lunes, 3 de agosto de 2015

ALGUNAS TRAMAS DE UN DESENCUENTRO: ¿SOCIALISMO DEL SIGLO XXI: DIETERICH “EL CONCEPTO”, CHÁVEZ “SU POPULARIZACIÓN”?:

Javier Biardeau R.
“Así que estamos en una etapa de transición apuntando a algo que pudiéramos llamar el post-capitalismo y ese post-capitalismo, al mismo tiempo, también pudiera ser llamado pre-socialismo, es una verdadera transición histórica, algo está muriendo pero no ha terminado de morir y algo está naciendo pero no ha terminado de nacer; nosotros estamos en esa construcción, estamos en esa construcción, además, a lo largo de varias líneas estratégicas que no debemos perder nunca de vista los venezolanos y todos nosotros, una de esas primera líneas estratégicas es la línea moral, lo moral.” (Chávez, Discurso en el festival de la juventud y los estudiantes, 2005)
“Lenin definió en 1922 las tareas de la Revolución rusa como “poder soviético y electrificación”, es decir, la construcción del Estado socialista y el desarrollo de las fuerzas productivas. En Venezuela, en 2005, las tareas son seis: 1. Construcción de un Estado de derecho eficiente; 2. Desarrollo de las Fuerzas Productivas; 3. Construcción del Poder popular; 4. Avanzar la teoría de la transformación desarrollista y socialista; 5. Construcción del Bloque Regional de Poder y, 6. Desarrollo de la vanguardia y de los cuadros medios.” (Heinz Dieterich; Ponencia en el Festival de la juventud y los estudiantes; 2005)
El vivo, efectivo y pleno ejercicio del poder popular protagónico es insustituible condición de posibilidad para el socialismo bolivariano del siglo XXI. Por eso mismo, es la base fundamental y el vértice principal del Proyecto Nacional Simón Bolívar. Primer Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2007–2013: nuestra carta de navegación en este ciclo que está culminando, enfatiza rotundamente su papel estratégico. Papel estratégico que en el próximo ciclo debe acentuarse todavía más.” (Programa de Gobierno de Hugo Chávez; 2012)
“¿Qué es el Socialismo del Siglo XXI? Es una civilización cualitativamente distinta a la civilización burguesa. ¿Distinta en qué? En su institucionalidad. De ahí, que ser revolucionario significa hoy día luchar por sustituir la institucionalidad del status quo, es decir: 1. La economía de mercado por la economía de valor democráticamente planeada; 2. El Estado clasista por una administración de asuntos públicos al servicio de las mayorías y, 3. La democracia plutocrática por la democracia directa.” (Heinz Dieterich; Ponencia en el Festival de la juventud y los estudiantes; 2005)

Entre los aspectos tangenciales que se omiten cuando se habla actualmente del “legado revolucionario de Chávez” en el ámbito ideológico es el de la influencia (determinante o no) de las ideas de Heinz Dieterich en la formulación del “socialismo bolivariano del siglo XXI”.
Este es un tema sumamente escabroso y polémico sobre el cual la evidencia documental sólo aporta algunas pistas, tanto de encuentros como de desencuentros entre Chávez y Dieterich, sobremanera condicionadas por un conjunto de factores intelectuales y políticos, en los cuales se entrecruzan dos trayectorias biográficas de muy distinta procedencia, así como proyectos con distintos modos de fundamentación científica y legitimación política.
Para Chávez, la conceptualización del socialismo bolivariano pasaba por la reiteración de la idea del sistema de gobierno de Simón Bolívar: “Continuar construyendo el socialismo bolivariano del siglo XXI, en Venezuela, como alternativa al sistema destructivo y salvaje del capitalismo y con ello asegurar la “mayor suma de seguridad social, mayor suma de estabilidad política y la mayor suma de felicidad” para nuestro pueblo.” (Programa de Gobierno de Hugo Chávez; 2012)
Para Dieterich, la conceptualización del socialismo del siglo XXI pasa por un largo debate en las tradiciones de izquierda sobre las deficiencias del modelo socialista soviético, así como por problemas sustantivos de la propia teoría de Marx, Engels y Lenin acerca de los problemas institucionales y políticos de la transición, la teoría del valor-trabajo, la contabilidad del valor en la economía socialista, la significación del desarrollo de las fuerzas productivas, la ciencia y la tecnología, y el lugar de la democracia participativa en el nuevo proyecto histórico. (El Socialismo del Siglo XXI; 2002)
De hecho, existe toda una literatura, no sólo de opinión sino en las ciencias sociales e históricas, que plantea reiteradamente la hipótesis de clara asociación entre la supuesta popularización o difusión de las ideas del socialismo del siglo XXI por Chávez y las funciones de fundamentación teórica por parte de Heinz Dieterich, cuando de lo que se trata es de indagar, con base al contraste riguroso de fuentes documentales, la influencia determinante de los planteamientos de Dieterich en el discurso, práctica política y acción de gobierno de Chávez.
Por nuestra parte, creemos que tal asociación es bastante débil y que la forma de conceptualización y difusión realizada por Chávez tiene sólo algunos “aires de familia” en  pocos aspectos retóricos de la teoría de Dieterich (Bloque Regional de Poder, Democracia Participativa), pero muchas diferencias con el proyecto planteado en todo lo relativo a la conceptualización de la transición y la economía socialista. Es más, creemos que todos aquellos que consideran que la acción política de Chávez se inspiraba en la teoría de Dieterich estaban francamente extraviados.
Esta problemática de relaciones Chávez-Dieterich tiene que ver con un asunto que hemos referido en otros trabajos. La derecha internacional y la orquestación mediática intento troquelar la leyenda de la influencia determinante de supuestos asesores de Chávez (es que Chávez no podía pensar), “los que le ponían las ideas ya masticadas en su agenda política”.
De modo que frente a la leyenda de las influencias determinantes de asesores, me inclino a pensar y plantear otra hipótesis: es poco probable que Chávez haya recibido una influencia determinante de un pensador específico. Incluso hay evidencia documental que lleva a pesar todo lo contrario, en especial con la relación Dieterich-Chávez.
Por esto es tan importante referirse al período 2004-2006 en la apuesta de Chávez acerca de los ejes anti-imperialistas y anticapitalistas de su proyecto nacional. Habría que analizar con mayor profundidad el campo heterogéneo de influencias en los planteamientos ideológicos de Chávez, más que suponer la influencia determinante de las tesis teóricas planteadas por una figura intelectual o política en particular. Cotejar con rigor y con honestidad de las fuentes, las entrevistas dadas y discursos de Chávez en diversos contextos, contrastarlo con los diversos planteamientos teóricos e ideológicos, todo esto sigue siendo una investigación central para comprender el devenir de las ideas-fuerza de la Revolución Bolivariana.
Si a esto le agregamos las propias opiniones de Dieterich en su deslinde o ruptura de Chávez, se van despejando muchas hipótesis de respetables analistas e intelectuales que fabricaron la leyenda “Chávez-Dieterich”.
Tal leyenda se construye a partir de algunas proposiciones fundamentales enlazadas lógicamente de la siguiente manera:
a)    El Socialismo del siglo XXI comenzó a difundirse como concepto en 1996, por el marxista alemán Heinz Dieterich Steffan,

b)    El Socialismo del siglo XXI adquiere popularidad desde enero de 2005, cuando fue presentado como proyecto por Hugo Chávez, Presidente de Venezuela, en el Foro Social mundial de Porto Alegre-Brasil, con pretensiones de ser aplicado en Venezuela y exportado como modelo hacia otros países.
Pero entre estas proposiciones hay algunos contrabandos, premisas y supuestos que hay que desmontar radicalmente con base a algunos interrogantes simples:
¿Menciona acaso Chávez en su discurso en el Foro Social de Porto Alegre-Brasil a Dieterich, o a las ideas de Dieterich?
Si Chávez es un “popularizador” de un “concepto”, entonces habría que demostrar cómo la difusión del concepto muestra algún tipo de relación que el campo de las nociones, conceptos y categorías elaboradas por el campo teórico al que pertenecen las referencias de Dieterich (¿Grupo de Bremen, Grupo de Escocia?).
Planteemos otra pregunta simple: ¿Las bases teóricas del Socialismo del siglo XXI que justifico Hugo Chávez han sido expuestas por el marxista Heinz Dieterich Steffan, en el libro Hugo Chávez y el Socialismo del siglo XXI (Dieterich Steffan, 2007)?
Desde mi punto de vista, la respuesta en mayor grado negativa. Creo que no hay que perder de vista los hechos, relatados incluso por Heinz Dieterich.
El día 15 de Agosto de 2011 el diario Venezolano “El Universal” publica un artículo titulado: “El día de la ruptura con Hugo Chávez”. El artículo en realidad parece haber sido publicado originalmente en el portal web Kaosenlared. Actualmente parece ser imposible encontrar su huella original en tal portal web. En aquel artículo, Heinz Dieterich relató lo que denominó “Ruptura en el Festival Mundial de la Juventud”. Tal festival fue realizado en el año 2005, más precisamente un 13 de agosto:
“El día 13 de agosto de 2005, en el marco del Festival Mundial de la Juventud, el Presidente había autorizado un gran acto público sobre el Socialismo del Siglo XXI, en el Teatro Teresa Carreño. Ante dos mil dos cientos participantes de todo el mundo, Darío Vivas, Nicolás Maduro y Yo explicaríamos el nuevo orden social. Después de mi intervención, el Presidente pronunciaría las palabras de la clausura.”
