estrategia socialista constituyente debe partir de 4R y no solo tres:

1) una Revisión a fondo basada en un debate revolucionario sobre los logros y debilidades de las políticas ejecutadas en estos 10 años, así como de las premisas históricas y teóricas del “modelo de socialismo” que pretende inspirar y prefigurar la sociedad por-venir. No es posible ni deseable seguir el camino del Socialismo realmente inexistente, del colectivismo burocrático o del estatismo autoritario;

2) la Rectificación profunda desde la ética del compromiso y el pensamiento crítico-revolucionario de todos aquellos aspectos objetivos y subjetivos, que constituyen el bloqueo histórico para la emergencia de una auténtica renovación del ideario socialista, para impulsar acciones contra las fuerzas sociales y políticas internas al proceso bolivariano que encarnan:

a) la vieja cultura clientelista y patrimonial del populismo cuarto-republicano dentro del proceso bolivariano);
b) la estructuración de nuevas fracciones de clase capitalistas protegidas y amparadas por la “burguesía de estado” y por cuadros de dirección del aparato político bolivariano;
c) el lastre de viejos cuadros de la izquierda estalinista, burocrática y cosificada, que mantienen los mitos del llamado “socialismo real”, que no han superado las falsificaciones de esa mitología teórica llamada “marxismo-leninismo”, que pretenden erigirse en dirección intelectual y moral a partir de prácticas ideológicas reaccionarias, censores de la contestación cultural y del pensamiento crítico, renuentes a la profundización del debate teórico-programático por la renovación socialista en el seno de la Revolución Venezolana.

3) La necesidad del Reimpulso desde un “plataforma política programática” cuyos ejes son la puesta en iniciativa del movimiento por la revolución democrática, antiimperialista y descolonizadora como premisas del nuevo socialismo participativo, construido a partir de la tesis de la dirección colectiva (mandar obedeciendo al pueblo), de la democracia de consejos, de la construcción-acción del poder popular “desde abajo” para la constitución del bloque histórico patriótico-popular-revolucionario, que encarne la unificación orgánica de “sujetos-movimientos en lucha” contra la explotación económica, la coerción política, la hegemonía ideológica, la exclusión social, diversas formas de discriminación sexual, de genero o racial, y la negación de las matrices culturales de lo popular-subalterno nuestro-americano, demandas articuladas por mayorías nacionales, por la multitud constituyente.

4) La Renovación Socialista, la edificación de una estrategia socialista ajustada a las profundas mutaciones del pensamiento crítico revolucionario, a la ruptura de los paradigmas, enfoques y modelos de la clásica teoría revolucionaria, asumiendo que cada fase o ciclo de las luchas se realiza a partir de una síntesis teórica que responde a momentos históricos precedentes, a relaciones de fuerzas en el terreno de la ideología, reflexión y elaboración teórica, producto del conflicto entre clases, sectores, grupos, categorías y fracciones sociales, que reconoce que la praxis teórica no esta separada de la composición social de las luchas, que la producción teórica es la traducción conceptual de matrices del conflicto histórico, social y cultural; que la praxis teórica se despliega en el interior de luchas históricas, y contiene en su seno momentos de anticipación utópica, de prefiguración imaginaria de la sociedad por venir, que la transformación de la realidad comprende la transformación de las propias perspectivas teóricas revolucionarias.

Estas 4R permitirían concentrar tareas políticas para el logro del Socialismo participativo y descolonizador, para profundizar la articulación entre la revolución democrática y el socialismo participativo, superando los límites de la democracia liberal-representativa y consolidando como matriz de poder, al poder constituyente, la democracia libertaria, al protagonismo revolucionario de comunas y consejos del poder popular. Pues como señalaba Mariátegui:

"No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indoamericano." (José Carlos Mariátegui)

viernes, 6 de febrero de 2009

SI GANA EL NO...¿QUIEN DIRA QUE HA OCURRIDO UN REVOCATORIO CONTRA CHAVEZ?







Por: Javier Biardeau R.

A los estimados amigos y amigas, que gustan de la real-politik les compete este argumento. No a los que se quedan especulando, ensimismados en el fetichismo constitucional. Venezuela, estimados y estimadas, no soporta su estabilidad política (y desde hace mucho tiempo) en la eficacia normativa de la pura legalidad. Obviamente juega un papel, tiene peso específico, pero no es lo determinante en situaciones de “crisis política”. Y lo que se anticipa es la construcción de una situación de crisis.

Hay quienes apuestan por la deslegitimación inducida a través de múltiples medios: por saturación mediático, por inestabilidad económica, por puesta en la calle de “carne de cañón” (¿masa de maniobra?). ¿Quién se estremece ante aquellos que “calculan políticamente” “buscando un muerto”, dicen -¡aunque sea “un muerto”!-? En esto consiste la real-politik de cualquier estrategia basada en la “explotación de las víctimas”, como “saldo político”. Por tanto, el elemento determinante es el balance en el control de recursos de coerción-fuerza y de legitimidad-opinión pública.

