sábado, 29 de octubre de 2011

1932-2012: a 80 AÑOS DE “CON QUIEN ESTAMOS Y CONTRA QUIEN ESTAMOS” (ROMULO BETANCOURT DIXIT)

Los tiempos son duros pero modernos” (Proberbio Italiano)

En 1995 en tierras Argentinas, Jacques Derrida organizó una interesante conferencia titulada “Historia de la mentira: prolegómenos”. En la misma desplegó argumentos acerca de la fabulación, los fantasmas y el problema de mentira bajo las nuevas condiciones del capitalismo tele-mediático, e incluso reflexionando sobre cómo la mentira política es solidaria con los despotismos de todos los pelajes. Veremos su estricta relación con el papel de las promesas, con los enunciados realizativos y con aquella historia del error, o la historia del “mundo verdadero”, que dibujo el propio Nietzsche, en su particular “filosofía de la sospecha”.

Adicionalmente, hace ya cierto tiempo, hurgando en las relaciones entre las lecturas abiertas de Marx, los procesos ideológicos y sus aspectos semio-lingüísticos, nos topamos con aquella "Crítica de la Razón Cínica" de Peter Sloterdijk, donde establecía momentums de la crítica ideológica:

“El malestar de la cultura ha adoptado una nueva cualidad: ahora se manifiesta como un cinismo universal y difuso. Ante él, la crítica tradicional de las ideologías se queda sin saber que hacer y no ve donde habría que poner en la conciencia cínicamente lúcida el resorte para la ilustración. El cinismo moderno se presenta como aquel estado de conciencia que sigue a las ideologías naïf y a su ilustración. El agotamiento manifiesto de la crítica de la ideología tiene en él su base real (…) la serie de formas de falsa conciencia que ha tenido lugar hasta ahora: mentira, error, ideología está incompleta. La mentalidad actual obliga a añadir una cuarta estructura: el fenómeno cínico.”

Y añade Sloterdijk: “Cinismo es la falsa conciencia ilustrada. Es la conciencia modernizada y desgraciada, aquella en la que la ilustración ha trabajado al mismo tiempo con éxito y en vano. Ha aprendido su lección sobre la ilustración pero ni la ha consumado ni puede siquiera consumarla”.

En fin, como si para la aproximación a los procesos ideológicos ya no hiciera falta una genealogía del error, de la mentira o de las estructuras de falsa conciencia necesarias para la reproducción de la lógica de dominación en el terreno mismo de la producción de sentidos y significaciones, se trata ahora de dar cuenta de quienes hacen gala de expreso cinismo: saben lo que hacen, pero lo hacen, porque las presiones de las cosas y el instinto de auto-conservación, a corto plazo, hablan el mismo lenguaje y les dicen que así debe ser.

Estas presiones de las cosas y su lenguaje (lo que los técnicos de la manipulación de lenguaje, y por ende, de las conciencias llaman: "control de daños", "gestión de la percepción", "ingeniería mediática de la realidad"), nos recuerdan además los últimos acontecimientos protagónicos de la OTAN en Libia y la pregunta terminal que rodea estos episodios de truculencia cínica: ¿Quién manda aquí?. El performativo imperial es claro: ¿Aquí quien manda es la OTAN!

El “aquí” cosmopolita nos lleva a lo que algunos entrañables amigos han llamado “Imperio”. El cinismo imperial no tiene nada que ocultar, nada que enmascarar, no hay allí lugar para el error ni para mentira alguna, simplemente reiteran de manera cruenta, clara y descarnada quien debe o no ocupar de verdad, el lugar asignado en la geometría del mando y la obediencia global, de acuerdo a quienes, “bombardeando indiscriminadamente”, dicen que así debe ser.

El “aquí” puede ser Washington, Nueva York puede ser París, ser Berlin, puede ser Sirte, puede ser Kabul, puede ser El Caíro, puede ser cualquier lugar llamado por los líderes del Pentagonismo descrito ya hace rato por Juan Bosch (siguiendo una larga tradición): “Nuestro Patio Trasero”.

De allí que, sea preciso analizar cómo 80 años después de enunciar uno de los más virulentos discursos contra la geopolítica imperialista contra Venezuela, la cual suponía que nuestro país sería botín codiciado por sus recursos petroleros, “nuestro compatriota” Rómulo Betancourt ofreciera en 1932 toda una gama de promesas contra el "bandidaje yanqui", que podríamos evaluar 80 años después, si se trataba de errores, mentiras, auto-engaños, auto-sugestiones, falsa conciencia o simplemente cinismo.

¿Podrán sus cachorros ideológicos 80 años después, ya con candidatura para primarias de la llamada MUD (Mesa de Unidad Democrática), mirarse en el espejo de estas promesas y decir: “Yo prometo”? ¿Quien le creerá una promesa a un adeco, otrora furibundo anti-imperialista, tercermundista y socialista hoy?

Leamos con detenimiento algunas de las “promesas” de Betancourt en 1932, cuando aún en Costa Rica hacia gala de adscripción al materialismo histórico (y al manual de Bujarin dixit):

Ya constituimos, desde aquí y para mañana, el núcleo inicial, consciente de lo que quiere y seguro de lo que podrá hacer, de un partido político revolucionario, de confesa y militante filiación socialista.”.

Primera promesa rota: construir un partido político revolucionario de confesa y militante filiación socialista. ¿Hasta cuando el futuro PDN y luego AD fueron partidos revolucionarios y socialistas?

Continúa Betancourt “(…) perseguimos por vías revolucionarias la destrucción del despotismo, más, destruyendo al mismo tiempo su base social -la alianza capitalista-caudillista. En consecuencia, son nuestros enemigos irreconciliables, en el plano de la acción política, y contra ellos estamos y estaremos: a) La burguesía imperialista internacional, mediatizadora de nuestra economía, y su aliada nativa, la clase nacional de latifundistas y de grandes señores del comercio y de la industria, y b) el caudillaje militar.”

Segunda promesa rota: ¿hasta cuando sus enemigos irreconciliables se convirtieron en sus aliados reconciliables, e incluso es sus amos?

Continúa: “En la lucha anti-imperialista, ya tenemos hoja de servicios. Militantes activos de esa lucha hemos sido en las Antillas, en la América del Centro y en la del Sur; y de esa actuación cumplida conservamos un bagaje de experiencia y de conocimientos, que de utilidad nos será para la actuación de mañana, ya dentro de Venezuela. El fenómeno de la penetración capitalista internacional en nuestros pueblos de América Latina, y de la dependencia económica y política de ésta de los grandes trusts yanquieuropeos, lo hemos estudiado en los libros y sobre la realidad objetiva, durante estos años de vida andariega por las tres Américas que han sido de laborioso aprendizaje y no de «turismo revolucionario» (…)”.

Tercera promesa rota: ¿Donde dejó atrás su hoja de servicios anti-imperialista para dedicarse al deslinde ideológico y organizativo frente a la construcción de una organización revolucionaria, socialista y de izquierda, para hacerle morisquetas amigables y discursos complacientes a Washington y a López Contreras (1938-1939)?

