Juan Barreto, Javier Biardeau R y Héctor Sánchez
“Ante esta filosofía, no existe nada definitivo, absoluto, consagrado;
en todo pone de relieve lo que tiene de perecedero, y no deja en pie más que el
proceso ininterrumpido del devenir y del perecer… Cierto es que tiene también
un lado conservador, en cuanto que reconoce la legitimidad de determinadas
fases sociales y de conocimiento, para su época y bajo sus circunstancias; pero
nada más. El conservadurismo de este modo de concebir es relativo; su carácter
revolucionario es absoluto, es lo único absoluto que deja en pie.” (F.
Engels. Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana)
I.- ALGUNAS INQUIETUDES SOBRE LAS ACTITUDES SECTARIAS Y EL ORDEN
PRECATEGORIAL DEL MARXISMO SOVIÉTICO:
Con el texto de Engels anteriormente
referido[i]
(Ojo, ¡No es una cita de autoridad!) el entrañable amigo de Marx se refería a
algunos aspectos del legado de Hegel sobre el “pensamiento dialéctico”.
Comencemos por el lado del modo
de concebir relativo: el aspecto conservador que reconoce la legitimidad de
determinadas fases sociales y de conocimiento, para su época y bajo sus
circunstancias; pero nada más.
Este lado conservador es aquel
que permite construir una “regularidad de tendencia” para un determinado
período histórico así como una mentalidad, perspectiva o tradición por el lado
del pensamiento; lo que Marx llamó en términos muy generales en su análisis de
un modo histórico de producción e intercambio como la “ley del movimiento económico
de la sociedad moderna”, que también se corresponde con ciertas “figuras y
formas de conciencia social”, incluyendo aquella “falsa conciencia
históricamente necesaria” (Sohn-Rethel[ii])
para reproducir aquel modo de producción y reproducción de la vida (“No lo
saben pero lo hacen”).
Pero hay otro aspecto que es fundamental
para comprender el pensamiento dialéctico: la
negatividad. Para este pensamiento no existe nada consagrado, nada
definitivo, pone de relieve lo perecedero (¡Por supuesto, que también nosotros
vamos a desaparecer!) y lo que deja en pie es el proceso, el devenir, el flujo,
el aparecer y el desaparecer.
Es una lástima que entre todo el
legado de escritos, Marx no haya podido “hacer
accesible a la inteligencia humana común, en dos o tres pliegos de imprenta, lo
que es racional en el método que descubrió Hegel, pero que al mismo tiempo está
envuelto en misticismo”[iii].
Una cuestión supremamente
profunda como ha mostrado la interminable producción de interpretaciones sobre
la dialéctica en Marx y Engels, que encierra sus dificultades, laberintos y
complejidades, pensamiento sobre el cual no hay que entrar sin severas
precauciones y con un sano escepticismo. Un pensamiento que no confunde la
negatividad con la destructividad más elemental. No es lo mismo el pensamiento
dialéctico que la opinión destructiva, insidiosa, descalificadora. Allí no
puede haber confusiones.
Fue así que entre aquellas
herencias del método dialéctico marxiano vale la pena referirse a aquellos
pasajes:
“En su forma mistificada, la dialéctica estuvo en boga en Alemania,
porque parecía glorificar lo existente. En su figura racional, es escándalo y
abominación para la burguesía y sus portavoces doctrinarios, porque en la
intelección positiva de lo existente incluye también, al propio tiempo, la
inteligencia de su negación, de su necesaria ruina; porque concibe toda forma
desarrollada en el fluir de su movimiento, y por tanto sin perder de vista su
lado perecedero; porque nada la hace retroceder y es, por esencia, crítica y
revolucionaria.”
De modo que en todo proceso, hay
una intelección positiva de lo existente, del lado conservador, de una
positividad histórica en su manifestación y su esencia. Pero además, hay una figura
racional que da cuenta de la inteligencia de su negación, de su necesaria
ruina, sin perder de vista, su lado perecedero. Así, la dialéctica es en
esencia “crítica y revolucionaria”, pero es además una “figura racional”.
Decir “crítica” implica construir
las resonancias de tal palabra con la filosofía clásica alemana, no con un
orden pre-categorial o pre-nocional, donde por crítica se entiende ofensa,
ataque, juicio sumario o descalificación. Allí racionalidad no quiere decir
insulto. En esta segunda acepción, en realidad se está intoxicando la
posibilidad de un debate constructivo.