El propio Heinz Dieterich relata su punto de vista sobre tal evento:
“Hablar ante más de dos mil jóvenes del mundo sobre el Socialismo del Siglo XXI era una oportunidad única para dar a conocer la teoría del nuevo socialismo científico. Pero, la oportunidad entrañaba un dilema. Mientras la razón de Estado y los imperativos diplomáticos aconsejaban decir lo políticamente correcto ---que Venezuela avanzaba triunfalmente por la vía anticapitalista del Socialismo del Siglo XXI--- mi ética científica y política me obligaba a hablar con la verdad ante la juventud mundial (…) Prioricé la verdad y dije: "Aquí no hay socialismo en el sentido histórico del término. Lo que se hace es crear las condiciones para una sociedad más justa [...] Venezuela estaba destruida por una mala administración y la estrategia que escoge el Presidente Chávez para reconstruirla es la misma que usó Alemania después de su destrucción, en 1945: la economía social de mercado [...] El socialismo del siglo XXI sería la transición de lo actual hacia una economía que no será para el crecimiento individual [...] La idea sería volver [...] a la economía de equivalencias, democráticamente planeada por los ciudadanos, que no opera sobre los precios sino sobre el valor (el tiempo invertido en el producto) [...]."
Esto es lo que afirma Heinz Dieterich en el citado artículo del año 2011. Pero vayamos a la ponencia original de Dieterich en el año 2005 (http://www.aporrea.org/ideologia/a16108.html) en aquel festival de la juventud y los estudiantes para encontrar algunos datos de interés adicionales.
No olvidemos que en aquel Festival de la Juventud y los Estudiantes, estaban entre otros invitados Armando Hart, director del Centro de Estudios José Martí, uno de quienes han interpretado teóricamente a la Revolución Cubana desde su cercanía a la jefatura de poder, mientras la representación venezolana estuvo constituida por Hugo Chávez, Nicolás Maduro y Rodolfo Sanz (http://www.rnv.gov.ve/movil/post.php?p=39858). Hasta donde se constata en las fuentes documentales, no era Darío Vivas sino Rodolfo Sanz quien formaba parte del grupo de ponentes del evento.
Por otra parte, en la introducción de su ponencia, que formó parte de un discurso de cierre del evento en el Festival, Chávez señaló:
“¿Tenemos traducción, verdad? Está funcionando correctamente. Saludos a los traductores, miren que están aquí en estos cajones, pero tienen aire acondicionado ahí, tienen no sé cuánto tiempo traduciendo. Vamos a darles un aplauso a las traductoras y los traductores. Tienen allí horas y horas. Los muchachos de las luces, del sonido del Teatro Teresa Carreño y a todos ustedes, a los expositores del día de hoy: a Nicolás, a Rodolfo, a Armando Hart y a Heinz Dieterich, me han regalado hoy estos dos libros: Del socialismo al neoliberalismo, Rodolfo Sanz, la Unión Soviética; Marx, Engels y la condición humana: una visión desde Cuba, de Armando Hart. Hay que leer mucho.”
“Hay que leer mucho”. Ciertamente, hay que estudiar cada uno de estos episodios porque van tejiendo una historia que nos podría llevar a preguntarnos en la actualidad, por ejemplo: ¿Cuál fue la intervención o ponencia sobre la construcción del socialismo del actual Presidente Nicolás Maduro en aquel evento? ¿No sería importante conocer públicamente aquellas ideas?
De manera que queda claro quienes era los expositores: Chávez, Hart, Maduro, Sanz y Dieterich. En el relato de Dieterich del año 2011 se menciona a Darío Vivas: “Ante dos mil dos cientos participantes de todo el mundo, Darío Vivas, Nicolás Maduro y Yo explicaríamos el nuevo orden social”.
¿Estaba allí Darío Vivas o es un grave error de memoria de Dieterich? Una pregunta que sólo Darío Vivas y Dieterich pueden contestar, pero sobre la cual la evidencia documental señala como un error de Dieterich.
La ponencia de Dieterich en el año 2005 consistió en el desarrollo de un esquema analítico contentivo de 7 fuertes encabezados a modo de tesis. A cada una de ellas le seguían breves explicaciones (http://www.aporrea.org/ideologia/a16108.html).
En el habitual estilo polémico de Dieterich, algunas de sus tesis muestran en sí mismas hasta qué punto pudieron irritar a Chávez, como Dieterich parece confirmarlo en su artículo del año 2011 (http://www.eluniversal.com/2011/08/15/el-dia-de-la-ruptura-con-hugo-chavez). Lo que Dieterich propone en el 2011 como  oposición entre “propaganda a favor de la razón de Estado” y la “verdad científica” pudieran tener otras connotaciones. Leamos detenidamente la primera de las tesis:
“1. Indigestión teórica. Se observa en la Revolución Venezolana una especie de indigestión teórica que se debe a la multitud de conceptos y paradigmas (modelos) que la población tuvo que asimilar en apenas seis años, entre ellos: Revolución Bolivariana, antiimperialismo, desarrollo endógeno, escuálidos y Socialismo del Siglo XXI. Considerando, que un estudiante tiene casi seis 6 años para aprender un solo paradigma científico (p.e., economía) queda evidente la magnitud de la tarea de aprendizaje. Por la misma génesis de la Revolución no existe una vanguardia colectiva ni cuadros medios adecuados en el país que pudieran ayudar a la población en el debate de estos conceptos. La obra que aquí presentamos, “Hugo Chávez y el Socialismo del Siglo XXI”, de la Escuela de Bremen, al igual que la obra de la Escuela de Escocia, “Hacia un nuevo socialismo”, que presentaremos en noviembre de este año, pretende facilitar la discusión sobre estándares científicos de conocimiento y debate.”
Ante la narrativa de ser Dieterich una suerte de “propietario intelectual” de una nueva “marca” teórico-discursiva: el "Socialismo del Siglo XXI” (donde enfatiza que su autoría como creador intelectual del concepto), es preciso señalar que sobre la nominación de "socialismo del siglo XXI" existe una polémica que puede llevar a genealogías históricas que resultan de interés para despejar tal asunto en el contexto del debate en diversos campos intelectuales y políticos.
Sobre las diversas "autorías" hay indicios que permiten afirmar que existen diversos "foros, espacios y redes" que constituyen los nodos-locus de enunciación político-cultural del ideario sobre el "socialismo del siglo XXI", y que, por tanto, no existe un lugar privilegiado y exclusivo de enunciación del "nuevo socialismo" atribuido a la figura de Heinz Dieterich.
Un primer locus de autoría puede atribuírsele a Alexander V. Buzgalin en su texto “El futuro del socialismo”, quién preparó la edición en castellano realizada en Cuba en el año 2000, con la finalidad de "(…) estar dirigido a aquellos que aprecian los valores de la democracia y del socialismo, que buscan vías de renovación de la teoría comunista y socialista." (http://cvirtual.filosofia.cu/Members/santana/el-socialismo-del-futuro.pdf)
Resalta del texto la centralidad de la democracia de bases y la autoconciencia crítica de que severas restricciones a la democracia, llevaron al fracaso a la experiencia de transición post-capitalista en el campo soviético. Esta es una tesis reiterada desde las históricas disidencias durante la revolución bolchevique, hasta los críticos posteriores al régimen estalinista, incluyendo el temprano deslinde Yugoeslavo, hasta pasar por diversas voces teóricas en Hungría, Polonia, Checoeslovaquia e incluso en la antigua RDA (República Democrática Alemana). De hecho, existe una extensa y profunda literatura crítica al estalinismo y antes, múltiples opiniones y corrientes que contestaron (pagando un alto costo humano) las derivas autoritarias de la revolución bolchevique, que son parte del legado crítico para repensar radicalmente la posibilidad misma de formas de nuevo socialismo para el siglo XXI.
De modo, que este debate no comienza en 1996, sino mucho antes de que estallara la coyuntura política de 1917, incluso reflejado en los escritos de Trotsky y Rosa Luxemburgo, para citar a dos de las figuras históricas de mayor relieve.
En todo caso, la edición en lengua rusa de “El futuro del Socialismo” de Alexander V. Buzgalin es del año 1996, el cual coincide temporalmente con lo expresado por el científico social mexicano-alemán Heinz Dieterich en relación con la "creación" del término.
También llama la atención que el motivo para que saliera a la luz este texto de Alexander V. Buzgalin en castellano fue el apoyo del científico e intelectual cubano Pedro Sotolongo, quien también es mencionado por Heinz Dieterich en el texto “El Socialismo del siglo XXI”, como interlocutor de sus ideas con referencia a la experiencia de la revolución cubana. A su vez, Alexander V. Buzgalin ha expresado que:
“El socialismo, a fines del siglo XX, perdió con el capitalismo incluso en el terreno de la teoría. Sin jugar hasta el final este "partido"; sin dar una explicación - suya - más precisa, más perspectiva, de las leyes del actual mundo global que las elaboradas por el liberalismo burgués y por el post-modernismo; sin repensar dialécticamente (de manera positiva, que conserve lo positivo) y criticando al Marxismo, sin crear una teoría del socialismo del siglo XXI, marcharemos como a ciegas, por el método de pruebas y errores y (…) perderemos”.