Y para alertar los sentidos: “Contra la burguesía venezolana es esta la primera declaración de guerra, franca y concreta, que hacemos. Confesamos que nos había faltado resolución para romper con ella. Todavía nos ofuscaba el recuerdo de sus pantomimas con el grupo universitario, cuando regresamos del Castillo; aún nos duraba la cándida ilusión que entonces tuvimos de que esa gente era sinceramente revolucionaria. Ya, a esta fecha, la experiencia de cuatro años de activo trajín político y el estudio en que hemos desvelado las horas que el otro trajín —el de la lucha por una situación personal sin ribetes de bohemia y reacia a inspirar lástimas— nos dejó libres, le han dado al grupo un criterio estimativo realista, penetrante. Por eso, hoy vemos diáfanamente cómo en su mayoría, los ricos señores de Venezuela -los mismos que alguna vez se disputaron el trofeo de nuestras boinas, para conservarlas como recuerdo de quienes constituíamos «esperanzas para la patria» carecen de sensibilidad democrática y son explotadores de las clases trabajadoras del país y aliados de ayer, de hoy y de mañana del primer mandón que les garantice impunidad en sus turbias trapisondas.(…) Si contra estos sectores, nativos e injertados en nuestra sociedad insurgimos, si contra lo que signifique, hoy o mañana, arbitrariedad y explotación insurgimos es interpretando lealmente las apetencias populares, las necesidades y anhelos de la multitud. Con ellas estamos. Con las clases explotadas, con el camisa-de-mochila, con el pataen-el-suelo, con las peonadas de los hatos, con los siervos de los latifundios cafetaleros, con los obreros de las petroleras, con los dependientes de las pulperías, con los medianeros de los ingenios, con el pequeño comerciante arruinado por la competencia capitalista, con el pequeño propietario absorbido por la gran propiedad, con el maestro de escuela y demás intelectuales proletarizados que a precios miserables venden su ciencia o sus cuartillas, con los soldados reclutados en leva forzosa, con el empleado público subalterno, con toda clase, en síntesis, integrada por nuestros hombres de músculo o de pensamiento que por salarios de hambre entregan su fuerza de trabajo al gobierno o a los patrones particulares, nacionales o extranjeros.”

Cuarta promesa rota: ¿Con quien estaba Betancourt y contra quién estaba en 1932 y en 1939?

Para que no quede duda: “Serán esas clases trabajadoras, revolucionariamente orientadas, rigurosamente disciplinadas, dignificadas por la conciencia de su destino y por el fanático convencimiento de que la lógica de la historia las señalan como sucesoras de la burguesía en el gobierno de los pueblos, las que, desde el poder, actualizarán nuestras posibilidades nacionales, forjando un tipo de Estado nuevo, antimperialista y socialista, instrumento del pueblo para la realización de la justicia social.”

Como nos recordaba Derrida, mentir sería dirigir a otro una serie de enunciados (constatativos o realizativos) que el mentiroso sabe, en conciencia, en conciencia explícita, temática, actual, que constituyen aserciones total o parcialmente falsas (…) Tales actos intencionales están destinados al otro, a un otro o a otros, para engañarlos, para hacerles creer (aquí la noción de creencia es irreductible, aun cuando permanece oscura) en lo que se ha dicho, cuando por lo demás, se supone que el mentiroso, ya sea por un compromiso explícito, un juramento o una promesa implícita, dirá toda la verdad y solamente la verdad. Lo que aquí cuenta, en primero y en último lugar, es la intención del acto de discurso.

80 años después de aquellos virulentos análisis dialécticos y discursos materialistas de Betancourt sobre el imperialismo yanqui-europeo, cuando expresaba:Que el gobierno yanqui no es «democrático» ni es «grande», sino que esa oligarquía de cuáqueros y de judíos aventureros e inescrupulosos, ha cometido, comete actualmente y está dispuesta a cometer en toda época, los peores actos de bandidaje contra nuestros desorganizados pueblos de América Latina.”; donde planteó la necesidad de forjar un Estado anti-imperialista, socialista, instrumento del pueblo para la realización de la justicia social, queda de nuevo la duda:

¿Errores, mentiras, falsa conciencia, cinismos?. ¿Qué queda en pie de aquellas promesas dirigidas hacia el mañana por Betancourt, y que hoy borran de su memoria, archivo, registro sus más fieles y desvergonzados seguidores, en todos sus relatos para la acción política?

La respuesta de la historia terminó siendo patética: mendigar actualmente apoyo político y dinero “cash” al “gobierno yanqui” que su padre fundador reconocía que: “ha cometido, comete actualmente y esta dispuesto a cometer en toda época, los peores actos de bandidaje contra nuestros desorganizados pueblos de América Latina”. En fin, unirse a los "bandidos"

Ademas reconocía dos elementos que llaman a la reflexión aún hoy:

a) “Por estas circunstancias, cuya evidencia es innegable, el imperialismo, cuando inició su asalto contra nuestra riqueza petrolera, se halló con un país económicamente retrasado y con una superestructura política correlativa a ese retraso”.

b) “No es cosa de iniciados, sino que a diario se publica en la prensa de izquierda internacional, en cuenta yanqui, la noticia de que la Standard Oil y demás compañías petroleras con intereses en Venezuela trabajan desembozadamente para integrar con nuestro estado Zulia y con el Catatumbo colombiano una república «independiente», gemela de la de Panamá.”

Hablemos con responsabilidad. Año 2012, 80 años después uno podría retomar aquella pregunta tal elocuentemente elaborada por el “revolucionario” Betancourt: ¿Con quienes estamos y contra quienes estamos? ¿Quién promete qué a quienes? ¿Quién garantiza que esas promesas no serán solo palabras, palabras y más palabras? ¿Quién impedirá los peores actos de bandidaje yanki contra nuestros pueblos? ¿Será acaso la Mesa de Unidad Democrática, será acaso el Gran Polo Patriótico? ¿O ninguno?

¿Cuántos “saltos de garrocha” ideológica seguiremos presenciando en la historia de la calamitosa izquierda venezolana, con sus tragicómicas volteretas de máscaras ideológicas ? ¿Cuántos repetirán hoy a los cuatro vientos esta retórica anti-imperialista romulera en el seno de la revolución bolivariana o fuera de ella, para terminar luego en los brazos de la derecha y del cinismo imperial?

Para el 2012 no bastan palabras. Sabemos que la MUD es una clara opción de derecha, del FMI-BM y del Pentágono. Pero, ¿existen ciertamente izquierdas con mejores argumentos y con políticas que logren una efectiva auto-afirmación nacional-popular?

¿Sera el Gran Polo Patriótico un espacio para parir a nuevas voces, nuevas prácticas, nuevas políticas desde una multiplidad de izquierdas inSURgentes, que no recaigan en el mimetismo de siempre, con su colonialismo intelectual y su colonialismo interno?

Después de profundizar en la trayectoria ideológica del “Padre de la Democracia” (con todos sus giros, vueltas, revueltas y morisquetas), y constatar que sus cachorros ideológicos se entregaron sin resistencia alguna al “beso mortal” (Gonzalo Barrios dixit) del FMI-BM, ¿Cuánto de éste adecaje no sigue siendo parte de la subcultura política de las izquierdas realmente existentes en el país?

No podemos ser “optimistas ingenuos”. Ya cándido dijo ser Betancourt. Unos (la vieja izquierda de aparato), repite a los cuatro vientos los estribillos ideológicos del guión estalinista en clave de “leninismo tropicalizado”, "oportunismo de izquierda" y de “sectarismo en gotas” (¡Cuánto faltaría de debate sobre sus extravíos en el seno de las constelaciones marxistas!), como si nada hubiese ocurrido entre 1917 y 1989, como si la verdadera “teoría revolucionaria” estuviese allí, prístina, disponible, como aquellas ideas platónicas sólo para los iniciados jacobinos y blanquistas, claro está, tan iluminados por su “vanguardismo paupérrimo”.

