Javier Biardeau R.
“Estoy cada vez mas convencido de que dependemos de presunciones
dudosas que apenas se debaten y que ancladas en el fondo de nuestras
conciencias, desaparecen y reaparecen en mil formas distintas cada vez que la
luz de la realidad social nos revela su inadecuación. Dificil es avanzar a
través de este laberinto.”(Wallerstein; Impensar las Ciencias Sociales, 1998)
Se ha planteado recientemente desde diversas voces la necesidad de
re-pensar las izquierdas latinoamericanas. Sin embargo, ¿no será indispensable
“im-pensarlas”?. ¿Qué significa impensar las izquierdas?
Significa poner radicalmente en cuestionamiento el legado “decimonónico” de estereotipos, nociones, conceptos y categorías a lo largo de las cuales se ha configurado la historia de las relaciones entre la “teoría” y la “práctica” del movimiento socialista latinoamericano. Pues actualmente, muchas de las suposiciones, conceptos e ideas que permanecen firmemente arraigadas en las “mentalizaciones de izquierda” han perdido viabilidad histórica.
Algunas interrogantes del im-pensar:
¿Podemos seguir sosteniendo, por ejemplo, que sólo hay dos izquierdas: la “comunista revolucionaria” y la “socialdemócrata reformista”? ¿Qué solo hay dos tipos de socialismo: utópico y científico? ¿Qué solo por “marxismo revolucionario”, debemos comprender el marxismo-leninismo ortodoxo y sus manuales de “Diamat-Hismat”?
Significa poner radicalmente en cuestionamiento el legado “decimonónico” de estereotipos, nociones, conceptos y categorías a lo largo de las cuales se ha configurado la historia de las relaciones entre la “teoría” y la “práctica” del movimiento socialista latinoamericano. Pues actualmente, muchas de las suposiciones, conceptos e ideas que permanecen firmemente arraigadas en las “mentalizaciones de izquierda” han perdido viabilidad histórica.
Algunas interrogantes del im-pensar:
¿Podemos seguir sosteniendo, por ejemplo, que sólo hay dos izquierdas: la “comunista revolucionaria” y la “socialdemócrata reformista”? ¿Qué solo hay dos tipos de socialismo: utópico y científico? ¿Qué solo por “marxismo revolucionario”, debemos comprender el marxismo-leninismo ortodoxo y sus manuales de “Diamat-Hismat”?
¿Acaso Lenin encarnó el verdadero
“marxismo revolucionario”, ante una constelaciones de “desviaciones de derecha”:
Bernstein, Kaustsky, Bauer, Hilferding; y por otra parte, “desviaciones de
izquierda”: Gorter, Pannekoek, Korsch, Lukacs o Kollontai? ¿Quién inventó todo
este catálogo de desviaciones de la “linea teórica correcta”?
¿Acaso las
críticas de Luxemburg a Lenin y a la revolución rusa son prejuicios
democratistas? ¿Reconocemos acaso que en América Latina el “marxismo” difundido
fue más bien la versión simplificadora y deformada de los Partidos Comunistas
latinoamericanos, satelizados teóricamente por los funcionarios ideológicos de
la URSS?
¿Acaso Marx y Engels compartían todas y cada una de sus formulaciones
teórico-políticas? ¿Acaso Mariategui fue un populista y un aprista? ¿Acaso
Fidel y el Che representan las elaboraciones más refinadas del marxismo latinoamericano?
¿Acaso no hubo hegemonía estalinista y del "marxismo soviético" en la teoría y práctica marxista
latinoamericana?
¿Acaso la teoría crítica de la “Escuela de Frankfurt”, la
“socio-antropología de la descolonización”, la crítica del desarrollismo, la
“filosofía de la liberación latinoamericana”, son simples distraccionismos
ideológicos, producto del desarrollo de corrientes pequeño burguesas o
anarcoides que afectan a la izquierda? ¿Acaso Tony Negri o John Holloway son
“agentes teóricos” del Imperio, y por tanto, le hacen el servicio a los tanques
pensantes de la CIA y los neocons?
