domingo, 2 de septiembre de 2012

SEMANAS 35-41: HACIA EL 7-0. ¿ZONA DE RIESGO POLÍTICO?

Javier Biardeau R.
I.- INTRODUCCIÓN:
Cuando entramos en la recta final de la campaña electoral ([i]), conviene repasar algunos aspectos que definen las tendencias fundamentales de la misma, para prever posibles escenarios, tomar decisiones y optar entre cursos de acción.
Hemos planteado la confrontación político-electoral que se vive en Venezuela tiene una naturaleza “no convencional”, en la cual: a) existe un conflicto entre “modelos de país”([ii]), intensificado por un b) cuadro de polarización ideológica y política, que se mantiene en equilibrio inestable por un significativo espacio de “voto blando”, no alineados o indecisos, así mismo afectado por c) aspectos de naturaleza geopolítica internacional. El “hecho electoral” venezolana está condicionado por variables de alto riesgo político, nacionales e internacionales, que deben ser tomadas necesariamente en cuenta para apreciar los escenarios ante el 7-O ([iii]).
El mayor riesgo político es que Venezuela transite hacia el 8-O, a partir de una nueva “alteración del orden Constitucional” (tal como ocurrió en el año 2002), alentada por la percepción de “dos Presidentes-un país” en el imaginario de los venezolanos y venezolanas, imponiéndose la “matriz de desconocimiento” del veredicto expresado por la voluntad soberana del pueblo, fielmente reflejada en los boletines institucionales del CNE como árbitro electoral.
Estamos ante un posible escenario de “guerra de percepciones” y de conquista de las “redes neuronales” ([iv]), sociosemióticas, pasionales y cognitivas de los actores políticos y sociales (manipulación, distorsión y desinformación) que viene copando el ambiente de las contingencias del 7-O (por ejemplo, sabotaje eléctrico y/o electrónico); dimensiones que en las llamadas “guerras de cuarta generación” se mencionan como afectación del “Comando, Control, Comunicaciones, Informaciones e Inteligencia” (CCCI). Estas dimensiones son combinadas y aplicadas al “arte de la guerra política”, junto a las llamadas “tácticas de resistencia civil ante la arbitrariedad de los gobiernos”([v]). Suena extraño, pero en la “mente y corazones” de un amplio abanico de actores del país aparecen constantes referencias imaginarias a un catálogo de metáforas sobre una inminente “batalla final en Octubre”. ¿Se estarán creando las condiciones psicosociales para tal confrontación de fuerzas (la “luz” contra la “oscuridad”), como si se tratase de un espectáculo de integrismos políticos ó un remake de “La guerra fría que nunca terminó”?
Ciertamente, las “metáforas nos piensan” ([vi]) y nos colocan en una predisposición afectiva y corporal para la acción política. Si llegase a imponerse una matriz de desconocimiento de los resultados emitidos por el CNE, el país entraría en un ciclo de grave inestabilidad política e intensificación de los antagonismos políticos que lo recorren, con fenómenos de violencia, dislocación territorial y fractura política de incalculables proporciones y consecuencias, incluso para el ámbito regional sudamericano y caribeño. 


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[i] La metafora hípica de la “recta final de la campaña” esta llena de matices y connotaciones. Aquellos que conocen medianamente del hipismo reconocen que no siempre el primero en entrar en la recta final es el que finalmente ganará la carrera, lo que viene en este momento decisivo es la “operación remate” que servirá para ampliar la distancia entre el ganador y el segundo puesto, cerrar la distancia o incluso invertir los resultados. Esta distancia dependerá del numero de cuerpos: 15 cuerpos, 9 cuerpos, 3 cuerpos, cabeza a cabeza. De modo que a semejanza entre carreras hípicas y los procesos electorales, cuando decimos “zona de riesgo” significa que no hay certeza de la brecha que podrá sacarle el que va primero en la entrada en la recta final al segundo competidor. Todo dependerá de la “operación remate de ambos contendientes” y de la capacidad de “echar el resto”.

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