Otros (la izquierda retórica), hace malabarismos romuleros con “mordidas a la mexicana” y “engordes de prebendas”, para “hacernos creer en lo que se ha dicho, pero que no se ha hecho ni se hará” al mejor estilo adeco, llevándonos a los mismos escenarios de la institucionalizada y desmantelada “Revolución Mexicana”: el Priismo a la venezolana (¿es el PSUV distinto en sus mentalizaciones ideológicas asociadas a la movilidad social ascendente por la vía de la corrupción al PRI mexicano?), con la consecuente burocratización de la “revolución bolivariana”. Habrá que enseriar entonces la cosa, si todavía se quiere balbucear alguna idea-fuerza y ser consistentes con prácticas de izqueirda. ¡Al que le caiga, le chupa…!

sábado, 15 de octubre de 2011

DINOSAURIOS, MINOTAUROS Y UNICORNIOS:

Para el diseño de los socialismos democráticos y democracias socialistas en el siglo XXI, nos encontramos ante un paisaje rodeados de “Dinosaurios”, “Minotauros” y “Unicornios”.

Los Dinosaurios traducen las viejas referencias teórico-ideológicas, que se repiten como doctrinas coaguladas o cristalizadas, los marxismos-leninismos de todos los pelajes, inventados y codificados en tiempos estalinistas, expresando la cosificación o la alienación del “pensamiento revolucionario”, el olvido de la potencia marxiana, un Marx ya no crítico ni creativo, ni abierto ni inconcluso, sino repetitivo, calco y copia, tradición, doctrina y ortodoxia. Dinosaurios propagadores de dogmas inmodificables, ajenos a la falibilidad, ajenos a la rectificación histórica, ajenos a la invención, como se ha diseminado pues: si la teoria no da cuanta de la realidad, entonces “peor para la realidad”.

Los Minotauros, expresión del sacrificio despótico y totalitario que transcurre como sombra de poder en la utopía concreta acrata, socialista y comunista, cuando de ellas se apodera la hubrys, la desmesura del poder como lógica de la dominación fría, calculadora y cargada de la pasión por colocar a otros en el lugar obsceno de la sujeción, del sometimiento, en objeto de servidumbre, lugar de todos los laberintos y gulags que se han construido en nombre de la emancipación, paradoja autoritaria que remite no al terreno de la objetividad histórica como justificación de los desmanes, sino al propio terreno de la subjetividad revolucionaria, cuando es devorada, engullida, desintegrada por la tentativa del fascismo social, por el sectarismo, por el discurso-Uno, por la degradación de la política revolucionaria convertida en purga, paranoia y policia; en fín, cuando en la subjetividad revolucionaria se ha interiorizado la identificación con el agresor y con el victimario: el “buen revolucionario” se ha convertido en “agente de represión”, persecusión y tortura. Los minotauros traducen la muerte de la critica y de la creación heroica, apologia del sacrificio, maquiavelismo extremo del poder por el poder, simple técnica para conquistarlo y conservar el dominio y su arrogancia a cualquier precio.

Los Unicornios remiten a las fábulas de la utopia cuando no se extravían los caminos de la Emancipación, a los fuegos bajo el agua a los que se refirió Isacc Pardo, cuando publicó uno de los más hermosos tratados sobre el Principio Esperanza, de manera comparable a la obra de Ernst Bloch, quien apelo al marxismo cálido como metáfora de confrontación ante el marxismo frio de las nomenclaturas, lucha pues contra todas las vallas mentales y físicas, contra todos los encierros, condición fundamental de los Unicornios sera la de derribar todas las jaulas y prisiones: mentales, morales, religiosas, económicas, sociales preexistentes, superación de gobernadores, satrapas, tiranos, patriarcas e inquisores. Luchas contrahegemónicas en fín, para colocarnos frente a frente no ante el mundo cerrado sino ante diversas perpectivas que son espacios de posibilidades. Hay algo más que una simple oposición entre lo “viejo” y lo “nuevo”, artilugio moderno por excelencia, o entre aquello que forma parte del un pasado “realmente existente” y de un “mundo imaginario” y por tanto, posible; sino una invocación a la prudencia experimentalista para no caer de nuevo en las diversas figuras de la Barbarie, encarnadas en los despotismos de derecha y de izquierda.

Los unicornios encarnan, entonces, la imprescindible conexión entre la democracia, el socialismo y la emancipación, sin la cual, la utopía merece devenir, como diría el filósofo pragmático y liberal-democrático, Richard Rorty, una “fantasía privada”, hasta tanto no se reencuentren efectivamente los hilos de Ariadna para tejer entre múltiples y singulares subjetividades los caminos de la emancipación.

EL "GRAN POLO" NACIONAL-POPULAR:

“Los pueblos miran a veces como su liberación a lo que suele no ser sino una disputa de reemplazo entre las estirpes de sus amos”

(Rene Zavaleta Mercado. Intelectual Boliviano)

1. El “Polo”: ¿La revolución que necesita la revolución?

He escuchado recientes comentarios críticos de colectivos feministas cuestionando el calificativo de “patriótico” al Gran Polo que ya comienza a animarse. Considero que hay que aprender a escuchar a profundidad las críticas, pués en ellas se animan nuevas maneras (bastante creativas por cierto) de interpretar y comprender la política y lo político en tiempos de inSURgencia que llamamos por convención “revolución”. ¿Habrá o no habrá revolución?

2. Ha llegado la hora de escuchar y asumir la critica de la potencia plebeya:

Las críticas son parte de la potencia de las voces insurgentes, subalternas y plebeyas que redefinen las reglas impuestas por las difentes formas de violencia simbólica y hegemonía cultural de la “Ciudad Letrada” (Angel Rama dixit), metáfora que utilizo para dar cuenta de las vicisitudes de la estructura de sentimientos y de pensamiento de las elites transculturadas, transnacionalizadas, mimetizadas, mediáticamente administradas, cuyas marcas racistas y clasistasson harto evidentes en sus discursos de autoverguenza étnica, desprecio y jerarquización simbólica frente al mundo popular subalterno.

Como ellos mismos lo plantean: se auto-describen como encarnaciones de la “sociedad decente”, de la “sociedad democrática” en clave (claro) liberal-moderna. Frente este complejo propio de la “cultura de la dependencia”, es preciso visibilizar y escuchar atentamente la expresión de las voces, cuerpos, sentidos, sígnos y símbolos de lo que llamaría como “potencia plebeya”, que no sólo agrupa al proletariat, sino además a los sectores medios que quieren ir más allá de una promesa de movilidad material ascendente, los sectores campesinos, estudiantes, mujeres que son mayoría, empleados públicos, a toda la masa popular urbana marginada, precarizadas o desempleadas, a la plebe, a pequeños y medianos productores de la ciudad y el campo, a los militares bolivarianos y progresistas, a comunidades de base cristianas, a los pueblos negros insumisos y a la resistencia indígena. Todos y todas están convocadas a no claudicar ante la posibilidad de concretar la esperanza tantas veces maltratada.

3. El sujeto popular subalterno. La diversidad y el multiverso son principios insobornables:

Aquí, no se trata de una diversidad o pluralidad de “marketing político”, sino un fenómeno producto de la sedimentación histórica de nuestra heterogeneidad social, política y cultural. El sujeto popular subalterno es el horizonte de confluencia ideológico-política, justamente de ésta multi-inserción social en relaciones sociales de producción, distribución y consumo derivadas de laheterogeneidad social, política y cultural, de las tensiones urbanas, de las relaciones ciudad-campo; y en ellas, de una territorialidad política de relaciones entre etnias, clases y regiones que constituyen nuestra realidad nacional-popular, como decimos ahora pluriétnica y pluricultural.

