La
orden ejecutiva emitida por el gobierno de Barack Obama, que declara en emergencia
a EEUU por considerar a Venezuela una amenaza a su seguridad nacional, ha generado
preocupación en todo el continente.
Sobre
este tema dialogamos con Javier Biardeau, articulista de opinión y profesor de
Estudios Latinoamericanos de la Universidad Central de Venezuela. Javier
Biardeau es conocido por sus agudos análisis de la situación del país, que
publica en diversos espacios como su blog saberescontrahegemonicos.blogspot.com y http://www.aporrea.org/autores/javier.biardeau/.
Identificado
sin ambigüedades con el campo popular, es habitual que en sus intervenciones realice
críticas a lo que considera errores o insuficiencias del proceso
revolucionario. Consultado por la situación que abre la orden ejecutiva de
EEUU, Biardeau propone analizar el tema con seriedad: “Todas estas decisiones
no pueden ser consideradas simples errores, sino que forman parte de una
estrategia de alcance más amplio, es decir, continental”.
¿Cómo
analizas la orden ejecutiva del lunes 9 de marzo en el marco que viene
viviendo, desde hace tiempo ya, la Revolución Bolivariana?
Lo
primero que habría que decir es que esta orden ejecutiva([1])
es, de alguna manera, un punto decisivo en una estrategia de escalamiento por
parte de los EEUU ([2]),
quién se ha venido pronunciando sobre la situación interna de Venezuela, en
particular luego de las protestas violentas del año 2014, lo que conocemos comúnmente
como las “guarimbas”.
Los
efectos inmediatos de las “guarimbas”, luego de su derrota, fueron fundamentalmente
utilizados a nivel mediático internacional como un pretexto para señalar a
Venezuela como un país que está violando o lesionando los DERECHOS HUMANOS, sobre
todo a partir de la detención de Leopoldo López. Sin embargo, el Gobierno de
EE.UU omite el extraordinario debate sobre el carácter histórico, unitario e
interdependiente de los derechos humanos ([3]).
El
lunes 16 de marzo, en un espacio de encuentro entre activistas, intelectuales,
profesionales y cultores, tratamos de analizar los antecedentes inmediatos de
esta orden ejecutiva, para comprenderla en su perspectiva histórica: la
escalada de pronunciamientos, declaraciones ([4]),
llamados que diversos órganos del Estado norteamericano - llámese Departamento
de Estado, llámese Casa Blanca o el Pentágono- han hecho sobre la situación interna
venezolana, que pueden ser considerados pronunciamientos injerencistas sobre
los asuntos internos del país.
Luego,
en el contexto de la llamada “guerra económica”, -y justamente cuando EEUU
anuncia un nuevo proceso de diálogo y negociación con Cuba ([5])-
en diciembre tenemos una Ley del Congreso norteamericano, llamada Ley de
Defensa de los Derechos Humanos y de la Sociedad Civil en Venezuela ([6]),
que tiene como alcance fundamental sancionar a aquellos funcionarios que están
vinculados a las actividades de control y orden interno del país y que ellos
califican como acciones que lesionan los derechos humanos.
Entonces,
ya en Diciembre de 2014 tenemos una señal clara de injerencia del Congreso norteamericano,
tratando de colocar en la opinión pública la tesis de que se están sancionando
funcionarios que están lesionando los derechos humanos.
Pero
cuando uno analiza rigurosamente la exposición de motivos y los argumentos de
la decisión que toma el Congreso, vamos a encontrar que lo que tenemos no
sanciones individualizadas a presuntos
responsables de lesionar derechos humanos, sino toda una legitimación de hecho
de una decisión de EEUU de intervenir en los asuntos internos de Venezuela,
violando los elementos claves de todo proceso de señalamiento jurídico, como
son el derecho a la defensa, el debido proceso, la presentación de pruebas, la
existencia de un Tribunal competente e independiente del poder ejecutivo. Todo
eso se descarta y se hace una acusación a funcionarios sin haber pasado por un
juicio previo, con una cantidad de elementos procesales que cualquier
democracia del mundo contempla, dentro además de una separación de poderes, de
un tribunal.
Llama
la atención entonces que EEUU denuncia la debilidad institucional democrática
de un país como Venezuela, pero no le molesta que su Congreso se convierta en
juez, en abogado, en fiscal, en parte acusadora y sancionadora de presuntos
hechos de lesión o vulneración de derechos humanos en el país. Luego de esta
Ley del Congreso en Diciembre, rechazada de manera categórica por el Tribunal
Supremo de Justicia de Venezuela ([7]),
por la Asamblea Nacional ([8]),
por el Ejecutivo Nacional ([9]),
se pasa al escalamiento de la orden ejecutiva de la Casa Blanca.
En
efecto, en Venezuela se dio una discusión política y jurídica sobre esa
decisión inicial del mes de diciembre. En febrero, la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia dictó una sentencia, un pronunciamiento jurídico,
sobre el alcance de ese tipo de sanciones, contemplando los artículos 1, 5 y
322 de la Constitución Nacional, que se refieren fundamentalmente a temas como
la integridad territorial del país, la autodeterminación nacional, la
jurisdicción nacional en materia de orden interno, la seguridad nacional, la
soberanía popular, más todo lo relativo a los Tratados y al impacto del Derecho
Público Internacional, que regula las relaciones entre los Estados. La
conclusión fundamental de esa sentencia es que esta primera decisión del
Congreso norteamericano lesiona absolutamente todo el derecho público
internacional y el ordenamiento constitucional venezolano.
Luego
pasamos a lo que sería la “guinda de la torta”, con esta nueva decisión, ya no
del Congreso norteamericano, sino de la Casa Blanca, que establece una orden
ejecutiva declarando a Venezuela como una “amenaza extraordinaria e inusual”
para los EEUU, y considerando la situación nacional como una emergencia en los
EEUU.