Insistimos, si a Buzgalin y a Dieterich para el año 1996, le agregamos todos los autores que hablaban de construir un nuevo socialismo o superar los errores del modelo soviético de socialismo real, la lista de sería muy anterior a aquel año.
Más que buscar autorías privilegiadas, sería necesario recuperar toda una tradición de crítica radical a la corriente ortodoxa del socialismo real del siglo XX. Esa sería la verdadera fuente para una reinvención del socialismo para el siglo XXI en su articulación a la cuestión de métodos y fines revolucionarios, como a la cuestión democrática, este último aspecto central en la crítica al despotismo burocrático que rodea el clima institucional de los “sistemas políticos de partido único”.
De modo que los aportes de Dieterich serían un pequeño islote en un archipiélago de referentes para innovaciones teóricas en el campo de la izquierda, como lo serian otras obras como: el “Nuevo Socialismo” del intelectual polaco Adam Schaft, “Socialismo para una época de escépticos” de Ralph Miliband, el Socialismo del siglo XXI: la Quinta Vía de Tomas Moulian, la obra Más Allá del Capital del Húngaro Istvan Mészáros, “Socialismo. Siglo XXI” de Atilio Borón, el “Porvenir del Socialismo” de Claudio Katz, “Socialismo del siglo XXI: construyámoslo ahora” de Michel Lebowitz, y una pléyade de importantes autores y autoras (cercanos finalmente a Chávez como el marxista Allan Woods), para no mencionar a otras corrientes, como a quienes sostienen la tesis de que el “Socialismo” no es sino otro modo de administrar el Capital (Antoni Negri dixit) y prefieren asumir que el término para las luchas anticapitalistas del siglo XXI es simplemente un nuevo “Comunismo” (Badiou, Zizek et al.) En consecuencia, es preciso recuperar la tradición de la crítica de las izquierdas revolucionarias y democráticas del siglo XX.
Por otra parte, Heinz Dieterich observa en su ponencia del año 2005 que la población Venezolana había estado expuesta a una suerte de “indigestión teórica” de “conceptos y paradigmas (modelos) que la población tuvo que asimilar en apenas seis años”; además de señalar que “Por la misma génesis de la Revolución no existe una vanguardia colectiva ni cuadros medios adecuados en el país que pudieran ayudar a la población en el debate de estos conceptos”.
¿Qué quiso decir exactamente con aquellas duras y hasta descalificadoras palabras?
Si combinamos la “indigestión teórica” con la inexistencia de una “vanguardia política e intelectual” para “ayudar a la población a debatir a estos conceptos” estaríamos frente a algo semejante a un suerte de “parranda de ignorantes-indigestos” (esa es mi caricatura del diagnóstico).
No creo que este punto uno (1) de su ponencia fuera interpretado de otro modo sino como un velado insulto. Si se trataba de facilitar estándares científicos y de debate, quizás el asunto no debió comenzar con frases que se perfilaban como posibles descalificaciones. La exposición a semejante indigestión teórica cuestionaba implícitamente toda la “propaganda política” del proceso bolivariano, así como su principal vocero: Hugo Chávez. La inexistencia de “una vanguardia colectiva ni cuadros medios adecuados en el país que pudieran ayudar a la población en el debate de estos conceptos” cuestionaba al partido eje de la revolución hasta entonces: el Movimiento Quinta República (MVR), a sus dirigentes y cuadros medios.
Adicionalmente, en su ponencia ante el Festival de la Juventud y los estudiantes,  en su tesis número seis (6) titulada: El socialismo del siglo XIX y del siglo XXI, Dieterich señaló:
“Estudiar a los clásicos, como proponen los compañeros del socialismo histórico, es correcto. Sin embargo, esa afirmación requiere dos especificaciones: a) se trata de una condición necesaria, mas no suficiente, para la transformación socialista de hoy; b) los tiempos de la revolución bolivariana y socialista latinoamericana no son suficientes para concientizarse primero con el estudio de los clásicos, para después pasar a la actualidad socialista; el proceso es demasiado frágil para permitir esta secuencia. Hoy día debe concentrarse todo el tiempo y todo el esfuerzo en el estudio de las dos propuestas concretas de la nueva sociedad, la de las Escuelas de Bremen y de Escocia, porque la contrarrevolución interna en Venezuela y en América Latina avanza con mucha mayor velocidad de lo que parece visible.”
Este aspecto cuestionaba directamente a los que seguían anclados en la ortodoxia de los clásicos del marxismo, y a la vez proponía una vía de solución (al menos retórica) frente a una contra-revolución, que como todo oponente inteligente también aprende de las jugadas del adversario y de sus propios errores.
Sin embargo, la propuesta de solución parecía “una solución a la carta”, una suerte de paracaidismo teórico en el cual dos escuelas de reflexión socialista tenían “la respuesta en sus manos”. ¿Tenían las respuestas adecuadas a los importantes problemas de la construcción socialista? Eso pasaba al menos por espacios de intercambio, debate y reflexión crítica.
Planteaba Dieterich: “Entre el socialismo de Marx y Engels y el socialismo del Siglo XXI no hay ninguna competencia ni incompatibilidad. Su relación es la que existe entre los paradigmas de Newton y las de la física cuántica o, también, del paradigma de Darwin y el paradigma de Watson y Crick. Para la realidad del siglo XXI, ambos son imprescindibles.”
En fin, Heinz Dieterich con un tono que no utilizaremos como pretexto para inhabilitar a priori a sus ideas, planteaba una superación del viejo paradigma del socialismo del siglo XX.
De modo, que Dieterich reiteraba al argumento del punto uno (1) que planteaba que dada la “indigestión teórica” a la que había sido expuesta la población venezolana: “Considerando, que un estudiante tiene casi seis 6 años para aprender un solo paradigma científico (p.e., economía) queda evidente la magnitud de la tarea de aprendizaje.” ¿Aprendizaje de qué? Pues de un nuevo paradigma.
No olvidemos de que se trata un paradigma. Antes de la puesta en circulación por Kuhn en las comunidades científicas de la noción de paradigma, para los estudiosos de la ciencia y el conocimiento, la ciencia era estructuralmente una entidad con dos niveles, el nivel empírico y el nivel de la teoría. El filósofo Karl Popper llegó a referirse a un "mundo tres", pero este estaba fuera del ámbito de la ciencia, mientras que Imre Lakatos hablaba de la ciencia como despliegue de  "programas de investigación” progresivos o degenerativos.
Al parecer, los filósofos e historiadores de la ciencia se aproximaban a la idea de que la  práctica de la ciencia es más que empiria y teoría, que operaban además de ideologías implícitas, también creencias, ideas, protocolos y expectativas dominantes que operaban como premisas, supuestos, modelos implícitos que no eran solo presuposiciones filosóficas, ideológicas o políticas, pero que no pertenecían a las teorías, que estaban en su base, fundamento o en sus principios organizadores, incluso en sus marcos culturales de aquellos que podía ser conceptuado como teoría posible. Al parecer, el discurso sobre el Socialismo del siglo XXI se ofrecía como nuevo paradigma, lo que implicaba desplazar, superar y cuestionar a principios organizadores del paradigma del socialismo del siglo XX.
Desde la reflexión de los cambios de paradigmas  se pudo comprender que la ciencia tiene pertenencias sociales, culturales e ideológicas más profundas e inconscientes, que están en el trasfondo de una estructura del conocimiento. Con esto, la neutralidad y la objetividad del realismo ingenuo (teoría/empiría), comenzó a cuestionarse de manera tan fuerte, que la expectativa de superar a la filosofía por la ciencia (positivismo), se vio cuestionada hasta el punto de poner en crisis a la denominada concepción heredada de la ciencia. La matriz epistemológica positivista dejo de ser el fundamento incuestionable de las prácticas científicas. Sin embargo, una lectura atenta a la obra de Dieterich parece dar cuenta de que parte de su arsenal de premisas reposa en un cientificismo inercial en el campo no sólo del marxismo, sino de las ciencias sociales e históricas. Y en algunos casos, tales inercias funcionan más como retóricas de autoridad y legitimidad retroactiva, que ejercicios de validez, tanto crítica como intersubjetiva de los conocimientos y saberes.
De la perspectiva de Dieterich, parecía quedar claro como conclusión de sus premisas que cada minuto, día, hora, semana, mes y año (ya van 10 años desde el 2005) que no se estudie y asimilen “las dos propuestas concretas de la nueva sociedad, la de las Escuelas de Bremen y de Escocia”, no estaremos sino frente a una pérdida de tiempo valioso, “(…) porque la contrarrevolución interna en Venezuela y en América Latina” avanzaría con mucho mayor velocidad de lo que parece visible”. Algunos lectores dirán: Dieterich ¿Y mientras tanto qué?