Esta debería ser una cualidad del “Grán Polo”, escuchar y recoger a fondo la crítica y la creatividad de todas éstas subjetividades populares subalternas, procesarlas sin grande complejos o rollos, sin caer en las diatribas que caracterizaron la “enfermedad infantil” de la izquierda grupuscular y sectaria en Venezuela: pelear y dividirse por pequeñeces, por caudillajes, por ego-políticas, por el control de cuotas de poder y por dogmatismos estériles.

4. Por un “Polo Nacional Popular”:

Sin necesidad de cambiar la codificación anunciada por el compañero Chávez, para fines de síntesis política basta hablar del “Gran Polo” o símplemente del “Polo”. El significante “Polo” ya rueda con su propia velocidad y vivirá su propio proceso de aceleración y crecimiento exponencial.

Lo fundamental será su potencia y capacidad de articulación de demandas deradicalización democrática, de profundización de la agenda de luchas populares y de recuperación plena de Centros Nacionales de Decisión sin los cuales no podran apalancar un Proyecto Estratégico Nacional para la edificación de un específico y particular proceso de transformación estructural bajo el horizonte de unaDemocracia Socialista, participativa y libertaria, con Desarrollo Humano y Buén Vivir, una revolución democrática, socialista, cultural, ecológica y descolonizadora que implica someter a de-construcción todos los supuestos revolucionarios acerca del socialismo del siglo XX, que son hoy completamente inviables (desarrollismo, despotismo burocrático, sistema de partido único, estatismo, dogmatismo, sectarismo, ausencia de conducción colectiva, precariedad de instancias de renovación interna permanente) en el proceso de reunificación de fuerzas sociales y políticas que construyen (repetimos) “mayorías nacional-populares”.

5. Contra la restauración del “pacto de elites”:

La re-politización y su re-polarización de las mayorías nacional-populares se plantea frente a la estrategia, tácticas y operaciones de restauración del “pacto de elites” que colapsó precisamente, con la entrega del país a la Agenda Neoliberal e Imperial por CAP (“El Gran Viraje”) y por Caldera (“La Agenda Venezuela”). ¿Qué hay de nuevo y auténticamente renovador en la MUD o en sus satelites ideológicos, que no sea reciclar las ideas-fuerza de estos proyectos pro-capitalistas y subordinados a Washington, apalancado los intereses de los sectores económicos dominantes del país y sus nomenclaturas politicas? En sustancia, nada. Ahora en tiempos de máscaras electorales, escuchamos sólo eufemismos, incluso bajo la ilusión Socialdemócrata Betancourista, o peor aún, del retorno del espejismo CAP: “El gran líder tercermundista”, “La Gran Venezuela” y el “Gran Viraje”, “Democracia con energía” y “Progreso para todos” con su inmediata consencuencia: la masacre popular en el llamado “Caracazo”.

6. Contra la trampa del socialismo burocrático:

Por el otro lado, hay que evitar a toda costa caer en la trampa del socialismo burocrático del siglo XX, que le da fuerza al viejo espantapajaros del “castro-comunismo”. Seguir con el calco y copia, con la nostalgia de la derrota de los años 60, implica quedarse empantanado en los sentimientos de fracaso. Hay que virar hacia delante, con critica y creación heroica, como diría Mariategui. Un nuevo socialismo indo-afro-latinoamericano espera por contenidos y formas radicalmente distintos, ciertamente con memoria de luchas, pero con balance de inventario para no repetir viejos errores.

7. El nuevo bloque histórico se llama popular-bolivariano:

Algunas corrientes socialistas, populares, nacionalistas le colocan sus propios aliños al “Polo”: “Polo patriótico-popular”, “Polo revolucionario”, “Polo bolivariano”, “Polo chavista”, “Polo socialista”, etc. Yo agregaré un aliño: “Polo nacional-popular”. Una caracterización adecuada de lo nacional-popular permite comprender el proceso de articulación y construcción de identidades, alianzas y reagrupamientos en la construcción del nuevo bloque histórico popular-bolivariano.

En primer lugar, la revolución bolivariana puede sintetizarse en un vasto esfuerzo de auto-afirmación colectiva. Autodeterminación como pueblo. Pués lo nacional-popular se opone a la construcción nacional de las elites, oligarquias y patronatos proclives a la negociación de la soberanía al mejor postor, también estructura de sentimientos y pensamientos en torno a la cultura popular, a las fuerzas de la nación profunda pensando su alteridad frente a la transculturización que se despliega desde la ciudad letrada y desde la virtualización transnacional-massmediática.

Búsqueda además de nuestra diferencia específica. Se trata de la politización delnacionalismo popular revolucionario, configurándose entonces una concepción de la historia en torno al antagonismo entre la nación-popular y la antinación cada vez mas cooptada por los vectores transnacionales de la globalización neoliberal, polos condensadores de la liberación y la alienación histórica.

8. ¿Y cual el es problema? Nacionalismo popular de izquierdas:

El espacio de recuperación nacional pasa por el horizonte de visibilidad de lacentralidad popular, proletaria, campesina, tanto mestiza, como negra e indígena. La categoría de Nación en términos abstractos o nacional-estatales, debe ser desplazada por la categoría del mundo de vida popular subalterno, reconociendo sus contenidos de clase, pero mucho más allá de las plantillas eurocéntricas de clase, para redefinir el Estado, el gobierno y la política desde lavoces y cuerpos plebeyos presente en el campo popular-subalterno. La nación ahora, no será punto de partida de un relato ya construido desde los vencedores, sino más bien el punto de llegada de una puesta en movimiento de las prácticas y voces de los vencidos, después de transitar por el reconocimiento e inclusión de étnias, clases sociales y regiones relegadas en las políticas del Estado.

9. El “marxismo crítico” aclara pero tambien oscurece:

La matriz teórica se sitúa entonces ahora en una apropiación selectiva de algunas de las voces del marxismo crítico, con la particularidad, además, de que la teoría no es utilizada simplemente para explicar o interpretar la historia o para estructurar un discurso político táctico. Necesidad de pasar pasar por unaespecificación radical de las teorias revolucionarias, una inculturación o interiorización de la teoría revolucionaria, siempre en referencia a las particularidades de la historia nacional y local.

La diferenciación, la diversidad, la especificación y la contextualización son herramientas ligadas a la descolocación de la homogeneización, la reducción y la mundialización, en función de construir saberes contra-hegemonicos y pensamientos críticos efectivamente localizados. Pues la historia de la construcción de sujetos políticos pasa por la historia de los movimientos como fuerzas de acción colectiva, no sólo como descripción de rasgos y atributos de estratos estadísticamente identificados, lo cual le resta la vitalidad de su construcción movilizadora.

10. Comprender lo específico en totalidades heterogeneas y contradictorias:

Así será posible comprender la crisis orgánica y la totalidad heterógenea y contradictoria. Es decir, comprender los desgarramientos, las posibilidades que se abren por propuestas alternativas. No se trata, eontonces, como plantea el revisionismo histórico nacionalista, de desarrollar una conciencia nacional de tipo mantuana-señorial, oligárquica, burguesa o desde arriba, sino que se trata de la desmistificación y la crítica de las ideologías colonialistas, modernas y capitalistas que se han apropiado de lo nacional-popular como resto, como voces y cuerpos subyugados.

