sábado, 2 de junio de 2012

Venezuela 7-O: pescar en Río revuelto. ¿“Dos presidentes” para el 8 de octubre? Escenario fractura-país.


Javier Biardeau R. 
I.- Introducción

Diferentes “turbulencias” ([1]) se vienen configurando en el tablero estratégico que define el cuadro de la lucha por el poder en Venezuela. Por tanto, es conveniente pasearse por algunas de las condiciones que inciden en la situación electoral y política del país de cara a los comicios del 7-O.
La combinación de tendencias, contra-tendencias y eventuales contingencias (escenarios no electorales, situación de salud de Chávez, eventos violentos, crisis de la oposición antes del 7-O, entre otros) definen el flujo y reflujo de las relaciones de fuerzas, y condicionan el actual momento político venezolano, fuertemente impactadas por las estimaciones de la evolución de la salud del Presidente Hugo Chávez.
Lo que para los apologistas del mito cesarista-progresivo fue la fortaleza inexpugnable del proceso bolivariano (por considerar  “prescindible” una dirección colectiva del proceso bolivariano ante la orfandad de un centro de mando con un claro liderazgo encarnado en el campo opositor), ahora se ha convertido en una debilidad de alta incertidumbre para poder definir un horizonte temporal de estabilidad, legitimidad y eficacia en la acción del proceso y del gobierno bolivariano de cara al próximo período 2013-2019.
Con todo respeto por aquellos que se muestran sensibles a la crítica en el seno del campo del “chavismo apasionado”, la inexistencia de una dirección colectiva revolucionaria, de una verdadera alianza político-estratégica de partidos-movimientos (más allá de las oportunistas alianzas electorales) que construya una amplia legitimación nacional-popular, así como la débil constitución de un “frente amplio revolucionario” ([2]) (cuyo emblema publicitario sigue siendo el GPP) torna a la situación más incierta, pues lo más común es escuchar una caracterización de los diferentes “liderazgos políticos y sociales” del llamado “proceso” como un “arroz con mango”, para no decir un “saco de gatos”, dados los temperamentos ideológicos y programáticos que en ellos habitan. La conclusión predominante sigue siendo que “sólo” el sistema de conducción político concentrado en Chávez, garantiza la unidad y continuidad del proceso bolivariano ([3]).

Nota: para seguir leyendo este documento ir al siguiente enlace: http://www.rebelion.org/docs/150733.pdf

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