En la ponencia ante el festival de la juventud del año 2005 también parecía haber una respuesta desarrollada en su segunda tesis:
“(…) el desarrollo diversificador de las fuerzas productivas afecta poderosos intereses monopólicos nacionales y transnacionales. Pese a las mistificaciones, el llamado “desarrollo endógeno” del bolivarianismo no es nada nuevo ni representa ningún misterio teórico. Fue inventado por los ingleses hace 200 años y copiado, por su éxito, por los alemanes, japoneses, tigres asiáticos y ahora China. Resaltando diferentes facetas, se le ha llamado desarrollismo, cepalismo, sustitución de importaciones, economía social de mercado, socialismo espiritual (Arévalo) o keynesianismo. Se trata de una economía de mercado, orientada y dinamizada por el Estado corporativo en el pasado, y actualmente por un Estado más democrático. En el Tercer Mundo contemporáneo, esta es la única vía de desarrollo económico posible para un proyecto popular. Es el mal menor frente al neoliberalismo. Con el desarrollismo democrático regional hay posibilidad de escapar al subdesarrollo. Con el neoliberalismo, el destino es África. Una tercera vía no existe. Para el socialismo no hay condiciones objetivas en este momento. Hay que desarrollarlas en consonancia con el desarrollismo democrática. Esto es lo que trata de hacer Hugo Chávez y está en lo correcto.”
De manera sintética la formulación de Dieterich sería la siguiente: “(…) es preciso pasar un desarrollismo democrático, una economía de mercado, orientada y dinamizada por el Estado para el desarrollo diversificador de las fuerzas productivas, aun afectando poderosos intereses monopólicos nacionales y transnacionales”.
Sin embargo, lo que Katz denomina social-desarrollismo y Borón el proyecto de capitalismo democrático nacional no parecían que por sí mismos capaces de generar condiciones favorables para una transición socialista. El asunto de las bases económicas del socialismo no se reducía exclusivamente a una mirada tecno-productiva sobre el desarrollo de las fuerzas productivas o de un modelo de acumulación diversificado, sino que tocaba tanto intereses sociales de clases, grupos, sectores como el carácter de las relaciones sociales de producción.
Dieterich sustituye los conceptos de fuerzas productivas, relaciones de producción y las superestructuras políticas y no políticas, por el concepto de Proyecto Histórico para “describir el modelo de explotación, dominación y enajenación que caracteriza la praxis de una clase dominante. Abarca las cuatro relaciones básicas del ser humano: la económica, la política, la cultural y la militar”.
Pero no hablar explícitamente y con mayor énfasis de “las relaciones de producción”, no acentúa aquella variable clave en Marx: la posesión efectiva y la propiedad jurídica de la propiedad privada de los medios de producción e intercambio.
Dieterich en cambio, realiza un análisis de los que denomina crematística a partir de las consideraciones sobre la ganancia, la propiedad, el precio y el excedente, sin dar cuenta efectivamente cómo estos fenómenos están condicionados directamente por relaciones de fuerzas entre clases, fracciones y sectores.
Por más diferencias que algunos actores parezcan tener con Dieterich, colocar el énfasis en el previo desarrollo de las fuerzas productivas parece ser un software teórico compartido por quienes comparten con Dieterich el objetivo de “desarrollar las fuerzas productivas” porque “para el socialismo no hay condiciones objetivas en este momento”.
De nuevo entramos a los guiones de la ortodoxia del siglo XIX en cuestiones de socialismo: la condición de posibilidad misma del socialismo es un alto (a lo sumo mediano) desarrollo de las fuerzas productivas. El proceso de transición al socialismo sería por etapas y como plantea Dieterich:
“Hay cuatro frentes de batalla aparentemente relacionados entre sí en la revolución bolivariana: “a. La revolución antiimperialista; b. La revolución democrática-burguesa; c. La contra-revolución neoliberal; d. La pretensión de llegar a una sociedad socialista del siglo XXI.”
Interpretemos estos puntos en contraste con los ejes anti-neoliberales, anti-imperialistas y anti-hegemónicos de Chávez en el Foro Social de Porto Alegre. Consideramos que la lucha contra el neoliberalismo no es equivalente en sus contenidos y alcances a una lucha anti-capitalista.
Si se concibe a la revolución bolivariana como una revolución democrático-burguesa, entonces no se trata de una lucha anticapitalista. Los frentes de batalla de Dieterich encierran en su seno la problemática de las alianzas poli-clasistas, así como una indefinición sobre el carácter de clases de su conducción política.
Para Dieterich, como para la revolución bolivariana, era preciso considerar el eje de la revolución antiimperialista, pues la dinámica antiimperialista es antagónica a la Doctrina Monroe y los intereses que hoy gravitan sobre la llamada Unión Europea. Esto roza con la retórica en los años 20 de aquel movimiento conocido como el APRA. Por otra parte, el “desarrollismo democrático” ha sido históricamente en América Latina la “manzana podrida de la discordia” en la señalización de las fronteras entre reforma y revolución. Fue el centro de debates entre las críticas Dependentistas radicales y el Cepalismo, por ejemplo.
Ahora bien, ¿Podemos decir también que la convocatoria a la constituyente en el año 1999, consistía exclusivamente en una suerte de revolución democrática-burguesa en el campo político-constitucional? ¿Era la revolución bolivariana y su “agenda alternativa bolivariana” el despliegue de una mera estrategia anti-neoliberal sin horizonte anticapitalista?
No perdamos de vista la fecha: mes de agosto del año 2005. Ya Chávez había comenzado a desplegar su estrategia de declaraciones anti-imperialistas y anticapitalistas desde el año 2004, que tuvieron su eclosión pública en el Foro Social de Porto Alegre. Pero Dieterich señala abiertamente: “Para el socialismo no hay condiciones objetivas en este momento. Hay que desarrollarlas en consonancia con el desarrollismo democrática. Esto es lo que trata de hacer Hugo Chávez y está en lo correcto.”
¿Acaso visualizaba Chávez que primero había que desarrollar las fuerzas productivas, y luego imaginarse pensar en las transformaciones de las relaciones sociales de producción e intercambio capitalistas, así como en la llamada “sobre-estructura política e ideológica”?
¿Por qué Chávez hacía énfasis simultáneo en el avance (aunque muy desigual en los hechos) de las bases morales, intelectuales, políticas, sociales y económicas del socialismo?
¿Era entonces etapista Chávez?
¿Acaso Chávez no llamo desde  2004 a una “nueva etapa” y en el año 2006 a los “motores constituyentes”?
¿Cuál era el diseño de semejante ofensiva: una revolución democrático-burguesa?
No son preguntas banales de una vieja época, son precisamente algunos de los tópicos que están en el ambiente del nuevo ciclo de la revolución bolivariana bajo la conducción de figuras como las del Presidente del Ejecutivo Nicolas Maduro y del presidente de la AN: Diosdado Cabello, factores dirigentes más emblemáticos en las actuales circunstancias. ¿Cuáles son las concepciones del socialismo en ambas figuras políticas?
Cuando en el año 2011, Dieterich dice que:
“Hoy día, la gran oportunidad de Chávez de construir el primer Socialismo científico y democrático del Siglo XXI, se ha perdido para siempre”, está señalando también que sus tensiones con Chávez comenzaron muy temprano, en el propio año 2005.
¿Cómo puede ser Heinz Dieterich la influencia intelectual determinante de Chávez en el concepto de Socialismo Bolivariano del Siglo XXI si reconoce que hubo una “ruptura en el Festival Mundial de la Juventud” en el año 2005?
Reconoce Dieterich que dijo en el año 2005:
"Aquí no hay socialismo en el sentido histórico del término. Lo que se hace es crear las condiciones para una sociedad más justa [...] Venezuela estaba destruida por una mala administración y la estrategia que escoge el Presidente Chávez para reconstruirla es la misma que usó Alemania después de su destrucción, en 1945: la economía social de mercado [...] El socialismo del siglo XXI sería la transición de lo actual hacia una economía que no será para el crecimiento individual [...] La idea sería volver [...] a la economía de equivalencias, democráticamente planeada por los ciudadanos, que no opera sobre los precios sino sobre el valor (el tiempo invertido en el producto) [...]."
Es decir, Dieterich supone que su contribución permitiría la transición desde la “economía social de mercado” que Chávez intenta realizar en una primera etapa, hacia una economía de equivalencias democráticamente planeada.
Reconoce Dieterich en su escrito del año 2011 (6 años después) que en el Foro de la Juventud “La reacción del Presidente fue fuerte e inmediata. En cuanto tomó el micrófono reiteró varias veces, molesto, que: "En Venezuela el socialismo es y será cristiano y bolivariano". Después de su discurso el evento terminó y él y su escolta se fueron. El mayor no volvió a la mesa para llevarme al carro del Presidente, como se había convenido, y yo, por dignidad elemental ---que todo ciudadano debe tener ante cualquier funcionario de Estado--- tampoco me acerqué a él, ni a Hugo Chávez.”
De modo, que en el trasfondo de estos episodios de desencuentro al parecer Chávez no tomo el aporte de Dieterich como referencia central; es decir, que todas aquellas voces que han afirmado, en el campo mediático y en la misma “comunidad académica”, que Dieterich era el creador del concepto y que Chávez lo popularizaba y aplicaba estaban “meando fuera del tarro”.
¿Han estado o no estaban equivocados? ¿Conocen la historia de los tempranos desencuentros de Dieterich con Chávez?
Además Dieterich reconoce que la definitiva ruptura no fue más que un sigiloso distanciamiento, que pasó por varios eventos, entre los más significativos: a) El discurso del General Baduel el 18 de julio del 2007, en su discurso de entrega del Ministerio de Defensa, donde reiteró ante el Presidente, las Fuerzas Armadas y la televisión, su posición frente al debate del nuevo socialismo liderado por Hugo Chávez. 