Y esto es así por la estrecha solidaridad estre la historia nacional de los vencedores y la construcción de un Estado Aparente, pura formalidad jurídico-constitucional sin efectividad práctica en la intersubjetividad del pueblo, sin concreción político-normativa. Porque un Estado aparente es indicio de falta de nacionalización, de carencia del sentimiento de pertenencia al Estado nación, de asuencia de procesos de construcción de hegemonía, donde predomina aún la lógica de las “elites en el poder”.

11. El “Polo”: autodeterminación de multitudes:

Frente a la ciudad letrada y sus elites de poder, aparecen creo en los perfiles del “Polo” la potencia plebeya y la autodeterminación de las multitudes: fusión del pueblo, de la plebe en acción, de una sociedad civil no burguesa en la formación de un bloque histórico entre los sectores medios, las clases trabajadoras, el campesinado, el mundo popular-urbano, los pueblos indígenas y las comunidades negras.

Reconocer en nuestra sociedad la heterogeneidad, no suponer que somos sociedades homogeneas como lo plantea la proyección jurídica del Estado Aparente implica asumir que en Nuestra América, con todas sus particularidades, hay mucho de la “formación social abigarrada” (Zavaleta mercado dixit).

Formación social abigarrada: coexistencia de varios modos de producción, coexistencia de distintas temporalidades, de distintas formas políticas en un mismo espacio; además de la desarticulación que existe entre estos factores conformantes del entramado social. Por tanto, hay que especificar, bajar de las abstracciones unilaterales, para reconocer diferencias, alteridades y singularidades. En lugar de tomar una teoría, digamos el “marxismo soviético”, como una abstracción que subsume el caso a un modelo, a una explicación general preexistente, tratando de comprobar lo general borrando las particularidades; es preciso someter la abstracción para dar cuenta y para explicar el conjunto de las particularidades locales.

Es preciso no aplicar guiones sino producir conocimiento local a partir de las realidades específicas analizadas, proceso de apropiación de lo general para explicar el caso a partir de un desarrollo teórico propio, recolocando ahora lo general en un nuevo contexto específico. Sin necesidad ni imperativo por borrar las particularidades y especificidades, en los moldes de una teoría vacia convertida en esqueleto universal.

12. Lo “Hegemónico sobre la diversidad” o lo “Hegemónico de la diversidad”:

Allí surge no “lo hegemónico sobre la diversidad” sino “la hegemonía de la diversidad.” Pués lo múltiple tiene su(s) manera(s) de ser... en la diversidad. Sabemos que el concepto de “ hegemonía” (Gramsci) supone una articulación social e histórica a dominante. Generalmente, dicha articulación se entiende como la primacía de una (alguna) parte sobre el todo social, en este caso una de las clases fundamentales, interpretada luego por los cultores de las vanguardias a partir de la cadena de sustituciones; sustitución del pueblo por la clase, de la clase por el partido de vanguardia, del partido de vanguardia por el comité central, y del comité central por la voz infalible del Uno-Soberano.

Pero la hegemonía de la diversidad popular del mundo popular subalterno implica un esfuerzo por repensar a Gramsci. Se trata tanto de reconocer el antagonismo hacia el bloque social dominante, como la diversidad en juego en el campo nacional-popular; pués es esta diversidad social e histórica, la que produce las hegemonías nacional-populares.

13. El “Polo” como nueva intersubjetividad:

La potencia plebeya del “polo nacional popular consiste en la conformación de una forma de intersubjetividad, pues un sujeto colectivo (una clase, una masa) no sería, en rigor, un acuerdo entre individuos, sino una relación inter-subjetiva, un marco comunicativo estructurado donde los “actos de lenguaje” suponen códigos pragmáticos necesariamente comunes y a la vez abiertos a la crítica y la creación social.

El concepto de “potencia plebeya” supone una rebeldía cualitativa frente al Estado, aunque, ciertamente, tiende hacia él en función de transitar hacia el horizonte de la autodeterminación colectiva. Lo cual implica la plenitud de la “rebelión de las masas”.

Frente a la historia de los vencedores hay que afirmar otro principio: la autodeterminación de las masas como multitudes plebeyas es el principio de la historia, no sólo la constante referencia la lucha de clases, sino a prácticas de autoafirmación desde el mundo de vida de las clases, grupos y comunidades populares. Se trata de la autodeterminación de figuras de intersubjetividad y del cúmulo de momentos constitutivos que ahí concurren o se instituyen.

El acto nacional-revolucionario del 1998 instituye una nueva etapa en la historia de la sociedad venezolana con dos polos: la democracia representativa, por un lado y, por otro, su superación revolucionaria de la democracia participativa vivida como democracia radical

Aprendamos entonces de los silencios y voces de la historia de la matria grande indo-afro-latinoamericana, de la pachamama, de Abya-Yala para saldar cuentas con la historia de los vencedores, para que la inSURgencia continental no encalle en las calles ciegas del socialismo realmente inexistente del siglo XX.

14. ¡Cuidado!, si sigue por este camino se encontrará con el Socialismo Burocrático:

Una nueva izquierda plebeya, nacional-popular, tiene que re-armarse de argumentos y razones para entender la significación subterránea de los indignados de todos los lugares del mundo, para poner en evidencia las falacias con las que se manipulan las miserias de una sociedad insostenible.

El viejo socialismo burocrático no expresa ideas, valores ni ideales de “vanguardia”, sino lastres, inercias, residuos y pesados cultos que arrastran la potencia de la multitud plebeya hacia el campo minado labrado desde los intereses imperiales.

Tenemos nuevos desafíos políticos en los saberes contrahegemónicos, en el pensamiento crítico y en la praxis insurgente. Los discursos emancipatorios ya no pueden ser los mismos guiones de los manueles soviéticos, o sus traducciones tropicalizadas en la onda de la burocracia ideológica que administró la estela ideológica del “marxismo soviético”. Reconozcamos, si queremos avanzar, la crisis de los viejos paradigmas de la izquierda oficial.

15.- Sacudir a la vieja izquierda:

Hay que sacudir a la vieja izquierda, construir otra sensibilidad, remontar la crisis de voluntad que da cuentas de la fatiga histórica de esa idea tan burda de “vanguardia política”, que sigue sin realizar una auto-crítica del partido-aparato-maquinaria, de los “vanguardismos” sin “movimiento de masas”.

La vieja izquierda que busca aún al “Sujeto” de la revolución, que no cae en cuenta de que se trata de un vasto esfuerzo de construcción político-cultural, está condenada de antemano a pastar en el electoralismo, en la quejadumbre de la revolución que no llega o en la gestión social-liberal del sistema.

16. ¿Usted me reconoce?: el postergado “movimiento de movimientos”

La apuesta decisiva por el “Polo” es la apuesta radical por el movimiento. Cambiar de paradigma, de perspectiva, de enfoque no es tan sencillo como cambiarse de ropas. Hará falta pasar la prueba de un nuevo equipaje intelectual, ético-cultural y estético para encarar las realidades emergentes, para superar un “marxismo cavernario” que sólo sirve como pasto de dinosaurios y como pretexto de minotauros.

Los movimientos en la calle, en el campo en la selva, no tienen tiempo para “esperar” que la vieja izquierda aprenda a cambiar. El cambio ha comenzado ya desde hace mucho y de modo subterráneo. El mundo popular subalterno no quiere gringolas ni bozales para encauzar sus propias expresiones de lucha, sus voces inSURgentes ni su potencia libertaria.

El “Polo se mueve” para cerrarle el paso a la muerte de la revolución representada en el pragmatismo-oportunismo-dogmatismo-sectarismo que se legitiman por inercia. Y si se trata de reprimirlo, domesticarlo o canalizarlo hacia los objetivos de una nomenclatura oficiosa generará aún mayores contradicciones que podrían ser inmanejables para quines se acostumbraron a tener el “sarten por el mango”.