El marxismo soviético se
caracterizó por la institucionalización del DIAMAT-HISMAT, institucionalizó una
figura de marxismo que se convirtió en apologética
de una forma de dominación estatal e institucionalizó un estilo de discusión
que intento partir de la llamada “crítica y la autocrítica”, pero derivo en una
retórica caracterizada por la proyección de juicios y estereotipos negativos,
por la acusación sumaria (a modo de juicio fantaseado, actitudes de policías de
pensamiento, de fiscales imaginario, con cargos vagos, indeterminados, sin
respaldos ni evidencias) y la denostación (Injuria-insulto-descalificación).
Esto último es en realidad la degeneración burocrática y sectaria del pensamiento
dialéctico.
Fue la subcultura estalinista,
con su mentalidad paranoico-agresiva en el plano de las disposiciones
afectivas, con su actitud persecutoria en el plano político hacia el desacuerdo
y contra lo que el marxista venezolano J.R. Núñez Tenorio[iv]
reconoció como cualidad indispensable de una organización revolucionaria con
proyección de futuro: el “fuero de disidencia”, la que instaló un dispositivo
de disciplina y control que marco profundamente el cuerpo y la subjetividad de
determinado patrón de militancia de izquierda troquelada por el sectarismo:
“La unidad democrática entre la práctica y la teoría, entre la voluntad
y la conciencia, entre la libre discusión y la acción consciente en común no
excluye sino que presupone el derecho a la divergencia, el fuero de la
disidencia, los derechos de las minorías miembros individuales en el seno de la
organización. Un determinado acuerdo de la dirección sin oposición no es, en
realidad, un acuerdo. Las conclusiones nacen de la polémica. El consenso se obtiene
a partir del debate. Una línea unilateral de la dirección, sin presencia de las
ideas opuestas, forma robots, máquinas, siervos en la base; pero no educa, ni
forma una conciencia crítica, creadora e independiente, que necesitamos para
fraguar un potente movimiento político.” (Estrategia y Táctica)
Salir de la subcultura del
estalinismo y del sectarismo significa aceptar de una vez por todas el “fuero
de la disidencia”: Nadie podrá ser sancionado ni juzgado por asumir opiniones contrarias a la dirección y/o
mayoría. No habrá delito de ideas, ni de pensamiento; menos aun de conciencia
en nuestro movimiento. Mucho crecerían las tendencias de izquierda si dejaran
atrás cualquier atavismo o arcaísmo ideológico basado en actitudes paranoicas y
persecutorias sobre quienes opinan de manera distinta.
La subcultura del “falso debate”
de un segmento de izquierda sectaria, doctrinaria, que perdió el sentido de la reflexión y la auto-reflexión crítica
cuando se habla del método de la “crítica y la autocrítica”, es precisamente el
mejor camino para no lograr nada constructivo, ni propositivo ni fecundo, sino
que introduce entropía, provocación y distorsiones en la comunicación política
Habría que comenzar por aquella
sentencia que reza: aquel que comienza un debate con el juicio sumario y descalificador,
en realidad logra descalificarse a sí mismo, se declara incompetente para el
debate, para una polémica fecunda.
Aquel marxismo soviético significó
una “Filosofía de y para un determinado Estado político” (Marcuse[v]
dixit), un contrasentido en los términos “críticos y revolucionarios” defendidos
por Marx y Engels. Allí podemos establecer el arco que va de la promesa,
pasando por la degeneración a la traición, del entusiasmo-esperanza al
incumplimiento, y finalmente, a la desfiguración del proyecto político
liberador.
Todavía hoy, podemos constatar
que hay tendencias que repiten el dogma: el marxismo es la unidad del “materialismo
histórico” y del “materialismo dialéctico”. A eso lo llamamos marxismo fósil.
No compartimos la gran mayoría de los presupuestos de tal tradición de
interpretación. Tampoco compartimos muchos de los estereotipos y fraseologías
que se derivan de tales planteamientos cuando son parte de un marxismo-mito, de
un marxismo burocrático o del marxismo sectario. En pocas palabras, tales figuras
del marxismo no son parte de nuestra perspectiva, si se prefiere, de nuestra
orientación paradigmática.