Este
nuevo paso es coherente con un conjunto de decisiones que se han venido tomando
desde el año 2014 en los EEUU para intervenir en los asuntos internos de
Venezuela, tomando como pretexto fundamental, primero, la supuesta vulneración
de los derechos humanos asociado este hecho a la protesta violenta del primer
semestre de 2014; en segundo lugar, en Venezuela se habría desdibujado la
separación de poderes y el ejercicio efectivo de la democracia constitucional;
y en tercer lugar, el apoyo explícito de EEUU a la protesta de sectores de la
oposición que en el año 2014, las cuales tuvieron características de violencia
de calle, justificándolas como resultado necesario e inevitable de las malas
políticas económicas. Una jornada de protesta que dejó 43 fallecidos, una
cantidad importante de lesionados, destrucción de edificaciones públicas, profundos
daños a la economía nacional, etcétera. En todo este cuadro, EE.UU señala como
único y exclusivo responsable al gobierno venezolano, y de allí, las sanciones
a funcionarios de instituciones claves que participaron en las actuaciones para
el restablecimiento del orden público.
Entonces,
la matriz dominante a nivel de la opinión pública internacional plantea que son
decisiones que tienen simplemente el carácter de sanciones sobre materia de
congelamiento de bienes o visados en el seno del territorio norteamericano a
determinados funcionarios que son señalados de haber cometido delitos en contra de los derechos humanos. Pero si
analizamos en profundidad la orden ejecutiva, conjuntamente con la Ley del Congreso
de diciembre, vamos a encontrar allí que hay un conjunto de apreciaciones y
resoluciones que van mucho más allá que la simple individualización de
responsabilidades que derivan en sanciones a funcionarios en Venezuela. Estas apreciaciones
y decisiones constituyen una clara injerencia en los asuntos internos de
Venezuela.
Por
ejemplo, uno de los elementos clave de la orden ejecutiva es la posibilidad que,
aplicando la ley de emergencia nacional de EEUU, y aplicando legislaciones
vinculadas al manejo del Tesoro en los EEUU, se puedan bloquear actividades
comerciales, no sólo de individuos, sino de “entidades”, de organismos y
organizaciones, si desde EE.UU se considera que tienen algún tipo de
vinculación o relación con las acciones o los funcionarios que señale
discrecionalmente la Casa Blanca. Es decir, es una manera bastante anómala de
ir construyendo, en primer lugar, condiciones de un posible bloqueo comercial,
bloqueo financiero, de afectación a la posición económica venezolana en el plano
internacional y de sus socios comerciales, en un momento bastante particular y
difícil de la situación económica en el país.
En
segundo lugar, más allá del bloqueo económico, lo que la historia ha enseñado es
que este tipo de órdenes ejecutivas son acciones preliminares, pasos “necesarios”
para intervenciones y escaladas militares, no solamente sobre el país afectado sino
sobre el continente en su totalidad, es decir, sobre América Latina.
Es
la primera vez que un país sudamericano es colocado ante una decisión de esta
naturaleza. Esto ya existió en el caso de Nicaragua en 1985, sabemos que
también hubo un antecedente importante en el caso de Panamá, la invasión a
Granada y que han existido otras intervenciones encubiertas y abiertas de otra
naturaleza. Pero llama la atención que el supuesto Premio Nobel de la Paz ande
en jugadas mucho más semejante al clima político-ideológico de la era
Reagan-Bush.
Lo
importante es que este decreto, esta orden ejecutiva, comienza a afectar
decisivamente a un país que es un emblema de lo que significó en estos últimos
15 años un giro muy radical con relación a la política hemisférica de los EEUU
hacia la región, que sigue siendo considerada aún por ellos como “el patio
trasero” ([10]).
La
Revolución Bolivariana, que se levantó como un emblema de la recuperación de la
independencia política nacional, de la autodeterminación de los
condicionamientos geopolíticos que el gobierno norteamericano ha tenido sobre
la región, en este momento está siendo amenazada por una orden ejecutiva. Y esa
orden ejecutiva puede ser utilizada luego como precedente para amedrentar y
presionar a países que desobedezcan, que sean rebeldes frente a la política
exterior de los EE UU. Esa sería una
clara señal en contra de gobiernos y pueblos con proyectos de contenido
progresista, que defiendan el desarrollo con justicia social, la inclusión y el
ejercicio efectivo de la democracia participativa.
Ante
esto, es importante sentar una clara posición de rechazo claro, terminante, a
esta orden ejecutiva del gobierno norteamericano. Y hacer un llamado al pueblo
venezolano y a diferentes sectores para la unidad nacional en defensa de la
soberanía, para la construcción de una mayoría patriótica que levante las
banderas contenidas en la propia Constitución de Venezuela, como Estado
Nacional Soberano, que exige la necesidad de un bloque continental que no
renuncia al principio de no intervención en los asuntos internos de sus países.
Para
eso se requiere justamente ir más allá de la defensa del proceso bolivariano,
en clave de partido o de gran polo patriótico, y convocar a los diferentes
sectores sociales y factores políticos de oposición que consideren que estén
claros en que esta orden ejecutiva de Washington es una avanzada muy grave, que
lesiona y amenaza la soberanía nacional del país.
Se
requiere crear un criterio de demarcación claro entre aquellos factores
políticos y sociales que están a favor de una injerencia abierta o encubierta
de los EEUU en los asuntos internos del país; y aquellos factores que
consideren que los asuntos internos de Venezuela deben ser resueltos exclusivamente
por los venezolanos, sin injerencias de carácter imperialista, sin presiones
amedrentadores o que pretendan condicionar la política interna del país.
A
poco más de una semana de la orden ejecutiva de Obama, ¿cuáles son los actores
que estarían en cada lado?
En
primer lugar, hay una declaración unánime de los países de UNASUR ([11]),
exigiendo la anulación de este decreto ejecutivo de Obama. Es una declaración
que plantea que eso es un elemento clave para crear un clima favorable a la
estabilidad política de Venezuela, un clima adecuado para las elecciones
parlamentarias. Pero ya existían declaraciones en contra de la Ley del Congreso
norteamericano en al ALBA-TCP ([12]),
de la CELAC ([13]),
de MNOAL ([14]),
luego serán Rusia y China frente a la orden ejecutiva de Obama.
Es
muy difícil realizar elecciones parlamentarias satisfactorias para todos los
actores que intervienen en ella, y con pleno reconocimiento de los Estados
latinoamericanos y de la comunidad internacional, si tienes una gran potencia
que ha tenido históricamente un papel intervencionista e injerencista en los
asuntos internos de otros países, amenazando y amedrentando con aplicar
sanciones a personas, a entidades, a funcionarios. Además, recientemente un
vocero del Departamento de estado ha señalado que los resultados electorales
deben ser creíbles para EE.UU ([15]):
“This year's National Assembly elections present an
opportunity for Venezuelans to engage in legitimate, democratic discourse. And,
credible election results could reduce tensions in Venezuela. We have urged
regional partners to encourage Venezuela to accept a robust international
electoral observation mission, using accepted international standards, for
those elections. Now is the time for the region to work together to help
Venezuela to work toward a democratic solution to the challenges the country
faces.”