Los naufragios de la vieja izquierda venezolana tienen que mover cuerpos y voces inflexibles, superar la obesidad y los baustezos ideológicos por efecto de su incrustación en la vieja cultura clientelar y en el parasitismo de Estado.

Existe un nuevo dinamismo en el movimiento de masas, que ciertamente expresa ambivalencias en su horizonte ideológico. ¿Cómo esperar que esto no suceda luego de la crisis terminal del socialismo burocrático del siglo XX, cuando las grandes referencias ideológicas simplemente ya no soportaron la degradación del simulacro?

17. ¿Por qué le tienen tanto miedo a la palabra debate, a la toma de la palabra, a la puesta en escena de nuevas voces, rostros y cuerpos?

Lo que no podemos apalancar ahora es la clausura del debate, de la creación y la critica en todos los terrenos, de un nuevo ciclo de luchas de las multitudes plebeyas que ya no soportan el recetario de la “vieja guardia”, las concepciones cadúcas del mundo, una mentalidad que ha devenido en vagón de cola con expresiones reaccionarias.

El “gran polo nacional-popular puede ser la bisagra entre lo viejo que no termina de morir y lo nuevo que no termina de nacer. Una nueva potencia plebeya tiene por delante enormes retos, sus posibilidades no están en absoluto aseguradas. Décadas de postración e insignificancia ideológico-política de la vieja izquierda sólo aseguraron su estado de decadencia. Ello quiere decir que sólo existen posibilidades, nada más que eso. Aprovecharlas o desperdiciarlas depende en gran medida de sintonizar con los torrentes subterráneos de una era en transición.

18. La inSURgencia política-cultural pone en aprietos a la burocracia:

No habrá revolución política ni económica sin inSURgencia cultural. No hay que hacerse ilusiones cortoplacistas contando votos en cada centro electoral. El “gran polo patriótico” no puede sufrir una reconversión indolora en manos de la burocracia política.

La tiranía de las burocracias de Estado y de partido en nombre del "socialismo" y otras imposturas, tienen cada vez menos espacio. Imaginemonos por un momento las viejas voces llamado a la disciplina más patética y consolidadndo una lógica de representación que no tiene nada que ver con la soberanía popular directa y con la democracia participativa. El tumulto de voces hastiadas y descontentas podría pasarle por encima a estos dinosaurios de la política.

Con el “Polo”, todo entró en discusión. Nada se mantendrá en pie, a menos que una operación de emboscada burocrática apague todo esto y lo convierta en “masa de maniobra”, en una suerte de “rebaño electoral”.

Hay nuevos modos de pensar, otras sensibilidades, una nueva manera de "estar juntos" y de hacer transformaciones, pero cuidado, las miserias del poder no se esfumaron milagrosamente.

El barullo de voces que se activan pueden dar cuenta de los retos de una agenda de transformación radical del post-capitalismo. Mientras un buen pedazo de la vieja izquierda venezolana se quitó los disfraces y anda ahora encompinchada con la derecha, la otra parte parece quedar dividida en dos claras mitades: las que insisten en calcar y copiar las recetas del socialismo burocrático, y las que apuestan por renovar desde sus raices los fundamentos esprituales y materiales de los proyectos de emancipación.

El asunto será borrar de raíz tanto enamoramiento por prebendas, cargos y coutas de poder. El desafio hacia las subjetividades revolucionarias es enorme. La burocracia de todos los pelajes anda con “maletines de promesas” para seducir con nuevo-riquismos a los actores, movimientos y fuerzas que de veras quieren transformar de raíz las miseria del Estado rentista-clientelar y de la sociedad capitalista. La jugada es clara, la corrupción de lo político. Habrá que estar atentos a estos mascarones de proa.

19. Potencia constituyente: “Rap y Break” en el mar de contradicciones:

Ni el burocratismo de corte populista ni la vieja nomenclatura de estirpe soviético se quedarán tranquilas ante el tsunami que se avecina, tsunami que significa recuperación de la potencia constituyente que se ha dejado de lado en función de hacer morisquetas y maniobras políticas desde una forma-partido que dejó de lado erroneamente la tesis del “movimiento de movimientos”. El sello de la vieja sociedad sigue aún campante, como si aquí no hubiese existido una profunda “crisis de representación política”. Como diría Galileo: ¡Pero se mueve!

La tarea del “polo” será enfrentar las más variadas contradicciones y desafios. No sólo derrotar a la derecha y su proyecto de restauración, sino además situarse seriamente en el corazón de la crisis terminal del discurso político de la vieja izquierda. Esto implicará una extrema cautela en el procesamiento de diferencias y la gestión interna de contradiccones secundarias. Habrá muchos peines y conchas de mango. Garrotes y zanahorias.

El escenario interno del Polo pasa por encontrase a cada paso con trampillas de todo género para que nada cambie. Negociar las diferencias no implica claudicar en ciertos principios mínimos: asumir a fondo la diversidad, asumir a fondo la crítica radical, asumir a fondo la potencia de la creación, viabilizar los cambios con mano zurda, reconociendo que se trata de algo más que un momento electoral:está en juego quizas, la construcción desde abajo y desde dentro del nuevos pefiles de Socialismo y de radicalización democratica de la sociedad.

20. ¡Atreverse!: saber manejarse entre las apariencias del “charco del poder-sobre-otros y otras”:

En estos terrenos minados, hay que demostrar más inteligencia y creatividad que los adversarios, que no son ni pequeños ni débiles. Hay un camino plagado de contradicciones, donde se juega incluso el escenario puro y duro del poder. Transitar la coyuntura es una condición del proceso. El reto es romper la fatalidad de una izquierda que oscila entre la ensoñación abstracta de los dogmas estériles y la capitulación pragmática para hacer botin del mana del estado rentista. El “Polo” puede modificar completamente el escenario, los guiones y las tramoyas, la cuestión es atreverse…siempre con más inteligencia que todos sus oponentes.

21. La victoria será vivir algunos episodios de la Democracia Socialista: subvertir la lógica de la dominación.

Comienza la función…

miércoles, 12 de octubre de 2011

RIGOBERTO LANZ Y LA IZQUIERDA IN-EXISTENTE:

Javier Biardeau R.

Estimado. Comparto la mayor parte de los planteamientos expuestos en estas últimas cuatro o cinco domingueras entregas en “A Tres Manos”. Uno propondría por razones históricas no perder cierta memoria de luchas, hurgar en aquel proyecto político seminal de unidad de las izquierdas post-capitalistas en Venezuela, como lo fue la constitución del llamado PDN-Clandestino, para no recaer en el seguidismo ideológico a los cultores del “leninismo de partido único”, devenido rápidamente en estalinismo (1921-1935) (“calco y copia” de los extravios de la revolución rusa), ni en cierta nostalgía a los años creativos de la revolución cubana (1959-1961), para devenir en la tropicalización de lo mencionado (“calco y copia” del “modelo cubano”).

Habrá que mirar simultáneamente hacia lo mejor de adentro (una izquierda socialista venezolana aún diversa, que no se había coagulado en dogmas estériles ni sectarismos ruinosos) y hacia afuera (las izquierdas anti-capitalistas que no quiere desdibujarse en el liberalismo con rostro humano, asumiendo la condición epocal postmoderna).

