sábado, 6 de agosto de 2011

CUANDO ENTRE DINOSAURIOS TE VEAS: LAS ARMAS MELLADAS DEL SOCIALISMO BUROCRÁTICO

Javier Biardeau R.

“La Tercera Internacional enfoca la revolución mundial según el modelo de la revolución rusa y con el mismo fin. El sistema económico de Rusia es el capitalismo de Estado, llamado allí socialismo de estado o incluso, a veces, comunismo, en donde la producción es dirigida por una burocracia de Estado bajo las órdenes de la dirección del Partido comunista. Esta burocracia de Estado, [los altos funcionarios,] que forman la nueva clase dirigente, dispone directamente de la producción y, por tanto, de la plusvalía, mientras que los obreros no reciben más que salarios, constituyendo así una clase explotada.” (Antón Pannekoek. Lenin Filósofo.1938)

Plantearemos como abreboca un texto muy citado y muchas veces menos comprendido, en sus circunstancias y momento histórico: “Persiguiendo la quimera de realizar el socialismo con la ayuda de las armas melladas que nos legara el capitalismo (la mercancía como célula económica, la rentabilidad, el interés material individual como palanca, etcétera), se puede llegar a un callejón sin salida…” (ERNESTO GUEVARA. El Hombre Nuevo, marzo de 1965)[i].

Y lo transformaremos en un comentario actual: “Persiguiendo la quimera de realizar la democracia socialista del siglo XXI con la ayuda de las armas melladas que nos lega el Socialismo Burocrático (socialismo en un solo país, partido-único, propiedad estatizada, deber de sumisión ideológica, táctica de clase contra clase, hegemonía autoritaria, sectarismo, dogmatismo, burocratismo y cesarismo); y suponiendo que la etapa de transición consiste en fortalecer el Capitalismo monopólico de Estado, estamos ya en un callejón sin salida…”.

Segundo abreboca: “La revolución socialista rusa es un experimento cuyas enseñanzas deben ser aprovechadas, sin que ello importe creer que es un modelo cuyos detalles convenga reproducir servilmente en cualquier otro país.” (JOSÉ INGENIEROS, 1921)[ii].

Comentario-transformación: “Las revoluciones socialistas del siglo XX han sido experimentos históricos cuyas enseñanzas deben ser aprovechadas, sin que ello implique creer que se trata de “modelos” cuyos detalles convenga reproducir servilmente en cualquier otro país”.

Aquí lo fundamental que traemos a debate es justamente el asunto de la reproducción servil de guiones ideológicos ó recetas de socialismo, sobre todo cuando en su evaluación histórica comportan pésimos resultados en diferentes dimensiones articuladas a las condiciones de vida y a la materialización de los valores de la libertad, la igualdad, la justicia social, la plena existencia humana y la solidaridad.

Existe un uso del discurso sobre el llamado “pensamiento revolucionario universal”, que funciona como coartada del dogmatismo. Suponer que existen “verdades universales”, firmes y definitivamente establecidas, disponibles en recetas para ser aplicadas a las circunstancias “concretas y particulares”. Esto implica argumentar a contracorriente de la comprensión del “método dialéctico” de Marx, pues las afirmaciones de principio del “pensamiento marxiano” (incluso las más generales) se refieren a condiciones históricamente determinadas, responden al principio de “especificidad histórica”.

En segundo lugar, el culto al dogmatismo en el Socialismo Burocrático, desconoce el papel práctico-activo de la “teoría crítica radical” frente al llamado “saber o entendimiento positivo”, sea de carácter “científico” o “filosófico”. El “orden de verdad” del pensamiento de Marx va más allá de la ciencia o filosofía positiva, suprime cualquier figura petrificada de la sociedad y del pensamiento; pues no se conforma con lo que históricamente existe, sino que aborda e interviene en las tendencias que inciden en su disolución, movimiento y transformación.

Esto significa que un saber definitivo, coagulado, cosificado opera a contracorriente del fluir transformador. El dogma habla de verdades acabadas, totales y absolutas. El anti-dogma de verdades parciales, limitadas, condicionadas y falibles. El marxismo dogmático no es más que la interpretación positivista, reaccionaria y metafísica del Marx. Se olvida a menudo que lo fundamental no son los equilibrios mecánicos o sistémicos (contra Manual de Bujarin[iii]), sino las fracturas, grietas, tensiones y dislocaciones, los puntos de ruptura, algo formalmente análogo a aquello que Hegel llamo “negatividad” (Anticrítica. Korsch[iv]).

Marx comenta: “En su forma racional, la dialéctica es un escándalo y un horror para la burguesía y sus portavoces doctrinarios, porque en la comprensión positiva del estado de cosas existente también incluye la comprensión de su negación, de su necesaria caída, porque concibe toda forma devenida en el curso del movimiento, esto es, también en su aspecto transitorio, porque no se deja intimidar por nada, y porque en su esencia es crítica y revolucionaria.”[v]

Lo que no se imaginó nunca Marx fue que la matriz epistemológica de la “teoría critica radical y revolucionaria” no fuera sólo un escándalo y un horror para la burguesía, sino un escándalo y un horror para la “nomenclatura”, bloque social dominante en el Socialismo Burocrático, obsesivamente anclada en la conservación de su poder despótico. Si hay una frase que puede ser asociada a la crítica radical es: “todo lo que existe merece perecer”.

Ciertamente, no podrá construirse formas de “socialismos radicalmente democráticos” con las armas melladas del capitalismo. Pero tampoco podrá prefigurárselo desde el legado histórico, ideológico y político del “socialismo burocrático”, con toda su escolástica del “leninismo ortodoxo”.

Dijo usted: ¿Lenin filósofo? Ya Pannekoek[vi] se encargo de desenmascarar el “materialismo burgués” de Lenin y su vinculación a la construcción del Capitalismo de Estado. El obstáculo sigue siendo la “izquierda de aparato”; monolito ideológico y organizativo desenmascarado por quienes no claudicaron ante el “Estatismo autoritario-burocrático”, nuevo régimen de dominación y explotación, con su despotismo sobre el pensamiento crítico y la acción revolucionaria.

Entre dinosaurios ideológicos, entonces, te veas…

Referencias:

[i] Ernesto “Che Guevara”. “El Socialismo y el hombre en Cuba”. 1965

[ii] José Ingenieros. “Los Tiempos Nuevos”. 1921
[iii] Nicolás Bujarin. “Teoría del Materialismo histórico. Ensayo popular de sociología marxista”. 1921
[iv] Karl Korsch. “Marxismo y filosofía: una Anticrítica”. 1930
[v] Karl Marx. “Epílogo al Libro I de “El Capital””. 1873
[vi] Antón Pannekoek. “Lenin Filósofo”. 1938

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