De modo que si es desde este
lugar ideológico de enunciación desde donde viene la crítica, pues hay poco que
desarrollar como voluntad constructiva y propositiva. Con esa vertiente del
marxismo sectario se llega al callejón sin salida de una fraseología que
enmascara una agresividad mal tramitada, no sublimada por la vía, repetimos de la
unidad de la teoría y la praxis desde el despliegue de una práctica teórica que
recupera a fondo el sentido de la reflexión, la auto-reflexión y la elucidación
conceptual, territorializando una comunidad contra-hegemónica de comunicación.
II.- LAS IDEAS-FUERZAS, NO LOS INSULTOS, ES LO QUE QUEREMOS DEBATIR:
Vale la pena, reiterar elementos
centrales de nuestro texto ante los cuestionamientos genéricos
(cuestionamientos a la carta, que no enfocan los tópicos específicos), ante la
puesta en escena de fraseologías estereotipadas, ante el uso de las viejas
denostaciones de la jerga de las ortodoxias (el par “revisionismo-reformismo”
es sólo uno de ellos), e insistir en el llamado a una profunda reflexión y
auto-reflexión crítica para esbozar en lo inmediato una solución política democrática, constitucional, soberana, pacífica y
electoral; y en lo mediato un franco esfuerzo para reagrupar y reimpulsar iniciativas políticas con un mapa de avance
político y de conquistas sociales, que contrastarían con la enorme regresión histórica que viene hundiendo
al país, en un cuadro geopolítico internacional de obvias desventajas,
debilidades y amenazas.
Sin embargo, quisiéramos resumir
aquellos párrafos de algunos textos (intentando sortear la trampa de los
insultos y los juicios sumarios) donde se nos menciona directa o indirectamente
para reconstruir elementos de tal crítica, subrayando aquellas articulaciones
en el discurso que dan cuenta de los supuestos e implicaciones del “sujeto-agente
de la crítica” referida:
·
“Celebramos
el esfuerzo de Juan Barreto, Javier Biardeau y Héctor Sánchez,
https://www.aporrea.org/ideologia/a281101.html), por escribir su propia
historia, sin pretensiones proselitistas, más bien con la disposición de dar
cuenta de los errores cometidos y la plena disposición de corregir y enmendar
rumbos.”[vi]
Comentario: Postulamos la
necesidad de una nueva disposición del cuerpo y la palabra para la reflexión y
la auto-reflexión crítica, incluso aceptando como válidos los cuestionamientos
contemporáneos a la filosofía del sujeto cartesiano y a la filosofía de la
conciencia. La puesta en discurso de los hechos históricos, colocan en escena
claves subjetivas y códigos pertenecientes a redes semióticas de las cuales hay
que hacerse cargo. Si los interpretes de nuestro discurso montan allí su propia
escena imaginaria, su propio juego de roles es un asunto que compete a los
intérpretes. Nosotros sabemos cuál “juego de lenguaje” no queremos jugar, y
dejamos para otros ese escenario de fiscales, imputados, crímenes y castigos.
·
“Pero
resulta de mayor importancia para Juan Barreto, Javier Biardeau y Héctor
Sánchez, realizar esfuerzos por encontrarse nuevamente con su historia y con
los planteamientos políticos que le dieron origen. Planteamientos y principios
que fueron abandonados en un momento determinado. En efecto, los hechos nos
demuestran que los autores del mencionado ensayo, en un momento dado, dejaron
de pertenecer a la Izquierda Venezolana al servicio de los trabajadores y el
pueblo, para convertirse en unos militantes reformistas que manejan un lenguaje
radical.”
Comentario: Nosotros le pedimos
muy respetuosamente al “sujeto-agente de la crítica” que aporte elementos
factuales, evidencia disponible que soporten sus afirmaciones: ¿Cuáles hechos
le demuestran que dejamos de pertenecer, que abandonamos planteamientos y
principios, que somos militantes reformistas que manejan un lenguaje radical?
¿Puede hacerlos explícitos, puede probar su afirmación, realizada en la arcaica
clave retórica de la acusación-denostación? Esperaremos…
·
“Juan
Barreto, Javier Biardeau y Héctor Sánchez pueden ayudar mucho en este sentido
si lograran superar los cuarenta o más años de reformismo y desarme ideológico,
que explica en buena parte las derrotas sufridas por nosotros y el movimiento
revolucionario en su conjunto.”