¿Cómo
evaluar la declaración anterior del Sr. Alex Lee, Representante del
Departamento de Estado?
Entonces,
desde el punto de vista internacional hay un rechazo abierto de UNASUR, un
rechazo incluso más explícito y programáticamente más contundente, con otro
contenido y alcance, de los países del ALBA-TCP; y desde el punto de vista
interno ya han comenzado a plantearse voces y actores que han tomado una
posición de rechazo, de análisis crítico de esta orden ejecutiva.
Por
ejemplo, el arzobispo de Caracas, el Cardenal Urosa Savino ([16]),
sorprendiendo a más de uno, declaró recientemente que esa posición de EEUU de
declarar a Venezuela como una amenaza era algo exagerado, que no tenía ningún
tipo de fundamentación, que no tenía rigor, que más bien perjudicaba la
necesidad de construir en Venezuela un clima de diálogo, un clima de deliberación
política democrática entre los diferentes actores y de estabilidad política en
la región. También otro voceros y actores políticos vinculados a la oposición,
como Henry Falcón ([17]),
por ejemplo, declararon su rechazo y se deslindaron. También Eduardo Fernández
([18]),
que fue durante mucho tiempo un líder importante del partido socialcristiano COPEI
rechazó la orden ejecutiva de Obama y consideró que era extralimitada y
abusiva, que desconocía la situación de Venezuela, en el sentido que Venezuela
no constituye ningún tipo de amenaza para EEUU. Sin embargo, los comunicados de
la MUD ([19])
y de sectores de la oposición radical que piden la salida inmediata de Maduro
desde el discurso de “renuncia ya” ([20]),
se manejan entre unos desde la ambigüedad y otros desde una aceptación abierta
de una intervención de EE.UU en los asuntos internos del país.
Lo
que ocurre con Venezuela es que es un objetivo para la política exterior de
EEUU porque reúne tres condiciones básicas de aquellos países que EEUU ha
sometido a intervención a lo largo de la historia. En primer lugar, es un país
con excepcional condición geográfica dentro de Sudamérica, que además cuenta
con la mayor reserva de petróleo del mundo, y eso -en esta coyuntura y en este
contexto- significa mucho desde el punto de vista geopolítico. En segundo
lugar, Venezuela se desprendió de lo que era la línea política de los EEUU
hacia América Latina, sobre todo a partir del año 2005, cuando se rechazó
completamente el ALCA y los Tratados de Libre Comercio sobre la región. Y eso
también ha afectado la visión que tiene EEUU de considerar a Venezuela como una
colonia dentro de su “patio trasero”. Y en tercer lugar, Venezuela ha desarrollado
procesos electorales continuos y sucesivos, prácticamente en todos los años, en
los cuales se ha demostrado el ejercicio de la voluntad de la soberanía popular.
En Venezuela hay un ejercicio continuo de la legitimidad democrática.
EEUU
está intentando, justamente, atrapar un problema de emulación que se da a nivel
continental y mundial, con relación a la posibilidad de construir alternativas
al neoliberalismo y al capitalismo “Made in USA”, tratando de enfatizar tres
ejes fundamentales. En primer lugar, la soberanía sobre los propios recursos. En
segundo lugar, una integración continental no subordinada a los EEUU. Y en
tercer lugar, el ejercicio de la democracia participativa, yendo mucho mas allá
de lo que para EEUU ha sido una especie de tótem político, que la democracia sólo
llega a la democracia representativa de partidos. Entonces, EEUU está tratando
de aleccionar a la Revolución Bolivariana, de amedrentarla porque la considera
un mal ejemplo para la región. Ha tratado de utilizar el pretexto de los derechos
humanos y el pretexto de la vulneración de la democracia, para legitimar su
propia política injerencista en los asuntos internos.
En
términos del frente nacional, lo que considero más relevante en este momento es
que se trata de un tiempo de definiciones ([21]),
de quiénes están efectivamente con la defensa del orden constitucional y de
todos los principios, valores y normas que están establecidos: soberanía,
autodeterminación, ejercicio de la democracia participativa, resolución de
nuestros asuntos internos a través de nuestros mecanismos jurisdiccionales,
declarar a América Latina y a Venezuela como una zona de paz. Todos estos
elementos están en juego.
Considero
que es muy importante el deslinde entre la defensa de estos elementos,
principios, normas y valores; o asumir una postura ambigua o claramente
defensora de la interpretación que está haciendo EEUU sobre la situación
interna de Venezuela. Y ahí tenemos a los dos sectores dominantes de la
oposición que he mencionado antes: uno más ambiguo, que hizo una declaratoria
de las sanciones, que reconoció en parte que las tareas políticas que tiene que
hacer la oposición las está asumiendo el gobierno norteamericano, y eso lo dice
el propio comunicado de la MUD, que plantea que lo que están haciendo los EEUU es
un asunto que compete a la oposición, pero no lo ha hecho suficientemente bien,
por eso la orden ejecutiva: “Recibimos con aprecio y agradecimiento el apoyo de
la comunidad internacional, pero no aspiramos ni admitimos que la comunidad
internacional o alguno de sus miembros asuma deberes que son nuestros.”
Es
decir, ahí hay una postura muy ambigua en relación a la orden ejecutiva, y esa
oposición tiene que clarificar cual es su criterio final. Y está el sector
vinculado a la “Guarimba” del primer semestre de 2014 de manera más abierta y
explicita: Leopoldo López, Antonio Ledezma y María Corina Machado, que señalan
abiertamente que se requiere de alguna modalidad de apoyo o injerencia externa
para salir del “régimen” y de la “dictadura”, tal como ellos la conciben e
interpretan. Esta es básicamente una interpretación que está totalmente fuera
del reconocimiento del orden constitucional legal, e incluso de lo que han sido
los elementos fundamentales de integración continental, todas las reflexiones y
declaraciones que ha hecho UNASUR, CELAC, Mercosur y el ALBA sobre la
democracia.
La
oposición no ha tomado una clara delimitación de la gravedad de la situación.