El 14 de junio del 2007, Dieterich había presentado la vigésima reimpresión de su libro, Hugo Chávez y el Socialismo del Siglo XXI, con prólogos del ex Procurador General de la República y Diputado de la Asamblea Nacional, Carlos Escarrá Malavé, y el Ministro de Defensa, General en Jefe Raúl Isaías Baduel. Dieterich dice: “Invité al Presidente, pero no pudo participar.”
En su relato de ruptura con Chávez del año 2011 cita en extenso un fragmento del discurso del General Baduel del año 2007:
"El término Socialismo lamentablemente no tiene un significado uniforme...y de allí quizás la incertidumbre... que se genera en algunos sectores de la vida nacional cuando siquiera se le menciona. El llamado del Señor Presidente Hugo Chávez a construir el Socialismo del Siglo XXI, implica la necesidad imperiosa y urgente de formalizar un modelo teórico propio y autóctono de Socialismo que esté acorde a nuestro contexto histórico, social, cultural y político. Hay que admitir que este modelo teórico hasta los momentos, ni existe ni ha sido formulado y estimo que mientras esto sea así, persistirá la incertidumbre en algunos de nuestros grupos sociales. (...)
Luego Dieterich va comentando un hecho que sigue siendo un dato altamente curioso para la historia de quienes hagan investigaciones de fuentes:
"En el Aló Presidente del 27 de marzo de 2005, el Señor Presidente Chávez indicó, cito: “el Socialismo de Venezuela se construiría en concordancia con las ideas originales de Carlos Marx y Federico Engels”... Reiterando lo que al respecto he mencionado en una oportunidad anterior, si la base para la construcción del Socialismo del Siglo XXI es una teoría científica de la talla de la de Marx y Engels, lo que construyamos sobre ella no puede serlo menos, so pena de que la estructura construida no pase a ser más que una humilde choza, levantada sobre los cimientos de un rascacielos."
Aquí hay detalles que deben retenerse que quizás para algunos sean una novedad informativa: a) La cita a un inexistente “Aló Presidente” de fecha 27 de marzo de 2005, b) La consideración de la teoría científica de Marx y Engels como el “cimiento de un rascacielos”, una formidable base para la construcción del socialismo del siglo XXI, base sobre la cual quedaría muy mal construir “una humilde choza”.
Son dos citas que puede dar lugar a interpretaciones bastante polémicas si lo que se pretende es “facilitar la discusión sobre estándares científicos de conocimiento y debate”. Veamos por qué.
En primer lugar, debemos dejar claro lo siguiente:
a) no hay ningún Aló Presidente de fecha 27 de marzo de 2005, en esa fecha no hay nada parecido a semejante programa, pero Dieterich insiste en citar esta referencia,
b) En segundo lugar, no hay fuente documental alguna para el año 2005 donde aparezca la siguiente cita textual o frase del discurso por parte de Chávez: “(…) el Socialismo de Venezuela se construiría en concordancia con las ideas originales de Carlos Marx y Federico Engels”, esa frase parece sacada de otro contexto temporal o sencillamente no existe;
c) El General Baduel en su discurso del día 18 de julio de 2007 reduplica ambos errores: cita una cita inexistente de un Aló Presidente inexistente referido por Dieterich: (http://www.aporrea.org/actualidad/n98237.html,
d) El General Baduel en su prólogo al texto de Dieterich (http://www.aporrea.org/ideologia/a36631.html)  también publicado en Aporrea el 15 de junio de 2007 y Rebelión.org, también comete el mismo error de no cotejar las fuentes referidas por Dieterich; finalmente,
e) El señalamiento de Dieterich sobre la “Humilde Choza” parecía otra descalificación a la estrategia y pensamiento de Chávez, más aún si en 2011 escribe Dieterich:
“Hoy día, la gran oportunidad de Chávez de construir el primer Socialismo científico y democrático del Siglo XXI, se ha perdido para siempre. Y la estructura presentada como tal, efectivamente, no pasa a ser más "que una humilde choza, levantada sobre los cimientos de un rascacielos", que construyeron Marx y Engels”.
En términos de representaciones imaginarias: Dieterich se asociaría al rascacielos del siglo XXI, mientras Chávez se asociaría a la humilde Choza. Las operaciones semióticas de atribuciones de atraso/progreso parecen reverberar en ambas imágenes. Al parecer el discurso silencioso de D.F. Sarmiento y su oposición Civilización/Barbarie siguen sigilosamente presentes. La lucha entre Prospero y Calibán, o la dialéctica entre el amo y el siervo se actualiza en nuevas figuras.
Hasta ahora Dieterich no ha hecho mención a estos datos, a sus fuentes documentales sobre tal cita referida al Aló Presidente o a la palabra de Chávez en el año 2005.
Una revisión de los programas Aló Presidente contiguos a la fecha citada; es decir desde Febrero hasta Abril 2005 no confirman que exista tal programa ni tal cita. Que no se interprete que queremos descalificar los aportes de Dieterich. Sólo queremos intentar “facilitar la discusión sobre estándares científicos de conocimiento y debate”. También las fuentes documentales son parte de los respaldos empíricos de los argumentos. Estos asuntos son un verdadero misterio, no de la Ciencia sino de Dieterich.
Pero por paradójico que pueda ser en contraste con las citas de Dieterich, en el Aló Presidente N° 214 del día 27 de febrero de 2005, Chávez señaló lo siguiente:
“(…) recuerdo las discusiones de cómo darle fuerza motora o motriz a las ideas. Y una de las críticas que algunos grupos de Izquierda comenzaron a hacer sobre la ideología, es aquel empeño de importar nombres, ideas totalmente extrañas a estas tierras a las raíces de estas tierras y de estos pueblos y aquel chiste que en la cárcel nos echaba un abogado que fue guerrillero aquí, el doctor Bello, llanero de las tierras de Apure, no, Guariqueño. Él nos visitaba porque es abogado y era abogado defensor de algunos de nosotros y además cuñado del mayor Carlos Díaz Reyes que estaba con nosotros en Yare como ustedes recuerdan. Entonces el doctor Bello nos echaba un chiste, cuando él era estudiante de la Universidad Central se fue a las guerrillas, pero una guerrillas de los fines de semana, él estudiaba y los fines de semanas se iba por El Guárico a hacer algunas incursiones y en una ocasión llegaron a tomar creo que fue Corozopando un pueblito muy lindo que está allá al sur del estado Guárico llegando ya a San Fernando de Apure en aquel llano infinito y cuenta el doctor Bello que a él le comisionaron la tarea de pintar con un spray las paredes de las casas, de las pocas casas de aquel pueblo, mientras los jefes guerrilleros los más antiguos digámoslo así concentraban en la Plaza Bolívar a todo el pueblo a darle una charla y una arenga y a repartir unos volantes y andaban a caballos eran como diez guerrilleros, una patrulla a caballo, guerrilla a caballo. Una cosa como fuera de tiempo pero así era, había guerrillas a caballo. Resulta que el estudiante que era él, se le pasó la mano y se fue muy lejos, le dio la vuelta al pueblo pintando letreros y la guerrilla tenía que replegarse rápido. Así que la guerrilla se fue y dejaron al muchacho solo en el pueblo y él tuvo que bueno, sin caballo ni nada cogió sabana rumbo al punto de encuentro que ya habían previsto, llegó a los dos días y lo enjuiciaron. El jefe guerrillero dijo hay que enjuiciar a este muchacho puso en peligro la revolución, y lo sentaron ahí a la orilla de un río por allá a un bosque a enjuiciarlo. Él estudiaba Derecho y además es un hombre muy hábil así que él se defendió pues pero lo enjuiciaron. Y él contaba que entonces el segundo jefe de la patrulla era el que más le preguntaba ¿y por qué usted se quedó, porque no se replegó a tiempo? Él se defendía yo cumplí mi misión, yo pinté todas las casas del pueblo con unos letreros ¿qué pintaba tanto? Claro yo pintaba la consigna "Viva Lenin" entonces le pregunta ¿Y quién es Lenin? El jefe de la patrulla interviene y le dice: deja quieto al muchacho, chico. Él, Lenin es el jefe de Caracas, ese es el jefe de Caracas, así que hay que seguir pintando letreros (risas). Eso un chiste producto de una anécdota pero que recoge mucho lo que aquí ocurrió. Yo era Subteniente y estaba en un Batallón de Cazadores Antiguerrilleros y ya yo andaba con muchas dudas ¿quién tiene la razón aquí? Era Carlos Andrés Pérez presidente en su primer gobierno y yo andaba persiguiendo guerrilleros por la frontera con Colombia en una ocasión y después por Oriente.”