Comentario: ¿A que hace
referencia el sujeto de la crítica cuando habla de “desarme ideológico” y “reformismo”?
¿Puede aclarar tales conceptos y juicios? Esperaremos…
·
“El
trabajo aquí plasmado ha sido exigente. Juan Barreto, Javier Biardeau y Héctor
Sánchez lo han desarrollado en medio de una coyuntura compleja y difícil.
Coyuntura en la que los trabajadores y otros sectores del pueblo venezolano nos
hemos planteado, con nuestra fuerza, la lucha por el poder político y la
derrota definitiva del modelo neoliberal, impulsada por la oligarquía
financiera internacional y sus aliados en el país: PSUV-Madurismo-Oposición
pitiyanki.”
Comentario: ¿Podría extenderse y
profundizar el sujeto-agente de la crítica en su caracterización del modelo
neoliberal impulsado por la oligarquía financiera internacional, así como como la
caracterización de su relación de alianza con el PSUV-Madurismo?
·
“Pretendemos
esbozar una propuesta preliminar para la elaboración de los elementos
fundamentales que debería guiar este mensaje abierto a las organizaciones,
personalidades e independientes progresistas de la izquierda venezolana por
parte de Juan Barreto, Javier Biardeau y Héctor Sánchez.
https://www.aporrea.org/ideologia/a281101.html
No hay evidencias de que esa discusión se haya producido en todo el país,
pero tenemos la respuesta que prácticamente ya comienza a vislumbrarse en las
contradicciones que afloran en la consciencia de unos cuantos aislados en la
investigación libresca y convertidos en eruditos sin fuerza transformadora.”[vii]
Comentario: Si el sujeto-agente
de la crítica tiene la respuesta, pues vale la pena detenerse a analizar en
detalle como en una serie de artículos publicados en años anteriores (ver cita[viii],
fechas), sin referencia directa alguna con nuestros planteamientos, que aquí referimos, repiten insistentemente de
manera literal, aunque variando el orden y composición de las proposiciones,
empleándolas de modo genérico y categórico.
En pocas palabras, el
sujeto-agente de la crítica aplica un recetario elaborado en variadas
circunstancias y contextos para aplicarlo directamente a nuestra propuesta de
debate. Se trataría posiblemente de una crítica en formato de cartilla,
realizada contra cualquiera y en cualquier contexto, de manera genérica y sin
especificidad, una suerte de corte y pega donde se desdibujan tópicos de
discusión, elaboraciones sustantivas y cuestiones metodológicas de vasto
alcance. Frente a tal táctica de signos, lo que pretende aparentemente el sujeto de la crítica no es apuntar a
nuestros enunciados y proposiciones, sino utilizarlos como pretexto para poner
sobre la mesa los suyos. Nosotros cuestionamos a fondo la microfísica de las
figuras de la violencia simbólica (Los textos del maestro Pierre Bourdieu sobre este tema están
disponibles).
·
“En primer
lugar, la invitación se nos plantea en un período histórico en que Venezuela se
encuentra asediada por la dominación burguesa imperialista y sus factores
internos de poder; es decir, la proposición se desprendió de las tareas
tácticas y estratégicas de cualquier planteamiento programático de lucha
revolucionaria y pone en evidencia tan sólo su contenido visceral anti-gobierno
madurista y su gabinete.
·
“En
segundo lugar, la invitación coincide con la estrategia desarrollada por los
factores internos de poder, pero en la voz de unos interlocutores de la
izquierda venezolana pone en evidencia la estrategia para la desmoralización
política y, fundamentalmente, dirigida a la toma de la iniciativa de una
corriente fraccional-liquidadora.”
Comentario: aquí entramos a los
señalamientos políticos del “sujeto-agente de la crítica”, donde reitera una
suerte de juicio sumario sobre una presunta “estrategia para la desmoralización
política” por parte de una “corriente fraccional-liquidadora”. No entendemos a
cabalidad el juicio de aquel sujeto-agente que en párrafos anteriores señala: “Coyuntura
en la que los trabajadores y otros sectores del pueblo venezolano nos hemos
planteado, con nuestra fuerza, la lucha por el poder político y la derrota
definitiva del modelo neoliberal, impulsada por la oligarquía financiera
internacional y sus aliados en el país: PSUV-Madurismo-Oposición pitiyanki”,
pero al mismo tiempo nos acusa de enunciado que “pone en evidencia tan sólo su
contenido visceral anti-gobierno madurista y su gabinete.” Aquí queda en
evidencia un desarreglo en la composición argumentativa: ¿Quién efectivamente
hace una crítica visceral anti-gobierno madurista y su gabinete? Nuestra
crítica no puede confundirse con una “actitud anti-gobiernera”. Todo lo
contrario, nuestra crítica es sobre la direccionalidad, contenido y alcance de determinadas
líneas políticas, sobre determinadas medidas, decisiones, orientaciones y
acciones políticas.