Ellos siguen pensando que esta orden ejecutiva implica simplemente sanciones
individualizadas en Venezuela, sin tomar en consideración que el marco que
permite la fundamentación, justificación y legitimación de estas sanciones es
mucho más amplio y le deja los brazos
libres a cualquier tipo de acción o intervención en materia de bloqueo
económico o de injerencia militar sobre los asuntos en Venezuela. Dice la MUD:
“Hay que distinguir entre sanciones a un país y sanciones a unas personas, por
lo que hemos sido consistentes en rechazar las medidas generales contra una
nación entera. Pero eso nada tiene que ver con las consecuencias personales que
a individuos puedan acarrear el cometer actos que violen los Derechos Humanos o
atenten contra el patrimonio público y el bienestar de sus conciudadanos.”
Llama la atención el momento político
para estas medidas de EEUU, con elecciones parlamentarias en el horizonte. Esto
obliga a la oposición a definirse en relación a la “dos bandas” que menciona
Maduro, acerca de actuar dentro de la Constitución, o fuera de la Constitución.
Esto podría tener el efecto de que no
lleguen unificados todos los sectores de oposición a las elecciones, entonces surge la pregunta sobre si hay otros elementos
de orden externo. ¿Cuál es tu análisis? ¿Por qué EEUU toma esa medida en este
momento, sabiendo que puede contribuir a legitimar a la Revolución Bolivariana?
Cuesta creer en la opción del error.
En este momento hay una fuerte
ofensiva diplomática por parte de EEUU para recuperar espacios perdidos, desde
hace dos años hasta acá. Hemos visto a Biden, a Kelly, a Kerry, a Roberta
Jacobson, –estamos hablando de la Casa Blanca, del Pentágono, del Departamento
de Estado- dando declaraciones sobre la posición de EEUU de recuperación de
espacios de influencia hacia el continente en su conjunto.
Es importante analizar en el
continente sudamericano la posición de los puntales geopolíticos, que son Argentina
y Brasil. EEUU está metiendo presión sobre estos países. En Argentina, el caso
Nisman fue impulsado hasta un punto morboso tratando de utilizarlo para crear
una matriz contraria al gobierno, al igual que el cao de los Fondos “Buitre”.
En el caso de Brasil, el triunfo de Dilma por estrecho margen ha generado una
situación de correlación de fuerzas muy distinta a la que venía dándose, con un
Congreso cuya composición muestra el complicado cuadro de fuerzas para avanzar
en una política progresista, con justicia social y post-neoliberal. Entonces,
hay una debilidad en la correlación de fuerzas de los gobiernos progresistas
que está permitiendo que EEUU avance con mayor agresividad en su política, que
intenta sin duda recuperar espacios debilitados o perdidos. Es este cuadro que
el horizonte no parece ser el mismo que el que permitió en el año 2005
sacudirse el yugo del ALCA.
También tenemos el caso de la Cumbre de
Seguridad Energética del Caribe, donde EEUU señaló tácitamente que el enemigo
fundamental para los países del Caribe era mantener los acuerdos de PetroCaribe
con Venezuela ([22]).
EEUU ha venido replanteando el tablero estratégico del continente y Venezuela es un elemento clave de ese tablero.
Todas esas decisiones no pueden considerarse
simples errores de política, o escaramuzas internas de la política de
enfrentamientos entre republicanos y demócratas en los EE.UU, sino que son
elementos para analizar y desentrañar una estrategia geopolítica de mayor
alcance, que tiene varias aristas, incluyendo el proceso de negociación con
Cuba.
Sobre esto, mucha gente tiene
expectativas, pero uno no puede dejar de tener suspicacias de que EEUU va a
desarrollar una táctica distinta para cumplir los mismos objetivos: minar
finalmente el proceso revolucionario cubano e impedir que otros procesos en
América Latina puedan escaparse del yugo neoliberal ([23]).
Tratar de alguna manera de socavar por otros medios la situación cubana.
Uno de los puntos clave en la próxima Cumbre
de las Américas es que Cuba asuma gradualmente el modelo político de la “democracia
representativa de partidos” como un elemento clave para la negociación de su
situación interna ([24]).
Si lo llevan ahí, estamos volviendo a los orígenes de la expulsión de Cuba de
la OEA, al señalar que Cuba no era una democracia bajo los parámetros del
Departamento de Estado, que era un régimen que amenazaba, también, la situación
de seguridad nacional de EEUU.
En EEUU se está dando un fuerte debate
interno entre las fuerzas republicanas y demócratas para definir cuál va a ser
la estrategia de recaptura de los que ellos llaman “el patio trasero”. Pero la
meta geopolítica es compartida. Se disputan los medios para alcanzarla. Quizás
Obama, como han señalado algunos personajes en EEUU, expuso de manera descarnada
la estrategia y no fue gradual ni incrementalista con medidas de presión sobre
la dignidad y la autodeterminación de Venezuela. En algunos medios y círculos
internos de los EE.UU, lo que se le está cuestionando a Obama es que no dividió
suficientemente a América Latina antes de proceder a aplicar este tipo de
sanciones ([25]).
Que tenía que agotar todavía una estrategia de fragmentación de la unidad
política sudamericana y continental para que la estrategia tuviera eficacia. Lo
que están señalando es que ahora América Latina ha asumido una defensa continental
de Venezuela. Y esperan que esta defensa sea más bien débil y declarativa, que
una articulación continental fuerte en defensa de principios irrenunciables
como la independencia, la soberanía, la autodeterminación, la igualdad entre
los Estados, la declaración del continente como una zona de paz, libre de bases
militares extranjeras ([26]),
la resolución pacífica de los conflictos y la necesidad de modelos de
desarrollo con justicia social, alejados de los parámetros de los dogmas
neoliberales.
No hay que olvidar los antecedentes del
año 2002 hacia acá. Además del intento de golpe y el paro sabotaje petrolero en
Venezuela, luego vinieron el golpes “constitucionales” en Honduras, el “golpe
constitucional” en Paraguay, lo que han instalado como doctrina de los “golpes
constitucionales”, tanto así que en la reciente marcha en Brasil de la derecha
se escuchaba con claridad la tesis de la “intervención militar constitucional”
([27]).
Esta nueva estrategia está a la orden del día en América del Sur. Recordemos el
intento de dividir también la integridad territorial de Bolivia y presenciamos
el llamado intento de asonada golpista en Ecuador.