Y en el mismo Aló Presidente hay datos cualitativos sobre algo reiterado en los desencuentros Chávez-Dieterich: la sobredimensión en Chávez de la figura de Simón Bolívar, cuando calificó su vertiente como Socialismo Bolivariano del siglo XXI:
“Miren, entonces en resumen esta reflexión que ha sido segmentada digámoslo así; luego producto de esas experiencias y de análisis de discusiones nosotros tomamos a Bolívar, Bolívar. Yo recuerdo incluso a Alfredo Maneiro un gran estratega fundador de lo que fue aquel partido, lo que la Causa R con la R al revés era y después le voltearon la R a la derecha, la R era hacia la izquierda. Mi amigo Maneiro y maestro mío discutimos varias veces y yo recuerdo una carta que le hice a Alfredo, protestando, recuerdo que la escribí con un lápiz rojo de mi puño y letra aún a riesgo de que me reconocieran la letra y yo la hice, yo le sugería a Alfredo que en la Casa del Agua Mansa era una producción una publicación dirigida a los intelectuales muy bien elaborada, trabajaba Farruco allí, había una sección al final, era un buen libro, una revista en forma de libro alargado muy creativo muy ingenioso para la discusión y había una sección llamada "Los fantasmas de la Casa del Agua Mansa" ¿Te acuerdas María Cristina? Y yo recibí el primer número muy contento y empecé a leer y a leer y llego a los fantasmas y allí estaban pensadores, poetas, Víctor Hugo, Carlos Marx, Walt Willman pero no estaba Bolívar y la carta mía, de aquel Subteniente o Teniente que era yo, era la sugerencia metan a Bolívar en los fantasmas de la Casa del Agua Mansa. Luego vino el debate de desde el Ejército Nacional surgió con fuerza la tesis bolivariana de que Bolívar debía ser colocado en el centro de la idea motriz, Bolívar, Zamora, Simón Rodríguez sin minimizar ni desconocer por supuesto el aporte de cuántos pensadores de cuántos luchadores de cuántos intelectuales, ideólogos y revolucionarios que en el mundo han sido y aquí está, resultó Hugo, Bolívar está vivo se convirtió en un motor. Aquí anda Bolívar despierto, vivo en el corazón y en los brazos del pueblo venezolano; idea fuerza, idea motriz para luchar contra el neocolonialismo, una ideología propia que aquí nació producto de siglos de lucha la ideología bolivariana, todavía no conocemos bien la ideología bolivariana hay que seguir profundizándola.”
En ambos textos no se está diciendo: “el Socialismo de Venezuela se construiría en concordancia con las ideas originales de Carlos Marx y Federico Engels”.
Los planteamientos sobre el socialismo raizal en Chávez están presentes en el Aló Presidente, cuando retoma un diálogo con Hugo Callelo, militante e intelectual argentino, también profesor universitario por muchos años de la UCV en Caracas, promotor del grupo sobre “Filosofía de la Praxis” en la Escuela de Filosofía.
Comenta Chávez ante la presencia de Hugo Callelo en el Aló Presidente 214:
“(…) El otro libro que dentro de los que me quitaron en la cárcel un día de allanamiento es de Hugo Calello argentino. Ese libro me fue muy útil ese es un libro de formato más pequeño, pero igual de profundo sobre la ideología. No recuerdo el nombre exacto porque más nunca lo conseguí y lo he buscado aquí en Venezuela y no lo he conseguido. Le dije algún día a un amigo argentino pero por fin no lo consiguieron ¿cómo es el título?
Hugo Calello: Ideología y Neocolonialismo.
Presidente Chávez: Ese es el título del libro, hermano "Ideología y Neocolonialismo" bien bueno para reeditar estos libros. Si ustedes nos autorizan aquí en Venezuela vamos a hacer un esfuerzo editorial de todos esos libros. Llegó la hora de sacar todas esas ideas y lanzarlas para el gran debate, diverso debate profundo debate que hay que dar, que estamos dando pero que hay que seguir dando ¿Hacia dónde vamos? ¿Cuál es el rumbo? ¿Cómo reconstruirnos? ¿Cómo construirnos de nuevo?
Yo recuerdo mucho Ideología y Neocolonialismo y la tesis aquella que trabajábamos mucho de la idea-fuerza: ¿Cómo convertir la idea o las ideas en una fuerza motriz? Entonces en la cárcel, ya antes debatíamos muchos durante años no sólo en los cuarteles, sino también en aquellas reuniones que habíamos en donde participaba entre otros Ali Rodríguez por ejemplo y un grupo de compatriotas, años de discusiones y la Izquierda venezolana que había bajado de las montañas estaba en jornada de reflexión y algunos grupos se pragmatizaron y se entregaron, pero otros se mantuvieron sólidos y grupos partidos e individualidades. Yo debo recordar con mucho cariño a Douglas Bravo. Con Douglas hemos tenido diferencias, pero Douglas se ha mantenido saludos a Douglas Bravo por aquí nos reuníamos por estas tierras, porque de por aquí de Yaracuy es Argelia Melet y por aquí nos escondíamos por estas montañas a discutir a veces dos y tres días sobre ideología. Recuerdo las tesis de Douglas sobre la ruptura creadora, era el Movimiento Ruptura.”
¿Qué podemos interpretar de tales párrafos con relación al Nuevo Socialismo del siglo XXI? ¿Será de nuevo la cita: “(…) el Socialismo de Venezuela se construiría en concordancia con las ideas originales de Carlos Marx y Federico Engels”? Es posible que para Chávez, se construya “sin minimizar ni desconocer por supuesto el aporte de cuántos pensadores de cuántos luchadores de cuántos intelectuales, ideólogos y revolucionarios que en el mundo han sido”, pero sin perder la raíz nacional-popular venezolana y nuestro americana.
Hay demasiadas fuentes documentales para desmentir una supuesta apropiación doctrinaria de las ideas originales de Marx y Engels por Hugo Chávez. Incluso cuando se declaró marxista fue para decir que era cristiano y bolivariano. Más bien, hay un llamado a un debate (debate truncado por cierto) entre las fuentes nacional-populares que inspiran su ideario, una tensión entre apropiación doctrinaría y ruptura creadora, una base muy fuerte en el cristianismo originario de la liberación, así como con las diferentes vertientes no estalinistas inspiradas en Marx y Engels.
Es allí donde cobra expresión su reflexión sobre “ideología y Neocolonialismo” de Calello y la referencia a la “ruptura creadora”, concepto originario del movimiento liderado por Douglas Bravo, algunos conceptos por cierto que ya se despreciaban por una izquierda que languidecía en su inserción al esquema de poder del Pacto de Punto fijo. Porque hay un asunto poco debatido con relación a la revolución bolivariana, su llamado a la identidad nacional en momentos donde se vivían las mayores presiones modernizadoras y globalizadoras.
En fin, Chávez desde el punto de vista de Próspero significaba “atraso y barbarie”. De modo que el “caudillismo plebeyo y rural” no había desparecido del horizonte imaginario de la Venezuela Profunda, un caudillismo que parecía cabalgar los imaginarios de las masas marginadas encaramadas en los cerros de Caracas, o en las periferias de los centros urbanos con expectativas modernas de Venezuela. La choza de la aldea campesina parecía rodear paradójicamente, al modo chino pero en el terreno de los imaginarios, a la ciudad de los rascacielos. Existía una suerte de homología estructural entre Chávez y la metáfora de la “Torre de David” y su masa de plebeyos ocupantes.
La llamada por Dieterich “Reacción violenta” de Chávez en su texto del año 2011 además hace referencia a una polémica sobre el discurso de Baduel  cuando se refirió al Socialismo en el año 2007, meses antes en que se transcurriera el proceso que llevó la derrota del proyecto de reforma constitucional, discurso evidentemente mediado por la influencia de las ideas de Dieterich, como podemos constatar en el prólogo del General Baduel al texto referido.
Para Dieterich, valorando el discurso de Baduel en su texto del año 2011: “(…) era claro que ese discurso del militar - que le salvó la vida al Presidente durante el golpe militar del 2002 y quién salvó a la Patria de una tiranía que iba a ser un híbrido entre la dictadura militar de Pinochet (Chile) y la de Micheletti (Honduras) - era una demanda legítima y una oferta de cooperación en la construcción del Socialismo del Siglo XXI.”
Luego en el relato de Dieterich de 2011, el distanciamiento ya definitivo con Chávez estuvo condicionado por “el laberinto de su burocracia”.
De modo que, siguiendo el horizonte de Heinz, el potencial rascacielos del modelo teórico inspirado y defendido por Dieterich, dio paso a la “Humilde Choza” de Chávez.
De manera que los desencuentros de Dieterich y Chávez no dieron paso a la construcción de “una civilización cualitativamente distinta a la civilización burguesa.” No pudo lograrse construir las condiciones para una “economía de valor democráticamente planeada y todavía parece discutirse si efectivamente se avanzó irreversiblemente a sustituir un Estado clasista “por una administración de asuntos públicos al servicio de las mayorías” desplazando la “democracia plutocrática por la democracia directa”.
Las ideas de Dieterich siguen pendientes a ser discutidos, así como el legado revolucionario de Chávez en lo ideológico-político. En el terreno económico, si las formas de propiedad social son sometidas a la lógica de la economía de mercado y siguen navegando en la economía de mercado serán bloqueadas y revertidas. No es posible avanzar en la construcción de la economía socialista sin ni siquiera haber clarificado los asuntos de la democracia social y participativa.
Por ahora, la transición al socialismo ha quedado congelada como una película entre el fotograma del pre-socialismo y los fotogramas del capitalismo rentista de estado realmente existente. La revolución ha sido detenida. Ya no podrán ayudar los consejos de Dieterich y tampoco parecen ayudar las formas de citación de Chávez, cada vez más vacías de los que fue su principal y ultima obsesión cuando regañaba a sus equipos de gobierno: ¿Y dónde está el socialismo en lo que estamos haciendo?