Repetimos. Llama la atención que
nos acuse de “contenido visceral anti-gobierno madurista y su gabinete” cuando
en párrafos anteriores señala literalmente que “…nos hemos planteado, con
nuestra fuerza, la lucha por el poder político y la derrota definitiva del
modelo neoliberal, impulsada por la oligarquía financiera internacional y sus
aliados en el país: PSUV-Madurismo-Oposición pitiyanki”.
En este tema hay que aclarar
posicionamientos por parte del sujeto-agente de la crítica. ¿Dónde está
posicionado efectivamente el sujeto-agente que hace la crítica?
·
“Asimismo,
la dificultad de armar un proyecto político para el país y ser una fuerza
intransigente, fresca y beligerante, en los siguientes términos: Ser percibida
por amplios e importantes sectores como una opción realmente diferenciada del continuismo
hegemónico burocrático PSUV-Madurismo; que no se asemeje, ni quiera parecerse a
la oposición pitiyanki.”
Comentario: ¿Pudiera aclarar el
sujeto-agente de la crítica a qué se refiere con una “opción realmente
diferenciada del continuismo hegemónico PSUV-Madurismo, y que no se asemeje a
la oposición pitiyanki? ¿Puede desarrollar tales ideas? El sujeto-agente de la
crítica habla de “continuismo hegemónico burocrático”. Queremos preguntar:
¿Efectivamente se reconoce en tales palabras el sujeto-agente de la crítica? Esperamos
una profundización sobre lo que denomina “continuismo hegemónico burocrático”.
Desde nuestro punto de vista esa frase reporta un gigantesco sinsentido teórico,
pues para nosotros cualquier figura de continuismo burocrático carece de
hegemonía, carece de convencimiento, de liderazgo intelectual, moral y
político, carece de capacidad para articular una voluntad colectiva
nacional-popular…
Consideramos que el debate puede
enriquecerse y avanzar en la medida en que sean clarificados puntos de partida,
presupuestos, ideas, caracterizaciones, juicios que en una primera aproximación
no podemos sino calificarlas como prejuicios y argumentos sin sustento
efectivo, sin respaldo y con una predisposición muy distinta a una polémica
constructiva, que es lo que estamos proponiendo a fondo.
El estilo retórico acusativo y
descalificador aparece como bloqueo de la polémica fecunda. Es necesario
denunciarlo y superarlo como método de controversia, debate y logro de avances
en el terreno de las ideas.
III.- NUESTRA APUESTA POLITICA:
Nuestra apuesta política está
direccionada con meridiana claridad: una
lucha por recuperar en las actuales circunstancias las condiciones mínimas necesarias
para hacer viable una política democrática,
patriótica, popular, junto a la exigencia indeclinable de una agenda de
emergencia económica, social y ambiental, para superar la extraordinaria
crisis histórica que afecta a nuestro pueblo-nación.
Reclamamos de un Gobierno que se
adjetiva como “popular y progresista”, que asuma a fondo una línea de actuación
y decisión cuya direccionalidad, contenido y alcance no sea la destrucción de las condiciones de
existencia material y simbólica del pueblo-nación, ni la regresión-conculcación de derechos,
garantías y conquistas democráticas para el ejercicio de la acción política.
Esa apuesta la hacemos desde el terreno de la izquierda, que para
nosotros es la lucha por mayores espacios de libertad y liberación social
reales para todos y todas, en un marco de cuestionamiento radical de los
vigentes sistemas de dominación, desigualdad y exclusión.
Frente a esta situación hay una clara
posición de deslinde y desacuerdo, no por una actitud caprichosa o arbitraria,
sino porque la consideramos correlacionada con una combinación de actitudes
políticas presentes tanto por en las experiencias históricas del
nacional-populismo autoritario, como en las figuras del socialismo burocrático
real, sedimentando una suerte de patrimonialismo despótico como “mentalidad y
práctica de gobierno”.