En este momento hay una situación que
implica necesariamente hacer un llamado a Nuestra América para que analice con
profundidad histórica y claridad programática, ideológica y política, que lo
que está ocurriendo en Venezuela afecta y afectará a todo el continente latinoamericano.
Y que EEEUU ha dado un paso muy grave, con un método completamente extralimitado
para intervenir en los asuntos de América Latina y en particular en Venezuela.
Respecto a esto, tenemos el caso de
las declaraciones del vicepresidente de Uruguay, diciendo que no tenía elementos
para afirmar que había injerencia. Pero además la Cancillería argentina demoró
dos días en emitir un comunicado oficial y entre tanto, la única declaración
que hizo el jefe de Gabinete fue que las medidas de EEUU no le parecían
“saludables”. Y la cancillería brasileña no hizo ningún comunicado oficial
hasta la cumbre de Unasur. Es decir, es un panorama complejo, en perspectiva…
Sí, yo te diría que hay que poner las
barbas en remojo en el continente, porque se ha intentado poner a arder las
barbas del vecino venezolano. Cuando veas las barbas de tu enemigo arder, pon
las tuyas en remojo. Y la mejor defensa es una ofensiva continental en defensa
de la soberanía, la independencia y la autodeterminación de Venezuela.
También pienso que hay una visión
continental hacia la situación interna venezolana que debe clarificarse a breve
plazo. Esto tiene mucho que ver con que existan factores de gobierno y oposición
que se sienten con seriedad a debatir una agenda de estabilidad política para
el país. Una agenda que respete de manera muy clara que hay un cronograma de
tiempos constitucionales y electorales que no pueden saltarse “a la brava”. La
oposición venezolana aún desconoce la legitimidad electoral del Gobierno de
Maduro. Uno de los elementos más importantes para reclamarle a la oposición en
Venezuela es que hasta ahora no ha reconocido a Nicolás Maduro como Presidente y
siempre ha sembrado dudas sobre la legitimidad democrática del gobierno. Es un
hecho anómalo en la estabilidad política democrática en la región.
Algunas reservas que se han
manifestado en el continente tienen que ver con el diálogo político en
Venezuela y ciertamente creo que es necesario generar todas las condiciones
favorables para el diálogo político, pero colocando sobre la mesa un conjunto
de normas, principios y valores que comprometan a los actores nacionales a
respetar absolutamente la soberanía popular y la independencia de Venezuela
ante amenazas y presiones externas. Porque se ha tratado de utilizar estas
mediaciones internacionales como factores que intervienen para favorecer a uno
u otro actores de las controversias. Mientras sea así, obviamente el diálogo
está prácticamente viciado.
En el caso de Uruguay, también hay que
decir que hay un cambio electoral. Asume un sector del Frente Amplio que ya en
el pasado tuvo diferencias con Chávez, y que va a tomar distancias. Incluso el
presidente Tabaré Vázquez, en absoluto ejercicio de su soberanía, planteó estar
de acuerdo con la firma de un Tratado de Libre Comercio con EEUU ([28]).
Después, con Pepe Mujica, eso se echó para atrás. Entonces, también hay
posicionamientos que colocan los intereses de cada uno de los países de la
región en una agenda de política exterior frente a los EEUU.
En el caso de Argentina y Brasil, creo
que lo fundamental –y se hizo viable a través del presidente y la cancillería de
Ecuador- era que hubiera un comunicado de UNASUR en el corto plazo. Era
imprescindible que no pasara mucho tiempo para no generar una situación, que obviamente
es latente, de fragilidad en algunos actores políticos para tener una posición
más firme ante los EEUU.
Recordemos también que la situación
interna de Venezuela se conoce en el exterior fundamentalmente a través del
filtro de los grandes medios de comunicación, y que la opinión pública está
siendo orquestada, tanto en Brasil como en Argentina, y la imagen que tienen es,
en término de análisis de matrices de medios, tendencialmente negativa. Entonces
muchos de los actores, sin conocer in situ la situación efectiva de Venezuela,
a veces se han lanzado a declaraciones, yo diría… precipitadas sobre la
situación del país, sin tener información primaria o un contacto más cercano a
la situación real.
Pero ciertamente, percibo que hay un
debilitamiento de los factores de poder que pudiesen contener con mayor firmeza
y energía este tipo de iniciativas de los EEUU. Y ese es uno de los grandes
retos a mediano y largo plazo que hay que consolidar en el continente. Si no
puede ser a través de los gobiernos, tendrá que ser a través de los movimientos
populares, porque tal vez los gobiernos progresistas en América Latina han
empezado a dormirse, a quedarse rezagados en el ejercicio del poder
gubernamental, sin tomar en consideración la agenda de demandas ya aspiraciones
de los movimientos populares, que fue precisamente lo que los llevó a los
lugares donde están.
Entonces hay que recuperar esos hilos
y esas identificaciones de los gobiernos con los procesos de organización
popular, anti-neoliberales, de recuperación de la soberanía nacional y del
desarrollo con justicia social, para entender cómo se están replanteando la
correlación de fuerzas en este nuevo tiempo. En un tiempo, además, donde no
podemos perder de vista que hay una crisis en torno a cómo se está resolviendo
el tema energético mundial. Hay una política muy agresiva de EEUU y Europa
hacia Rusia. Tenemos un Medio Oriente convulsionado por una intervención de
naturaleza bastante inusual y extraordinaria y hay una recomposición de fuerzas
en el norte de África. Hay una suerte de invariante histórica que señala que
cuando los imperios entran en decadencia se vuelven cada vez más agresivos y
comienzan a utilizar preferentemente mecanismos militares o de amenaza de uso
de la fuerza para resolver sus propias contradicciones. En este caso su
contradicción fundamental es mantener su posición hegemónica en el orden mundial.
¿Qué cabe esperar en cuanto a intervención
militar, no necesariamente en términos convencionales, y también en relación al
plano económico, financiero y comercial?
Mira, resulta sospechoso que
justamente cuando se están dando estas condiciones de amedrentamiento del
gobierno norteamericano se visibilicen demandas en el CIADI ([29])
por políticas de “nacionalizaciones” de empresas que se hicieron en Venezuela. También
comienza una campaña para presentar a Venezuela como una entidad que está asociada a la violación de regulaciones financieras de
alcance europeo o internacional ([30]).