Sin embargo, hay que reconocer sendas limitaciones de fundamentos. Todavía las izquierdas grosso modo, siguen estando atadas a los imaginarios modernos, modernizadores y desarrollistas. Siguen siendo eurocentradas y poco esclarecidas en asumir la cuestión descolonizadora, la cuestión ecológica o la cuestión de género, para colocar tres cegueras. Siguen baustezando un anti-imperialismo reactivo y un nacionalismo de corta mira.

Revisitar los plantemientos modernizadores de las izquierdas venezolanas hasta 1958, permite establecer un corte en su constitución y maduración ideológica, conduce a constatar que por “Revolución” se asumía sin problematización la tesis unilateral del “desarrollo de las fuerzas productivas”.

Mientras Adorno y Horkheimer problematizaban en aquellos tiempos, la “Dialéctica de la Ilustración”, aquí se brincaba en una pata por tener los Planes Quinquenales Soviéticos o un “Plan Marshall” a la venezolana. Se trataba de la hegemonía de la ideología moderna del progreso, intoxicación semiótica y existencial de la cual seguimos bebiendo en la mentalidad adquisitiva (de cosas e ideas) derivada de la subcultura rentista-petrolera.

La derecha traducía “sembrar el petroleo” por riqueza, capitalización o acumulación; la izquierda la traducía por justicia distributiva y re-distributiva, claro está: “desarrollando las fuerzas productivas nacionales”. Nuestro específico (a la venezolana) proceso de modernización capitalista, reflejo, trunco y dependiente, ha generado los trajes ambulantes y la idiotización mediáticamente administrada de nuestra “Ciudad Letrada” (mayoría de derecha, minoría de izquierda), ahora reconvertida en segmento “experto” en la parrilla mass-mediática.

Muerte de la intelectualidad cultural y política revolucionaria en el rostro de “funcionario”. Nuestra “Ciudad Letrada” constitutivamente, es espacio honor, privilegio y casta del “homo académicus”, con sus refritos de modernidad político-cultural apalancando mitos desarrollistas. No se salva casi ni uno…ni una.

Isla de modernidad trunca, periférica y subalterna, que pretende gobernar al país, rodeada por un mar de exclusión, magmas populares subalternos, voces plebeyas, con diferentes tonos y claves ideológicas, combinando lo mejor y lo peor de discrónicas sedimentaciones ideológicas y culturales.

¿Cómo repensar y renovar las izquierdas post-capitalistas en estas condiciones? ¡No será para ya!. Habrá que convivir con los ronquidos ideológicos, hasta el fin de nuestro ciclo vital, obviamente sin amargarse la vida.

Esa Nueva Izquierda por venir, no se dibuja con facilidad en el horizonte, sobre todo porque ni siquiera ha transitado en burro el pasaje desde el “marxismo ortodoxo” al “marxismo crítico”. ¿Cómo pedirle peras “post-marxistas” al arbol dogmático del “materialismo dialéctico/materialismo histórico”, con bozal de disciplina partidista?

La teoría crítica radical e insurgente aparece en ciertos resquicios, construyendo nodos de pensamiento crítico para una mundialización post-capitalista, en medio de incomprensiones mayúsculas. ¡No será para ya!, Rigoberto.

Mientras tanto vivamos con cierta sensación testimonial del aroma de charco ideológico y de sociedad devenida en museo de ruinas sin ventilación. Con alegría, sin pausas y sin apuros. ¡Salud!

domingo, 9 de octubre de 2011

BIARDEAU: LA IZQUIERDA VENEZOLANA DEBERÌA APRENDER DE LA FLEXIBILIDAD DE CHÁVEZ

IGOR MOLINA | Cuando Javier Biardeau llama a luchar contra “coagulaciones dogmáticas”, convoca a combatir la trombosis ideológica de cierto sector nostálgico del “socialismo real”,dice Igor Molina una entrevista que realizó para el diario El Tiempo de Puerto La Cruz y que reproducimos a continuación, como aporte al imprecindible debate de ideas:

Igor Molina-El Tiempo

Asombra que el fértil intelecto de Javier Biardeau -evidenciado en sus columnas dominicales en la prensa nacional, que avivan la llama de la discusión en el seno de la izquierda con la misma celeridad con que el viento peina la sabana -pueda inspirarse en un lugar tan seco y desangelado como el cubículo que ocupa en el edificio de la escuela de Economía de la UCV. Entra con una adusta maleta negra, prende su laptop antes de revisar un libro del izquierdista brasileño Boaventura de Sousa Santos y mira con una intensidad de alto voltaje aguardando las preguntas.

Esa mirada traspasa conceptos y recuerdos. Levanta la vista al techo pintado en color pastel hospital y rememora el día de diciembre pasado cuando el presidente Hugo Chávez elogió la agudeza y coraje de sus planteamientos, advirtiéndole que lo llamaría. La llamada nunca llegó, pero sí la de un ministro, para decirle “reformista”. Biardeau no le dio importancia al asunto. Vuelve a enfocar sus ojos de frente y la mirada parece clavarte al suelo.

Revolución a salvo

-Las encuestas dicen que la enfermedad del presidente Chávez le ha dado beneficios políticos. Sin embargo, la oposición plantea que cualquier enfermedad tiene dos escenarios: mejoría o desmejoría. En esta segunda opción, “los chavistas podrían estar despertándose, no de una pesadilla sino a una pesadilla: un futuro impensado sin él”. Si tal catástrofe llegara a suceder, supondría el fin drástico de la revolución. ¿Tiene posibilidad de mantenerse sin Chávez como candidato en 2012?

-Imagínate las tres presuposiciones que me has planteado: primero, es necesario retomar no la idea del chavismo sino del proceso popular constituyente, sin el cual una revolución no tendría raíces profundas en una corriente histórica de larga duración. En segundo lugar, tal opción ve como inminente la muerte de Chávez. Y la ve como una pesadilla, cuando es un hecho biológico personal de todos los seres humanos que en algún momento ocurrirá. Como dicen en criollo: “segura está la muerte”.

-Sería una pesadilla para el proceso político bolivariano, no sólo para su entorno familiar.

-No estoy seguro de que él vaya a morir tan inminentemente como esa opción lo plantea. Es más, creo que la pesadilla para algunos es que Chávez va a superar la enfermedad. Y la tercera presuposición es que sin Chávez, se acaba la revolución, que es como decir que sin Bolívar, por ejemplo, Venezuela volvería a ser colonia de los españoles.

-Lo que sucede es que la claridad estratégica de Bolívar posibilitó la independencia. Sin él, otro hubiese sido el resultado y mucho después de 1821.

-Entonces yo te digo que la claridad estratégica de Bolívar fue haber sembrado la semilla para que el proceso independentista no fuese revertido.

-Pero la generalidad de los venezolanos piensa que, sin Chávez, la revolución desaparecería, que sin su empuje personal y su sentido estratégico, la revolución estaría perdida.
-No. Puede ser a corto plazo en la hipótesis negada de la ausencia de Chávez, pero en el pueblo venezolano hay corrientes profundas que son la condición de posibilidad real de que Chávez esté en el poder. Y esas corrientes, a pesar de todas las dificultades, encontrarán su forma de conducción en una hipótesis catastrófica como la que se plantea.

-¿A quién se refiere exactamente cuando habla de conducción? Una encuesta de Ivad publicada recientemente habla de que, en un escenario con Chávez desaparecido, 24% no sabe quién podría conducir la revolución; 20% cree que ninguno de los actuales dirigentes; 17 % se inclina por Elías Jaua y los demás no obtienen más de 6%. Entonces, ¿quién conduciría esas corrientes profundas revolucionarias?