Ojala Chávez no haya arado en el mar. Eso depende del pueblo organizado y consciente, con su vanguardia sigilosa, una que no se perezca a la subcultura de los aparatos marcados por la historia de la politiquería, tacticismo y electoralismo existente. Así podrían asumirse cuestiones de mayor vuelo como:
“Propulsar la transformación del sistema económico, en función de la transición al socialismo bolivariano, trascendiendo el modelo rentista petrolero capitalista hacia el modelo económico productivo socialista, basado en el desarrollo de las fuerzas productivas.” (Programa de Gobierno de Hugo Chávez; 2012)
“Desarrollar el poderío económico en base al aprovechamiento óptimo de las potencialidades que ofrecen nuestros recursos para la generación de la máxima felicidad de nuestro pueblo, así como de las bases materiales para la construcción de nuestro socialismo bolivariano.” (Programa de Gobierno de Hugo Chávez; 2012)
No hay que irse por las ramas, la transición al socialismo bolivariano y democrático del siglo XXI parece estar  petrificada, congelada, interrumpida.
Anexos:
Discurso pronunciado en el “XVI Festival Mundial de la Juventud”
La Revolución Bolivariana y el Socialismo del Siglo XXI
Por: Heinz Dieterich | Jueves, 18/08/2005 06:42 PM | Versión para imprimir
Discurso pronunciado en el “XVI Festival Mundial de la Juventud”, 13.8.2005, Caracas, en la mesa, “La Revolución Bolivariana y el Socialismo del Siglo XXI”. Participación de Nicolás Maduro, Presidente de la Asamblea Nacional, Armando Hart, ex Ministro de Cultura y Director del Centro de Estudios José Martí (Cuba), Roberto Sáenz, Secretario de Estado de Miranda y Hugo Chávez Frías, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela.
1. Indigestión teórica
Se observa en la Revolución Venezolana una especie de indigestión teórica que se debe a la multitud de conceptos y paradigmas (modelos) que la población tuvo que asimilar en apenas seis años, entre ellos: Revolución Bolivariana, antiimperialismo, desarrollo endógeno, escuálidos y Socialismo del Siglo XXI. Considerando, que un estudiante tiene casi seis 6 años para aprender un solo paradigma científico (p.e., economía) queda evidente la magnitud de la tarea de aprendizaje.
Por la misma génesis de la Revolución no existe una vanguardia colectiva ni cuadros medios adecuados en el país que pudieran ayudar a la población en el debate de estos conceptos. La obra que aquí presentamos, “Hugo Chávez y el Socialismo del Siglo XXI”, de la Escuela de Bremen, al igual que la obra de la Escuela de Escocia, “Hacia un nuevo socialismo”, que presentaremos en noviembre de este año, pretende facilitar la discusión sobre estándares científicos de conocimiento y debate.
2. ¿Qué es la Revolución Bolivariana?
La Revolución Bolivariana puede ser definida como un proceso de transformación caracterizado por cuatro macrodinámicas: 1. la revolución antiimperialista; 2. la revolución democrática-burguesa; 3. la contrarrevolución neoliberal; 4. la pretensión de llegar a una sociedad socialista del siglo XXI.
Cada una de esas dinámicas es un frente de guerra en el cual la Revolución puede triunfar o ser derrotado. La dinámica antiimperialista es antagónica a la Doctrina Monroe y los intereses imperialistas de la Unión Europea. La dinámica democrática-burguesa es antagónica a la dinámica neoliberal, porque significa: a) la construcción de un Estado de Derecho y, b) el desarrollo de las Fuerzas Productivas. Ambas necesidades chocan con fuertes y arraigados intereses. En el campo, por ejemplo, los latifundistas han asesinado a 138 líderes campesinos, con absoluta impunidad, por la complicidad de los fiscales, jueces y cuerpos policiales y militares. Ni uno solo de los asesinos está en la cárcel.
De la misma manera, el desarrollo diversificador de las fuerzas productivas afecta poderosos intereses monopólicos nacionales y transnacionales. Pese a las mistificaciones, el llamado “desarrollo endógeno” del bolivarianismo no es nada nuevo ni representa ningún misterio teórico. Fue inventado por los ingleses hace 200 años y copiado, por su éxito, por los alemanes, japoneses, tigres asiáticos y ahora China. Resaltando diferentes facetas, se le ha llamado desarrollismo, cepalismo, sustitución de importaciones, economía social de mercado, socialismo espiritual (Arévalo) o keynesianismo. Se trata de una economía de mercado, orientada y dinamizada por el Estado corporativo en el pasado, y actualmente por un Estado más democrático.
En el Tercer Mundo contemporáneo, esta es la única vía de desarrollo económico posible para un proyecto popular. Es el mal menor frente al neoliberalismo. Con el desarrollismo democrático regional hay posibilidad de escapar al subdesarrollo. Con el neoliberalismo, el destino es África. Una tercera vía no existe. Para el socialismo no hay condiciones objetivas en este momento. Hay que desarrollarlas en consonancia con el desarrollismo democrática. Esto es lo que trata de hacer Hugo Chávez y está en lo correcto.
3. ¿Qué es el Socialismo del Siglo XXI?
Es una civilización cualitativamente distinta a la civilización burguesa. ¿Distinta en qué? En su institucionalidad. De ahí, que ser revolucionario significa hoy día luchar por sustituir la institucionalidad del status quo, es decir: 1. la economía de mercado por la economía de valor democráticamente planeada; 2. el Estado clasista por una administración de asuntos públicos al servicio de las mayorías y, 3. la democracia plutocrática por la democracia directa.
Este es el Nuevo Proyecto Histórico de las Mayorías de la Sociedad Global que llamamos Socialismo del Siglo XXI o Democracia participativa. La conquista de estas instituciones es la guía estratégica de la lucha. La fase de transición es la transformación del status quo a la luz de esa guía estratégica.
4. Formas de propiedad y carácter socialista
Entender el carácter socialista o capitalista de las formas de propiedad económica es un elemento clave para la sobrevivencia de la Revolución. Lamentablemente, el debate no ha logrado clarificar esa compleja temática, hecho por el cual muchos revolucionarios piensan que las cooperativas, la cogestión obrera y las empresas de producción social significan que Venezuela ya ha entrado en una fase del socialismo del siglo XXI. Esta opinión es equivocada.
Las tres formas principales de propiedad de la economía de mercado son: a) la sociedad anónima de capital variable, característica de las grandes corporaciones, b) la empresa de propiedad familiar y, c) las cooperativas. Las primeras dos son, en términos de la sociología de la organización, unidades militares, es decir, verticales. La única forma democrática es la cooperativa. Por lo mismo, es la más afín a la democracia económica del futuro, pero, al mismo tiempo, la más difícil de organizar. Sin embargo, su problema mayor reside en el hecho, de que tiene que operar bajo la lógica del macrosistema mercantil, cuyos parámetros de calidad, precio, tiempos de entrega, etcétera, son obligatorios para su desempeño, salvo que los subsidios del Estado le den grados de libertad que las empresas mercantiles no tienen.
Los tres tipos de empresa son como barcos en el mar, cada uno con diferente forma. Pero, independientemente de su forma, tienen que someterse a los movimientos del medio en que se mueve, para no hundirse. Si la cooperativa quiere liberarse de la tiranía del mar ---la lógica de la economía de mercado--- tiene que cambiarse hacia otro sistema de la realidad, es decir, la economía de equivalencias. Mientras siga navegando en la economía de mercado no es, ni puede ser socialista.
Lo mismo es válido para la cogestión obrera-sindical. Esa cogestión existe desde los años cincuenta en muchas de las corporaciones transnacionales alemanas, por ejemplo, la Volkswagen y la empresa química más grande del mundo, la BASF. ¿Cuál ha sido su experiencia? Cuando ahora algunos trogloditas neoliberales alemanes querían acabar con la cogestión, los mismos directores de las corporaciones se opusieron, porque, como alegan, esta institución ha sido “un éxito” para las empresas.
5. Requisitos objetivos de una economía socialista
Una economía es socialista, cuando opera sobre el valor, realiza intercambios de equivalencias y planea democráticamente los principales parámetros de la economía, tanto en la macroeconomía, por ejemplo, la tasa de inversión y el presupuesto nacional, como en la microeconomía, particularmente en cuanto a la tasa de plusvalía (plusvalor/capital variable), es decir, la intensidad de la explotación del trabajo.
Para poder construir una economía socialista tienen que haberse cumplido tres requisitos objetivos: 1. la disponibilidad de una matemática de matrices, por ejemplo, las tablas de input-output de Leontieff; 2. la digitalización completa de la economía y, 3. una avanzada red informática entre las principales entidades económicas.
Estas condiciones existen en su conjunto solo desde hace un lustro, hecho que explica, porque ni la URSS, ni la RDA lograron nunca construir una economía socialista, en el sentido de la economía política. La URSS, por ejemplo, tenía en los años ochenta apenas la capacidad para procesar alrededor de 2000 productos en valores (time inputs), cuando tenía más de 10 millones. No había condiciones objetivas para una economía socialista. Trágicamente, la humanidad se encontraba todavía en una especie de protosocialismo o socialismo utópico.