El tema del lavado de activos y la corrupción se posiciona en la construcción
de la agenda temática de la opinión pública.
Dada la situación interna de
Venezuela, que es una combinación bastante complicada de sabotaje económico y
manejo inadecuado de aspectos claves de la políticas macro-económicas (fiscales,
cambiarios y monetarios) para la coyuntura, la política de EEUU puede ser
meterle más presión a la línea de acción del sabotaje económico. Presión sobre
el tipo de cambio, presión sobre sectores importadores, proveedores de materias
primas, presión a la banca para intentar que las calificadoras de riesgo coloquen
a Venezuela como un país de mucho más riesgo que el real. Es decir, como plantea
explícitamente Obama, tratar de “torcerle el brazo” al gobierno para que asuma
políticas económicas favorables a los intereses de los EEUU. Eso en el terreno
económico, comercial y financiero.
Desde el punto de vista militar, es
muy claro que Venezuela no tiene ningún tipo de posibilidad de desafiar el
poder militar convencional de EEUU. De hecho, EE.UU ensaya una modalidad de
guerra no convencional hacia Venezuela desde el año 2002. Todavía hay dudas hoy
sobre las verdaderas causas de la enfermedad de Chávez. Nosotros tenemos
también, un problema, denunciado desde hace largo tiempo, que es la progresiva infiltración
de paramilitares colombianos en Venezuela, de células durmientes, que pudiesen
operar junto fuerzas especiales de otros países, o con las unidades organizativas
vinculadas a la protesta opositora venezolana, cuyas acciones en las llamadas guarimbas
muestran indicadores sobre un nivel de organización, preparación y logística que
le hacen ver que no se trata de protestas ni espontáneas ni pacíficas. Son protestas
organizadas, con un entrenamiento en la confrontación de calle, con redes de
comunicación, logística, con apoyo financiero y económico que hace sospechar
que se ha dado una suerte de invasión silenciosa, para situaciones de conflicto
mucho más intensas que las que se han dado hasta ahora. Es posible que se trate de planes de acción
para situaciones de escalamiento de las tensiones internas.
Evidentemente, la guerra de esta época
no es la de la invasión de los marines en la Nicaragua de Sandino, o en la
República Dominicana con Bosch, o necesariamente un bombardeo desde un país
vecino como ocurrió en la Guatemala de Arbenz. Hay una estrategia de guerra no
convencional desde EEUU hacia Venezuela, que implica tomar en cuenta cómo han
sido las formas de intervención más recientes en el Medio Oriente y en la
cuenca sur del Mediterráneo, para no hablar de todas las “revoluciones de
colores”. Injerencia puede ser por ejemplo bloquear electrónicamente el espacio
aéreo venezolano, la intrusión en redes telemáticas, el sabotaje de unidades
militares, de empresas estratégicas, con operaciones militares encubiertas, de atentados
y asesinatos selectivos.
Hay un menú bastante complejo de
operaciones antes de suponer que se trata de intervención militar convencional.
No hay que esperar un cerco de portaaviones y buques misilísticos, el
sobrevuelo de aviones tripulados o no tripulados en la fachada caribeña,
atlántica o andina venezolana para hablar de intervención militar. Podría ser
en algunas hipótesis de intervención el colocar tropas solo en puntos clave del
territorio, por ejemplo para controlar refinerías, bloquear sistemas de
transporte, o bombardear puentes, represas o locaciones estratégicas, como
comunicaciones o electricidad.
Yo particularmente no conozco en
detalle esta materia, pero lo que estoy seguro es que la ofensiva sobre Venezuela
es claramente una ofensiva combinada de presión económica, diplomática y de
amenaza militar, al menos de baja intensidad. Y que eso está generando una
afrenta al orden nacional. También recordemos que hay otros asuntos paralelos
que están en el ambiente, por ejemplo utilizar el tema del narcotráfico para
justificar una intervención, como sucedió en Panamá en 1989 ([31]).
Es un tema para encarar en el asunto
en Venezuela. Desde mi punto de vista, hay que evitar llegar a estos escenarios;
y el país podría contar con cuatro factores que lo pueden ayudar a intentar el
objetivo prioritario en este momento, que es derogar esa orden ejecutiva. En
primer lugar, un escudo geopolítico continental: lograr una integración y una
unidad política férrea en defensa de la soberanía nacional. Creo que sería
importante también un llamado abierto del Papa Francisco para crear condiciones
de diálogo y a para la derogación de la orden ejecutiva de Washington. Creo que
sería importante que los sectores religiosos defensores de la paz, los
movimientos populares y los gobiernos le hicieran un llamado al Vaticano, para
que también hiciera un reclamo explícito al gobierno norteamericano para frenar
esta injerencia en los asuntos internos de los países.
En segundo lugar, creo que es
importante desarrollar la fortaleza moral del pueblo venezolano en la defensa
de su dignidad nacional y su soberanía, más allá de las adscripciones
ideológicas, políticas y partidistas de cada quien. Hay un objetivo prioritario
que es la defensa de tu Constitución y de tu país, ante una amenaza de orden internacional,
en este caso de EEUU.
En tercer lugar, la movilización
popular. La Revolución Bolivariana sólo ha disuadido a intervenciones de EEUU
cuando ellos han calculado que los costos de cualquier injerencia son mayores
que los beneficios, en términos del debilitamiento de la movilización popular
en Venezuela. Es decir, en la medida en que hay mayor fortaleza y acumulación
de fuerzas en los sectores populares venezolanos, es mucho más costoso políticamente
intentar una intervención.
En cuarto lugar, un elemento clave del
proyecto bolivariano es el nuevo papel de las fuerzas armadas, que es la unidad
cívico militar. En América Latina se ha intentado sembrar la tesis de que hay
una militarización de la política en Venezuela. Y lo que ocurrió -que
lamentablemente no se ha comprendido adecuadamente- ha sido una transformación radical
desde el punto de vista doctrinario respecto a las concepciones convencionales
sobre el rol de las Fuerzas Armadas en América Latina, que históricamente han
sido utilizadas fundamentalmente para reprimir los procesos de politización del
movimiento popular.
En el caso venezolano, hay una
doctrina de fuerte raigambre bolivariana, en la cual se señala que el rol
fundamental de las Fuerzas Armadas es defender las garantías sociales
establecidas actualmente en la Constitución ([32]).