-A corto plazo no hay liderazgo de relevo comparable a Chávez, pero si cuando ganó Rafael Caldera hubieses hecho una encuesta preguntando por un escenario de proceso constituyente al finalizar su mandato, te hubiesen dicho loco: esa posibilidad tenía un 0%. Lo que te quiero decir con esto es que esos escenarios no solamente son construcciones imaginarias, sino que hay que evaluar sobre qué base de información real se construyen; es decir, que Chávez está ante una muerte inminente.

-Entonces, ¿usted participa de la tendencia a no hacerse esta interrogante ni en público ni en alta voz, por el temor que la misma respuesta causa?

-Falso. En las grandes decisiones políticas, el escenario con el cual se trabaja es el escenario probable, no el escenario delirado.

-Con la enfermedad de Chávez ha regresado la crítica a su hiperliderazgo: articulistas de derecha afirman que es por su propia voluntad que otros liderazgos no emergen dentro del Psuv. Agregan que ahora la exitosa estrategia política del Presidente de posicionarse como líder único de la revolución, tiene las piernas cortas.

-Yo no participo de esa hipótesis fofa del “hiperliderazgo”. Prefiero llamarlo, siguiendo a Gramsci, “cesarismo”, un cesarismo progresivo, lo que significa que avanza a favor de los derechos sociales de los sectores populares excluidos, y cuyo estilo de conducción política le desordena las categorías a los portavoces de la democracia liberal. Y no es un fenómeno nuevo en América Latina. Han surgido liderazgos populares de este tipo cuando las mediaciones político-partidistas colapsaron y se descompusieron.

-Sin embargo, usted ha levantado su voz acremente para censurar lo que llama “la sumisión del coro” -según entiendo, una suerte de domesticada banda de aúlicos que rodearía al Presidente y que tendría extirpado el sentido crítico. Pide usted luchar contra sus “coagulaciones dogmáticas”. Muchos se preguntan ”¿cómo hacerlo si al Presidente no le cae muy bien la discusión sobre las estrategias que él personalmente selecciona?”.

-Hasta donde yo sé, el Presidente ha estado abierto a la crítica argumentada y propositiva a la hora de abordar las estrategias de la revolución. La coagulación dogmática va por otros lados, es decir, por no comprender cómo el propio Chávez ha roto con las categorías inmóviles de la izquierda venezolana, la cual se ha caracterizado en los últimos 30 años por repetir la nostalgia de la revolución rusa y de los años creativos de la revolución cubana. Esa izquierda tiene que aprender de la flexibilidad de Chávez.

-¿Qué lecciones le ha dado la revolución bolivariana a las revoluciones mundiales? ¿Hay algo original que haya aportado?

-Todas las revoluciones son originales. Tienen sus particularidades y especificidades. Chávez hizo posible lo imposible. Y colaboró en detener una coyuntura muy desfavorable para todo el continente con relación al proyecto neoliberal materializado políticamente en el Alca. Además, reactivó la tesis del poder constituyente y la democracia participativa en momentos cuando hablar de justicia social e inclusión era motivo para no formar parte de la otra sumisión del coro: el coro neoliberal.

-La coyuntura electoral decisiva del 2012 no parece impactar en el lentísimo movimiento para articular el Polo Patriótico. ¿Formarlo es crucial para obtener el triunfo el próximo año?

-Ciertamente, hay un letargo que debe sacudirse. La construcción del Polo Patriótico es la tarea estratégica más importante de todas las fuerzas políticas y sociales que han acompañado al proceso bolivariano. Incluso te diría algo provocador: la política económica favorable a los intereses de Washington sería equivalente a un paquete económico de CAP enmascarado de sensibilidad social. El dilema está entre rectificar y corregir la dirección del proceso bolivariano frente a una nueva coyuntura internacional más desfavorable, o dejarle la puerta abierta al retorno de un neoliberalismo que trataría de presentar mil máscaras como rostros humanos.

-¿Acaba de hacer una crítica velada, pero aún así feroz, de la política económica de Chávez?

-Mi crítica es abierta. En Venezuela no hay claridad teórica del proceso de transición al socialismo. Aún no se comprende que el socialismo factible debe construir mayorías democráticas.

-¿Quiere decir que hoy en día se construye un socialismo excluyente?

-Hay tendencia a abandonar los objetivos de inclusión social y de la democracia participativa en algunos discursos de la revolución. Asimismo, se supone que hacer políticas de alianzas es reformismo, sobremanera en el campo de la reconstrucción del sistema económico, donde importantes factores de la producción pudiesen formar parte de un arreglo institucional si el concepto de economía mixta en el proceso de transición no fuese tan rápidamente desechado.

-¿Está haciendo un llamamiento a un socialismo con empresa privada?

-Es correcto. Con empresa privada, con regulación estatal y con un área de propiedad colectiva o social directa.

-Leopoldo López planteó un capitalismo no salvaje. ¿En qué se diferencia de su propuesta?

-Para Leopoldo López, la primera medida de gobierno es volver a entregarle Pdvsa a los sectores transnacionales que le permitirían producir los prometidos 6 millones de barriles diarios. Lo que no ha dicho es que es una política para acabar con la Opep. La política petrolera de López es un retorno al estilo de Gómez, de entregarle el petróleo barato a los monopolios internacionales.

Para empezar

Javier Biardeau sabe por donde debe comenzar la rectificación en el proceso de transición socialista. “Primero, hay que hacer eficientes las políticas redistributivas, reimpulsando las misiones e incluyendo a nuevos actores en ellas, como las universidades del Estado. Segundo, establecer cuál es el arreglo institucional para regular las relaciones labores y mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, dejando de lado el falso dilema entre respetar sindicatos o constituir Consejos de Trabajadores. Y tener claridad sobre los papeles que cumplirá un sector de economía privada que reconozca el papel de los trabajadores y la transformación de gran parte de una población económicamente activa sumergida en el sector informal, para incluirla en una economía social productiva”.

Y por último: “ Si se va a llegar a la etapa de las expropiaciones, lo mínimo que podríamos hacer es mantener o mejorar los niveles de producción de estas unidades económicas expropiadas. Si no, la opción sería importar masivamente. Y podríamos llegar a ser entonces más dependientes de las importaciones que en el período puntofijista”.

De perfil
El carabobeño Javier Alfredo Biardeau Restrepo se graduó de Sociólogo en 1994, con un promedio de 19,06 puntos que le valió los máximos honores (summa cum laude) en la Universidad Central de Venezuela, donde hoy es profesor a tiempo completo, luego de ganar el correspondiente concurso de oposición con 20 puntos.

En 1999 completó una Maestría en Planificación del Desarrollo, Mención Estudios Urbanos y Regionales, en el Centro de Estudios de Desarrollo de la UCV (Cendes), institución de la que fue asistente de investigación en diversos proyectos liderados por investigadores como Margarita López Maya y Heinz Sonntag, entre otros. También fue investigador del proyecto “Análisis Comparativo de las Reformas Económicas en Argentina y Venezuela”, desarrollado por el Iesa y la Universidad de Harvard.

Participa actualmente en la escritura del libro: Los Espejismos del Desarrollo Territorial en América Latina, luego de haber colaborado en la obra “Venezuela 4F. Un Análisis Sociopolítico”, de Heinz Sonntang y Thaís Maingón. Cada sábado, en las páginas de opinión del diario El Nacional, se pueden leer sus críticas y análisis, varias veces elogiados y recomendados por el presidente Chávez.

Fuente: http://eltiempo.com.ve/venezuela/entrevista/la-izquierda-venezolana-deberia-aprender- de-la-flexibilidad-de-chavez/34088