La crítica al actual gobierno la
hacemos no desde “un club privado, desde unos muros infranqueables, aunque
fueran imaginarios, con todas las facilidades a su alcance”, sino de la propia
condición existencial de las capas medias empobrecidas y el pueblo trabajador,
desde las bases sociales del proceso bolivariano que acompañaron críticamente
la conducción política del Comandante Chávez, que hoy experimentan en su “buen
sentido” gramsciano, un franco descontento con la vigente situación económica,
social y política.
No compartimos la estructura de
sentimientos ni percepciones de los ex chavistas. Las respetamos aunque no la
compartimos. Mucho menos de los segmentos de los ya mineralizados
anti-chavistas.
Quizás lo que molesta es que
reivindicamos el terreno de izquierda para aportar a una reconstrucción del
tablero democrático, constitucional y patriótico para salir de la crisis. Quizás
lo que molesta es que llamamos a la no intervención, pero también le decimos no
al hambre, ni seguir siendo cómplices silentes de la destrucción de las
conquistas sociales y políticas del período político de Hugo Chávez.
En contraste, llamamos a un
profundo programa de investigación-acción
transformadora de carácter colectivo, que actualicen sus métodos de
interpretación, elaboración y construcción de una “teoría de síntesis” sobre el
específico y particular carácter de nuestra realidad nacional como totalización
histórica, en sus diferentes aspectos, ámbitos, áreas y esferas de la vida
social.
Tal teoría de síntesis no niega
dialogar polemicamente, y asimilar críticamente los aportes de las tradiciones
del “marxismo crítico”. Si a eso lo llaman revisionismo, reformismo o lenguaje
radical de una política reformista, en realidad nos parece una simple
adjetivación estereotipada desde la vieja tradición del “marxismo-leninismo
ortodoxo”. Citemos:
“La
pretensión científica del marxismo se encuentra […] en absoluta contraposición
con cualquier forma de religiosidad, con cualquier dogmatismo, con cualquier
“fe ciega” en personas o ideas, con cualquier fanatismo. Por su propia
naturaleza…el marxismo es abierto, crítico, permanentemente dubitativo, también
en relación consigo mismo”.[ix]
(Mandel-Agonoli dixit)
Y también nos parece sugerente la
siguiente reflexión:
“El marxismo ha sido, y a su
manera continua siendo, la teoría crítica de la sociedad. No obstante, después
de él, e incluso tal vez antes, han existido otras. El florecimiento de «miles
de marxismos», la expresión pertenece a Immanuel Wallerstein (1998), que tuvo
lugar a partir de la segunda mitad de la década de 1950 como consecuencia del
comienzo del «fin del marxismo-leninismo» y la merma de las esperanzas
depositadas en un único y «verdadero marxismo» (Tosel, 2008), ha dado paso,
recientemente, al surgimiento de nuevas teorías críticas. Hijas de la llamada
nueva izquierda, herederas directas del fenómeno más amplio del marxismo
occidental y el quiebre suscitado entre la teoría y la práctica que aconteció
en el contexto del Termidor estalinista, en términos generales constituyen
ellas un producto de la derrota de la política radical y el pensamiento
emancipatorio. Se trata, por consiguiente, de teorías de la derrota, esto es,
teorías determinadas por y que se despliegan a partir de la experiencia de la
derrota.”[x]
Lo decimos sin ambigüedades: lo
que está en riesgo de desaparecer por un profundo desgaste, derrota y abandono es la línea política iniciada con fuerza por Chávez a partir del año 2004, es el
proyecto de una nueva sociedad democrática participativa, protagónica, con
justicia social e inclusión, claramente establecido en el preámbulo de la
Constitución de 1999, cuyo horizonte fue clara y conjuntamente:
anti-neoliberal, anti-imperial y anti-capitalista.
La revolución democrática que
implicaba el pasaje de transformaciones anti-neoliberales al logro de mayores
márgenes de autodeterminación, independencia y profundas transformaciones
sociales de avanzada, para construir nuevas figuras de una democracia
socialista han sido truncadas, hasta el punto en que hoy la agenda de luchas
debe necesariamente replantear banderas patrióticas, democráticas y populares,
incluyendo un Programa Mínimo Democrático de Independencia política,
Restitución Constitucional y Justicia social.