Que las fuerzas armadas levanten su espada para contribuir con el desarrollo
económico con justicia social en el
continente. Es decir, que los militares no se despreocupen de la situación de
pobreza, de miseria, de desigualdad, de
las injusticias sociales, sino que contribuyan en tareas para reducir la
desigualdad, para construir sociedades más justas en el continente. Y ese cambio
doctrinal, ese distanciamiento radical del proyecto bolivariano con relación a
lo que ha sido históricamente el rol de las fuerzas armadas desde las nefastas
Doctrinas de Seguridad Nacional (DSN) ([33])
y la Escuela para las Américas ([34])
es una revolución silenciosa, que poco se ha estudiado como elemento de luchas contra-hegemónicas.
Obviamente, este es un camino hecho a medias, con sus propias contradicciones.
Pero desde el punto de vista programático hay un conjunto de principios,
objetivos e instrumentos de políticas que rompen completamente con la visión de
EEUU y lo que fue la Escuela para las Américas, que fue una escuela para la
represión de los procesos de politización del movimiento popular en todo el
continente. Entonces yo creo que estos cuatro elementos son factores claves
para coadyuvar a contener y derogar esta iniciativa del gobierno norteamericano
para intervenir en los asuntos de Venezuela.
Si el asunto hubiera sido exclusivamente
sancionar a funcionarios, todo el marco interpretativo que fundamenta y
contextualiza las sanciones es completamente extralimitado e innecesario. El marco de fundamentación les
deja las manos libres para cualquier tipo de intervención a los EEUU en los
asuntos internos de Venezuela, que puede ser tomando como precedente para otros
países de América Latina.
Me llama mucho la atención ese doble
discurso del Congreso y del Gobierno Norteamericano con relación a los DD.HH.
Pero lo más grave de esto es el marco de justificación de las sanciones, utilizando
fundamentaciones que desde mi punto de vista son falsas, o por lo menos muy
débiles y distorsionadas. La fundamentación de esta orden ejecutiva es una
extralimitación totalmente grotesca y lo que enseña no es tanto lo que ocurre
en Venezuela sino la ambición de poder de EEUU.
Cuando uno analiza la orden ejecutiva,
puede ver allí cuál es la voluntad de dominio del gobierno de EEUU hacia
Venezuela, hacia el continente y hacia el orden global ([35]).
Ellos consideran que la soberanía no tiene límites ni fronteras, que la
soberanía es extraterritorial, es global. Y eso es lo que define de manera
rigurosa el carácter imperialista de una política exterior de un Estado nación.
Cuando no respeta la autodeterminación, la soberanía y los límites, los
derechos y garantías del resto de los países y los subordina como si fueran protectorados
o colonias.
En este marco tan complejo, con
actores y también tendencias de diverso signo, como puede ser la necesidad de
diálogo con sectores de derecha que no están de acuerdo con la injerencia de
EEUU, pero también la necesidad de profundizar la movilización y la organización
del pueblo, ¿dónde queda el camino señalado por el presidente Maduro en torno a
superar el Estado liberal burgués y construir el Estado comunal, que es el
planteo de Hugo Chávez?
Desde el punto de vista estratégico,
no debería existir ningún tipo de duda o retroceso en torno a la necesidad de
profundizar el proceso bolivariano. Ahora, desde el punto de vista táctico, desde
el punto de vista del rodeo táctico, de la maniobra política, creo que este es
un excelente momento para evaluar cuáles son las mejores condiciones para
alcanzar objetivos intermedios que nos pueden llegar a hacer alcanzar los
objetivos finales. ¿Por qué te señalo esto? Porque considero que hay tendencias
en Venezuela que creen que se pueden alcanzar los objetivos finales de la
revolución socialista sin pasar por un conjunto de mediaciones estratégicas y
tácticas, que tienen que ver con las circunstancias políticas que uno tiene que
aprovechar para generar procesos reales, concretos, de acumulación de fuerzas. Un
discurso radical que desconoce la relación entre acumulación de fuerzas y
correlación de fuerzas es parte del paisaje del ultra-izquierdismo, por demás
irresponsable ([36]).
Nosotros podemos estar de acuerdo con
sectores, vamos a llamarlos, radicales del “chavismo” que consideran que
cualquier maniobra pareciera que fuese en contra del proyecto de Chávez, de su
legado revolucionario y socialista ([37]).
Pero creo que en este momento hay una situación que exige tener una claridad
estratégica y sin renunciar a ella, hay que establecer un conjunto de escenarios
de acumulación de fuerzas que implican variantes de maniobras tácticas, que
implican ofrecerle a la gente a corto plazo, objetivos intermedios necesarios
para alcanzar condiciones para conquistas de carácter estratégico.
Yo no creo que actualmente haya una
situación de flujo revolucionario, de oleada de entusiasmo popular, más bien
creo que hay un punto de critico detonado por la enfermedad y fallecimiento de
Chávez, que obliga a una recuperación del reflujo derivado de la pérdida física
de su principal líder político ([38]).
Y esa situación está muy influenciada y sobre-determinada por la estrategia de
guerra y de sabotaje económico, que está golpeando en sectores cuyo compromiso
con la revolución pasa mucho por la resolución inmediata de demandas y
aspiraciones materiales. A la Venezuela Bolivariana la están tratando de rendir
por mecanismos de presión económica y psicológica.
Creo que este es un momento para
reflexionar y para utilizar una frase muy trillada, pero que no siempre se
comprende bien, que es hacer un “análisis
concreto de la situación concreta”, que es comprender el diagrama de las
fuerzas sociales ([39])
en pugna en un momento específico y entender cómo se puede modificar ese
diagrama en beneficio del avance del proyecto bolivariano. En este momento me
parece muy difícil plantearle a la gente como elemento movilizador exclusivo la
defensa de las orientaciones anti-capitalistas del proyecto bolivariano.
Las tareas de la transición
post-neoliberal y post-capitalista no implican automáticamente las tareas
socialistas inmediatas. Este es un momento fundamental para consolidar una “unidad
antiimperialista” ([40])
y por otro lado generar condiciones políticas favorables para que el gobierno pueda
tener al frente interlocutores de la oposición válidos para construir una
agenda política mínima común, que permita mejorar las condiciones económicas,
sociales y estabilizar la situación política del país a corto plazo. Aquí hay
riesgos de variada naturaleza, desde el más crudo oportunismo de derecha, hasta
el más irresponsable sectarismo de ultra-izquierda. Si no se logra entender la
planificación de situaciones, y el avance en condiciones objetivas y
subjetivas, creo que no podrá plantearse con éxito objetivos de mayor
envergadura, de mayor alcance.