6. El socialismo del siglo XIX y del siglo XXI
Estudiar a los clásicos, como proponen los compañeros del socialismo histórico, es correcto. Sin embargo, esa afirmación requiere dos especificaciones: a) se trata de una condición necesaria, mas no suficiente, para la transformación socialista de hoy; b) los tiempos de la revolución bolivariana y socialista latinoamericana no son suficientes para concientizarse primero con el estudio de los clásicos, para después pasar a la actualidad socialista; el proceso es demasiado frágil para permitir esta secuencia. Hoy día debe concentrarse todo el tiempo y todo el esfuerzo en el estudio de las dos propuestas concretas de la nueva sociedad, la de las Escuelas de Bremen y de Escocia, porque la contrarrevolución interna en Venezuela y en América Latina avanza con mucha mayor velocidad de lo que parece visible.
Entre el socialismo de Marx y Engels y el socialismo del Siglo XXI no hay ninguna competencia ni incompatibilidad. Su relación es la que existe entre los paradigmas de Newton y las de la física cuántica o, también, del paradigma de Darwin y el paradigma de Watson y Crick. Para la realidad del siglo XXI, ambos son imprescindibles.
7. Las tareas y el momento histórico de la Revolución
Lenin definió en 1922 las tareas de la Revolución rusa como “poder soviético y electrificación”, es decir, la construcción del Estado socialista y el desarrollo de las fuerzas productivas. En Venezuela, en 2005, las tareas son seis:
1. Construcción de un Estado de derecho eficiente; 2. Desarrollo de las Fuerzas Productivas; 3. Construcción del Poder popular; 4. Avanzar la teoría de la transformación desarrollista y socialista; 5. Construcción del Bloque Regional de Poder y, 6. Desarrollo de la vanguardia y de los cuadros medios.
Después del fallido ataque al Cuartel Moncada, Fidel Castro recibió en la cárcel una carta con información sobre los empeños políticos que los revolucionarios libres estaban realizando en la isla. Fidel reorientó el esfuerzo, sugiriendo que todos los recursos y cuadros se dedicasen a la reproducción y distribución de su ensayo, “La historia me absolverá”. La razón de esa instrucción era evidente: convertir el Proyecto Histórico de los revolucionarios en fuerza material de transformación, por vía de las masas.
Esta es la situación actual en Venezuela. Solo el estudio y la discusión sistemática nacional y científica sobre el Socialismo del Siglo XXI y su fase de transición pueden generar la vanguardia y los cuadros medios, sin los cuales el Bolivarianismo no podrá triunfar en las cuatro dinámicas que le dan su fisonomía particular: su fisonomía particular que es, al mismo tiempo, sinónimo de sus campos de batalla.
LA RUPTURA CON HUGO CHAVEZ
Hoy día, la gran oportunidad de Chávez de construir el primer Socialismo científico y democrático del Siglo XXI, se ha perdido para siempre.
EL UNIVERSAL
Lunes 15 de agosto de 2011  06:41 PM
HEINZ DIETRICH

1. Ruptura en el Festival Mundial de la Juventud
El día 13 de agosto de 2005, en el marco del Festival Mundial de la Juventud, el Presidente había autorizado un gran acto público sobre el Socialismo del Siglo XXI, en el Teatro Teresa Carreño. Ante dos mil dos cientos participantes de todo el mundo, Darío Vivas, Nicolás Maduro y Yo explicaríamos el nuevo orden social. Después de mi intervención, el Presidente pronunciaría las palabras de la clausura.
Darío, Nicolás y yo preparábamos nuestras ponencias en un camerino, cuando nos llamaron a la mesa. Ya sentados, se acercó un mayor de la escolta del Presidente y dijo: "Doctor, al terminar este evento, Usted va con el Presidente en su carro a Fuerte Tiuna (Base militar de Caracas, H.D.), donde van a explicar a cuatrocientos invitados internacionales, lo que es el Socialismo del Siglo XXI."
2. ¿Verdad científica o compromiso diplomático?
Hablar ante más de dos mil jóvenes del mundo sobre el Socialismo del Siglo XXI era una oportunidad única para dar a conocer la teoría del nuevo socialismo científico. Pero, la oportunidad entrañaba un dilema. Mientras la razón de Estado y los imperativos diplomáticos aconsejaban decir lo políticamente correcto ---que Venezuela avanzaba triunfalmente por la vía anticapitalista del Socialismo del Siglo XXI--- mi ética científica y política me obligaba a hablar con la verdad ante la juventud mundial.
Prioricé la verdad y dije: "Aquí no hay socialismo en el sentido histórico del término. Lo que se hace es crear las condiciones para una sociedad más justa [...] Venezuela estaba destruida por una mala administración y la estrategia que escoge el Presidente Chávez para reconstruirla es la misma que usó Alemania después de su destrucción, en 1945: la economía social de mercado [...] El socialismo del siglo XXI sería la transición de lo actual hacia una economía que no será para el crecimiento individual [...] La idea sería volver [...] a la economía de equivalencias, democráticamente planeada por los ciudadanos, que no opera sobre los precios sino sobre el valor (el tiempo invertido en el producto) [...]."
3. La reacción del Presidente
La reacción del Presidente fue fuerte e inmediata. En cuanto tomó el micrófono reiteró varias veces, molesto, que: "En Venezuela el socialismo es y será cristiano y bolivariano". Después de su discurso el evento terminó y él y su escolta se fueron. El mayor no volvió a la mesa para llevarme al carro del Presidente, como se había convenido, y yo, por dignidad elemental ---que todo ciudadano debe tener ante cualquier funcionario de Estado--- tampoco me acerqué a él, ni a Hugo Chávez.
4. La ruptura definitiva
El 14 de junio del 2007, presenté la vigésima reimpresión de mi libro, Hugo Chávez y el Socialismo del Siglo XXI, en el Teatro Teresa Carreño, con el ex Procurador General de la República y Diputado de la Asamblea Nacional, Carlos Escarrá Malavé, y el Ministro de Defensa, General en Jefe Raúl Isaías Baduel. Ambos habían contribuido prólogos a la obra. Invité al Presidente, pero no pudo participar.
En el prólogo del libro y en la presentación, el Ministro de Defensa dejó claro que estaba de acuerdo con un Socialismo del Siglo XXI científico, democrático y concordante con la idiosincrasia venezolana. El 18 de julio del 2007, en su discurso de entrega del Ministerio de Defensa, el General reiteró ante el Presidente, las Fuerzas Armadas y la televisión, su posición frente al nuevo socialismo proclamado por Hugo Chávez.
"El término Socialismo lamentablemente no tiene un significado uniforme...y de allí quizás la incertidumbre... que se genera en algunos sectores de la vida nacional cuando siquiera se le menciona. El llamado del Señor Presidente Hugo Chávez a construir el Socialismo del Siglo XXI, implica la necesidad imperiosa y urgente de formalizar un modelo teórico propio y autóctono de Socialismo que esté acorde a nuestro contexto histórico, social, cultural y político. Hay que admitir que este modelo teórico hasta los momentos, ni existe ni ha sido formulado y estimo que mientras esto sea así, persistirá la incertidumbre en algunos de nuestros grupos sociales. (...)
"En el Aló Presidente del 27 de marzo de 2005, el Señor Presidente Chávez indicó, cito: >el Socialismo de Venezuela se construiría en concordancia con las ideas originales de Carlos Marx y Federico Engels>... Reiterando lo que al respecto he mencionado en una oportunidad anterior, si la base para la construcción del Socialismo del Siglo XXI es una teoría científica de la talla de la de Marx y Engels, lo que construyamos sobre ella no puede serlo menos, so pena de que la estructura construida no pase a ser más que una humilde choza, levantada sobre los cimientos de un rascacielos."
5. Reacción violenta
Para toda persona racional era claro que ese discurso del militar ---que le salvó la vida al Presidente durante el golpe militar del 2002 y quién salvó a la Patria de una tiranía que iba a ser un híbrido entre la dictadura militar de Pinochet (Chile) y la de Micheletti (Honduras) --- era una demanda legítima y una oferta de cooperación en la construcción del Socialismo del Siglo XXI. Sin embargo, el Presidente montó en cólera y, entre otras cosas que no viene al caso relatar, dijo: "¿Dónde está Heinz y por qué no se ha acercado más?" El Ministro le dijo, que yo estaba haciendo lo de siempre ---trabajar en la universidad--- y que me había cansado de buscarlo en el laberinto de su burocracia. Chávez llamó de inmediato a su Ministro de la Presidencia y le ordenó contactarme.
6. La burocracia quema las últimas naves
Algunos días después sonó mi teléfono de casa. Era Miraflores. El Ministerio de la Presidencia quería "verificar" mi número de teléfono. Dentro de dos horas el Ministro de la Presidencia me iba a llamar, porque el Presidente quería hablar conmigo en un país que iba a visitar pronto. La llamada del Ministro de la Presidencia nunca se concretizó y cuando finalmente pedí explicaciones a Miraflores, la oportunidad del encuentro ya había pasado, porque el Presidente se había regresado a Venezuela. A mi pregunta, de por qué no me habían avisado a tiempo, una directora del Ministerio de la Presidencia me dijo, que tuvieron problemas para encontrar mi número telefónico.
7. Una humilde choza
Hoy día, la gran oportunidad de Chávez de construir el primer Socialismo científico y democrático del Siglo XXI, se ha perdido para siempre. Y la estructura presentada como tal, efectivamente, no pasa a ser más "que una humilde choza, levantada sobre los cimientos de un rascacielos", que construyeron Marx y Engels.