Ciertamente, todo programa mínimo
comporta tareas políticas y un sistema de alianzas sociales y políticas, tanto tácticas como
estratégicas, que conllevan líneas organizativas y líneas de trabajo político
con los sujetos-movimientos de la transformación social a corto, mediano y
largo plazo.
El sistema de alianzas también
depende de tareas inmediatas y mediatas, hasta llegar a tareas políticas
manifiestas inmediatamente o intermedias, con la finalidad de alcanzar
objetivos terminales.
No tenemos ningún problema en
identificar afinidades y coincidencias tácticas con todos aquellos sectores,
movimientos sociales, individualidades y factores políticos que permitan
avanzar desde la “unidad de acción y la democracia consensual-deliberativa”, para
pasar desde la situación existente a una situación-objetivo, con sus estaciones
y plazos.
Tal situación objetivo no se
alcanza decretando estadios ideales con estridencia demagógica (democracia
directa, poder popular, superación del Estado y la sociedad burguesa), sino que
es definida en un espacio de fases con variadas trayectorias, con variantes y
determinantes que condicionan el paso de tal “programa mínimo” al “programa
máximo”.
Perder de vista trayectorias,
estaciones, acumulación de fuerzas, compromisos de acción, plazos y territorios
es asumir un lenguaje radical con una política impotente. Es preciso recuperar la senda
perdida desde una auténtica democracia protagónica con deliberación, crítica, consulta permanente y participación del bloque social subalterno y el pueblo trabajador.
Tales metas no serán alcanzadas a
partir de un viraje de la línea política hacia contenidos populistas autoritarios
y de derecha económica. No se puede construir una sociedad justa y democrática,
con injusticia y autoritarismo. Los medios, modos, métodos y estilos prefiguran
los fines, objetivos y metas.
En tal contexto, nosotros
apostamos a una renovación radical de las
izquierdas venezolanas, de las corrientes nacional-populares de izquierda, de
cara a una multitud mundializada y por una secuencia de acontecimientos de
democracia absoluta. Eso significa recuperar el internacionalismo de las
luchas de los movimientos sociales y políticos desde abajo, y no la
coordinación y mando administrativo desde arriba, cuya política es simplemente
de defensa-resistencia de gobiernos; y no de movilización, protagonismo y
decisión de los pueblos.
El proceso popular constituyente
y la revolución bolivariana han sido componentes entrelazados, con sus mareas
de avance, estancamiento, reflujo y retroceso. Actualmente, estamos en una fase de regresión histórica lo cual
requiere un salto cualitativo del momento de articulación orgánico-subjetivo
(liderazgo-organización-estrategia-táctica).
Allí pueden confluir tanto individualidades,
corrientes, movimientos sociales y factores políticos, para salir del
estancamiento destructivo, a partir de un diseño organizativo mucho más eficaz
y unificado que el frentismo electoral, y mucho más flexible y dinámico, que un
mando burocrático-centralizado.
En tales circunstancias, para nosotros
es vital confluir en las actuales circunstancias en un programa mínimo de carácter patriótico, democrático y popular.
El “Socialismo del siglo XXI” fue el horizonte de una radicalización
democrática actualmente confiscada. Actualmente, bajo la cobertura de las
consignas anti-imperialistas se aplican medidas económicas con supuestos neoliberales, que afecta directa y
negativamente las condiciones de
existencia social (el salario es solo uno de los elementos) y potencia política del pueblo trabajador.
Insistimos, todavía para las
izquierdas Venezolanas, la pérdida física de Chávez es un asunto a tramitar en
el terreno de las ideas y valores sustantivos. Cabría un debate sobre el
“Legado de Chávez” desde las perspectivas de izquierda realmente existentes. Un
debate constructivo sobre tal “herencia” en clave de una teoría de síntesis,
línea política, estrategia, táctica, planes operacionales y tareas políticas.
Estamos hablando de la orfandad
de ideas-fuerza, de directrices emanadas de un auténtico esfuerzo colectivo y
participativo para el “análisis concreto
de una situación concreta”, con polémica constructiva y con lo que el viejo J.
R. Núñez Tenorio llamó el “fuero de disidencia”, sin centralismo burocrático ni
disciplina castradora ni regimentación policial-administrativa.