Hay muchos vectores de presión estratégicos especulando acerca de los posibles escenarios del próximo referendo aprobatorio sobre la propuesta de enmienda. Y como ya Uslar, elevó a lengua legítima la palabra “pendejo”, yo diría que los que creen que la estabilidad, relativa paz y calma serán consecuencia inmediata de un escenario de derrota de la propuesta del Gobierno; califico a esta opinión de “apendejada”.

Algunos pensarán que soy “víctima” de la guerra psicológica del “militarismo” del “régimen”. Mi respuesta es que no soy sujeto pasivo del “palangrismo”, ni de unidades de medios del “Comando Sur”. ¡Oh, fantasías! Algunos se hincharán de irritación con semejante consideración. Pero analizando los acontecimientos en curso, sus antecedentes inmediatos, marcos de acción, guiones y repertorios simbólicos de los movimientos cuya oferta programática es ser “anti-Chavistas”; y analizando el trasfondo geopolítico nacional e internacional, nadie se chupa el dedo acerca de lo que está en juego. En esto la oposición radical está mucho más esclarecida sobre sus pretensiones de poder: el efecto de deslegitimación de una derrota de la enmienda no es plomo en el ala, es quedarse sin alas, así de sencillo. En la práctica, es un revocatorio. ¿Exageraciones? No se apendejen. Aquí, las pretensiones de poder en juego son de vasto calado y alcance. No se trata de debates jurídicos sobre una enmienda que tocaría aspectos secundarios del proceso político, que si la propuso el PSUV o el PPT, si Chávez o el pueblo.

Si usted, lector o lectora, considera que las consecuencias de cualquier resultado no son trascendentes, que abstenerse es una opción, que irse a la playa, darle la espalda a la realidad, especular sobre las “diferencias ideológicas de izquierda” con la revolución bolivariana, entonces usted esta apendejado. El 11 de abril, una marcha masiva de protesta, en un contexto de la escalada del conflicto, jugó un papel determinante para la neutralización de la represión del estado, estrategia de una minoría activa para sacar a Chávez de Miraflores a punta de guerra de imaginarios (como de hecho lo sacó). Allí, el balance de la movilización de recursos de fuerza (coerción) y de legitimación (opinión pública), traduce lo que acontece en la fluidez social de las situaciones de crisis política. “Iniciativa política”, “sorpresa”, “control de recursos de poder” y “masa de maniobra”. ¿A quién le corresponde el control de estos principios estratégicos?

Uno espera que algunos dirigentes hayan aprendido la lección. Porque el “día después” que me pinta la oposición radical (la que tiene realmente voz y decisión, cuando Chávez luce efectivamente débil), recuerda aquella llamada “revolución libertadora” en Argentina, que en realidad fue una contra-revolución dirigida por la oligarquía conservadora (el trágico anti-peronismo argentino). Por eso, ante la llamada “crítica endógena” de la revolución, simplemente me incluyo en el conjunto de los “anti-anti-chavistas”. Para tal decisión, uno puede hacer un rodeo, recordando al antropólogo Geertz, cuando hablaba del anti-anti-relativismo. Sin necesidad de apuntalar el relativismo, uno simplemente se inclina por el “mal menor”. Obviamente respeto a quienes no estén de acuerdo sobre la estimación del “mal menor”. Pero, cualquier decisión está sometida a una política del síntoma. Y cada quién con el suyo.

Por más que Petkoff nos traiga a pasear al ex guerrillero salvadoreño Joaquín Villalobos, para explicarnos que es una “transición política pacífica”, no me convence esta estratagema. Para mi, la oposición radical no propone sino revancha social y política. No escucho otro argumento en sus actitudes, y no considero relevante las mascaradas. No es momento para apendejamientos, ni de un lado ni del otro, ni en el medio. La real-politik indica que la pérdida de un referendo aprobatorio tiene poderosos efectos de deslegitimación. Cuando uno escucha a un dirigente de la “oposición democrática” que asimila a Chávez con un “cartón de leche” que se echa a la “basura”, que llama a la “revancha” sin ton ni son, reconoce el “grado” de densidad moral e intelectual de la alternativa; es decir, del “anti-chavismo”. Si luego de elaborados “diálogos interiores, se cree que apoyando la enmienda se le da un voto a una “Presidencia Vitalicia”, estamos frente al doblemente apendejado.

Nadie vota por cargos vitalicios, pues allí votar está negado de plano. Vitalicio es un cargo que dura desde que se obtienen hasta el fin de la vida, sin intervención de votación alguna. Entonces, palangristas, no sean pendejos!.