¿Acaso Marta Harnecker y Michel Lebowitz son unos renegados teóricos al valorar
la experiencia autogestionaria del “refomismo” Yugoeslavo? ¿Acaso no hay mayor
extravio teórico-filosófico que el que representa Enrique Dussel? ¿Acaso
Meszaros aporta solución alguna a la construcción de la transición socialista,
a diferencia del Che que nos dejo el “Sistema Presupuestario de Financiamiento”
(nota: pregúntele a Raúl Castro si lo aplica en la llamada “Actualización Socialista”)?
¿Acaso los discursos radicales feministas, ecologistas, subalternos e
indigenistas desvían las luchas principales de la “vanguardia revolucionaria”
contra el Capitalismo?
Estas y otras formulaciones implícitas en las interrogantes son parte de una doxa que intenta clausurar el universo
de discurso de la izquierda en América Latina, agregándose a la larga serie de
exclusiones presentes en el orden del discurso de la “teoría revolucionara
correcta”:
- primeros desviados: el anarquismo y su pretensión de derrumbar el Estado y cuestionar la forma/partido;
- el revisionismo, al cuestionar los sacrosantos determinismos históricos de Marx-Engels;
- los reformismos, al desvirtuar la vía revolucionaria y la lucha armada en los carriles del “cretinismo parlamentario” y la “legalidad burguesa”;
- los distraccionismos ideológicos, que “filosofastros” de todo calibre pregonan para extraviarnos de la “línea correcta” que nos inspiran Lenin ó Fidel;
- los desviacionistas de ultra-izquierda, populistas, trotkystas amargados, indigenistas, feministas, gays, lesbianas y trans-sexuales, junto a consejistas, autogestionarios, ecologistas, autonomistas y vaya usted a saber si los llamados pos-marxistas, pos-modernos, pos-coloniales y pos-no se sabe que cosa.
- En fin, toda una larga lista que identifica tantas contradicciones secundarias como tonos, pelajes y plumiferos de Una-izquierda que sólo debió ser fiel al “Padrecito de Rusia” y a la Constitución de URSS en 1934, a pesar de sus “purgas” y “excesos”, como el “culto a la personalidad” o el “Socialismo de Estado”.
Como si tratara de fundar el orden
claro y distinto cartesiano frente al caos y demás desviaciones, el pensamiento
único de izquierda organiza su tratado nosográfico de trastornos ideológicos
para utilizar los dispositivos más conocidos: seudo-psiquiatras pavlovianos,
fiscales y policías ideológicos, tribunales sin derecho a la defensa y las
campañas de auto-critica/autoflagelación pública de errores y desviaciones.
Porque para el pensamiento único de izquierda el socialismo del siglo XXI es el mismo Socialismo burocrático del siglo XX.
Porque para el pensamiento único de izquierda el socialismo del siglo XXI es el mismo Socialismo burocrático del siglo XX.
Pues
lo que esa izquierda única y cavernaria no aprendió de cabo a rabo, fue
entender que el desacuerdo no es traición, que las contradicciones no siempre
llegan a síntesis superadoras y que la dialéctica que vale la pena re-pensar se
llamó Dialéctica Negativa (Adorno dixit)
¿Habra que impensar al campo de la
izquierda?
No cabe duda, si queremos avanzar por otras vías: revolución democrática, eco-política radical, espacios de libertad, democracia participativa, des-colonización, transmodernidad, autonomismo y autogestión.
No cabe duda, si queremos avanzar por otras vías: revolución democrática, eco-política radical, espacios de libertad, democracia participativa, des-colonización, transmodernidad, autonomismo y autogestión.
¡Favor abstenerse los nostálgicos
del “Socialismo real”, de la burocracia del aparato, los privilegios de la “nueva
clase” y el tribunal de partido-único!
Si hay salida: no repetir la cascada de
errores, cegueras e ilusiones del pensamiento único de izquierda. Tal vez la alternativa sea: ¡Otro
Socialismo o la misma Barbarie!.
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