Ante una gigantesca encrucijada
de crisis orgánica de hegemonía, de recomposiciones imperiales y del cuadro
económico-social, hay que poner toda la tradición del pensamiento de izquierda
sobre la mesa de discusión, sin censuras, inhibiciones, miedos y desesperanzas.
¿Para reproducir la gramática de
sentido y la lógica de las necesidades-demandas-aspiraciones de ideologías,
modelos, proposiciones, prácticas y consignas extranjeras?
En absoluto. Es hora de situar en
la particularidad de los antagonismos, contradicciones y conflictos propios de
la sociedad venezolana, el gigantesco contraste entre algunos referentes
generales (y su batería de estereotipos), frente a la necesidad de una política
que traduce una “teoría de síntesis” (la lógica específica del objeto
específico) en tácticas efectivamente subsumidas y dirigidas desde una “estrategia
política de transformación”, cuyo eje fundamental reside poner en conexión
inmediata con las necesidades sentidas, aspiraciones y potencia política del
pueblo trabajador y del bloque social subalterno.
Otra política sería continuar con
el desgaste cada vez más acelerado y la entrega a pedazos de las conquistas
históricas que aquel flujo de ascenso democrático, patriótico y popular parecía
consolidar, representando algunos de los más vigorosos momentos del proceso
bolivariano.
Ciertamente, toda crisis orgánica
es una crisis de dirección política. No asumirla implica el riesgo de
profundizar en las coordenadas de una “revolución pasiva”, antesala indispensable
de cualquier escenario de Termidor, que hoy oscila entre un transformismo
interno y una entrega total a la condición de un protectorado neocolonial vía
intervención Norteamericana.
Apoyaremos todos los escenarios
en los cuáles la decisión política fundamental pase por el protagonismo y
participación directa del pueblo con nuestras coordenadas de acción política:
solución constitucional, soberana, democrática, electoral y pacífica, a partir
de un programa mínimo democrático, patriótico, popular basado en una agenda
inmediata por la recuperación de las condiciones de reconstrucción económica e
irrenunciables contenidos de justicia social. Para nosotros es ese el criterio
estratégico diferenciador de la Gran Política y la pequeña política. ¡Que cada
quien asuma sus responsabilidades!
[i]
. Engels. Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana https://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/feuer/4.htm
[ii]
La crítica materialista de Sohn-Rethel o “No lo saben, pero lo hacen” https://herramienta.com.ar/articulo.php?id=2152
[iii]
Marx-Engels: Escritos varios sobre la dialéctica.
[iv]
José Rafael Núñez Tenorio: Estrategia y táctica. ¿Cómo hacer? ¿Cuál es la
salida? https://vipservinformaticos.wixsite.com/editorial/estrategia-y-tactica
[v]
Herbert Marcuse. El Marxismo Soviético. https://monoskop.org/images/2/2c/Marcuse_Herbert_El_marxismo_sovietico.pdf
[vi]
Servando Marín Lista: Izquierda Venezolana: respuestas a Juan Barreto, Javier
Biardeau y Héctor Sánchez. (6-8-2019: https://www.aporrea.org/ideologia/a281148.html)
[vii]
Servando Marín Lista: ¡Juan Barreto, Javier Biardeau y Héctor Sánchez están
condenados a desaparecer! (8-8-2019: https://www.aporrea.org/actualidad/a281186.html)
[viii]
Servando Marín Lista: ¡Hay que establecer si se va hacia una transformación
revolucionaria o hacia variantes del capitalismo! (23-7-2018: https://www.aporrea.org/ideologia/a266751.html),
Unos partidos así existen ¡El PSUV no es una organización
revolucionaria! (8-8-2018: https://www.aporrea.org/actualidad/a266064.html),
¡La izquierda venezolana está ausente de un proyecto político liberador!(
9-07-2018: https://www.aporrea.org/ideologia/a266126.html),
¡La implosión del chavismo disidente! (17-08-2018: https://www.aporrea.org/actualidad/a267942.html),
[ix]
MANDEL, E. y AGNOLI, J. (1982). Marxismo abierto. Una conversación sobre
dogmas, ortodoxia
y la herejía de la realidad. Barcelona: Crítica.
[x]
Mil (y un) marxismos: Crisis y nuevos comienzos de la crítica. Santiago
Roggerone. http://bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/10131/04-resc-18-roggerone.pdf
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