Creo que nosotros hemos tenido muchos
prejuicios para plantear este tipo de temas en la actualidad de la Revolución Bolivariana,
porque creemos que plantearlos significa necesariamente algo así como renunciar
al legado revolucionario de Chávez.
Creo que lo que hay que mantener es un
compromiso sobre las estrategias y los objetivos finales de este proyecto, pero
también hay que tener un análisis muy riguroso sobre las condiciones objetivas
y subjetivas que hacen posible llegar a ese propósito. Y a veces pecamos por
exceso de voluntarismo o por defecto de voluntarismo. Pensar que es imposible,
que hay que renunciar al proyecto de Chávez y que hay que convertir al proceso
en una suerte de social-democratización de la Revolución Bolivariana. Volver a
la tesis de administrar una suerte de capitalismo nacional autónomo con
inclusión social ([41]).
O por otro lado, otros sectores plantean lo urgente de un salto revolucionario
sin tener en consideración la acumulación de fuerzas necesarias para abordar
las exigentes tareas de reconstrucción productiva nacional, de modificación de
las relaciones de producción, de construcción de otra sociedad, sin considerar
las graves deficiencias, vulnerabilidades
y rezagos en el mundo económico productivo del país, el carácter
rentista, atrasado y atrofiado de nuestra estructura económica y social. En
muchos discursos todavía aparece el viejo guion de “O reforma o revolución” ([42]).
Tenemos que decirlo claramente: Venezuela
es un país rico desde el punto de vista rentista, pero desde el punto de vista
productivo es un país muy pobre, con una estructura productiva muy precaria,
heterogénea, de baja productividad. Tenemos que producir esa mediación entre el
país rico rentista y el país rico productivo generando desarrollo económico con
justicia social, fortaleciendo el poder popular. Ese eslabón no ha podido
labrarse adecuadamente, modificando además la correlación de fuerzas políticas
y generando, eso sí, efectivamente, como una de las palancas de ese desarrollo
con justicia social al poder popular, a la economía comunal, al sistema de
economía social como un elemento clave
de esa nueva economía productiva.
Este es un tema de largas discusiones,
que tiene otro alcance, pero creo que puede ser un momento también para analizar
que no podemos virar hacia la social-democratización de la revolución, pero
tampoco para suponer que Venezuela está a dos pasos y medio de conquistar el
pleno socialismo, incluso para algunos el salto al comunismo del siglo XXI. Más
bien lo que tenemos son todos los retos y todos los dramas y las exigencias de
un proceso de transición, primero post-neoliberal y después post-capitalista,
los retos del desarrollo humano integral, de reinventar el socialismo desde
abajo, con democracia participativa y protagónica, en las condiciones de un
país extractivista, dependiente, todavía subdesarrollado en lo productivo, en
lo agroindustrial, por ejemplo.
Particularmente yo soy partidario de
la utopía concreta y del sueño revolucionario anticapitalista, pero creo el
momento exige astucia, no temeridad, en términos de estrategia y táctica a la
hora de analizar bajo qué condiciones es posible construir las mediaciones
político-estratégicas para alcanzar ese proyecto, ese horizonte. Eso se ve en la
Revolución Bolivariana en este momento: la posibilidad de que haya tendencias y
de hecho las hay, que dividen y confunden el campo bolivariano entre sectores
que aparecen como más moderados e incluso algunos como entreguistas y
negociadores y sectores más radicales, más principistas, que están anclados en la
fidelidad al legado revolucionario de Chávez. Este es el momento de re,
re-politizar, re-agrupar, unificar y generar un debate político en profundidad
y con altura sobre la encrucijada que se está viviendo actualmente en el país y
colocar, eso sí, un método de discusión, reflexión, debate y contribución que
en vez de agriar el clima lo que hace es enriquecerlo y fecundarlo para
encontrar salidas y contribuir a apoyar al gobierno ante la amenaza
imperialista ([43]).
Creo que el gobierno de Nicolás Maduro
no sólo heredó la potencia simbólica del legado de Chávez, sino que también se está
enfrentando a circunstancias y desafíos inéditos, incluso de cambios de
correlaciones de fuerzas internacionales que implican que tenga que maniobrar con mucha
mayor prudencia frente al escenario internacional.
Para cerrar, te diría que hay que
apoyar críticamente al gobierno y que la crítica sea concebida fundamentalmente
como un necesario elemento para proponer alternativas a quienes tienen que
tomar decisiones. Pero la crítica no puede ser el pretexto para deslegitimar o
contribuir a deslegitimar al gobierno bolivariano, así sea de manera colateral
o muy tangencial. Uno tiene que ser muy responsable en estos momentos. El hecho
mismo de la amenaza de EEUU genera un buen momento para discutir no sólo la
dimensión política del compromiso con el proceso bolivariano, sino también la dimensión
ética, la responsabilidad de lo que uno está haciendo, poniendo cada granito de
arena en cada lugar para mejorar la correlación de fuerzas en favor del
proyecto bolivariano. Eso sí, sin desconocer que la reflexión crítica, las
propuestas, las alternativas, son importantes.
Fernando Vicente Prieto
@FVicentePrieto
[2] Respuestas para Dudar ¿Sanción o
Intervención? Astolfo Sangronis Godoy http://www.rebelion.org/noticia.php?id=193485&titular=%BFsanci%F3n-o-intervenci%F3n?-
[5] El ajedrez detrás del acercamiento entre
Cuba y EEUU Juan Manuel Karg http://www.rebelion.org/noticia.php?id=193729&titular=el-ajedrez-detr%E1s-del-acercamiento-entre-cuba-y-eeuu-; La victoria cubana y sus posibles
consecuencias Guillermo Almeyra http://www.rebelion.org/noticia.php?id=193479&titular=la-victoria-cubana-y-sus-posibles-consecuencias-; “Aun cuando un día formalmente mejoraran
las relaciones entre Cuba socialista y el imperio…”* Fidel Castro Ruz; EEUU y
Cuba: un denso diálogo.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=193746&titular=%93a%FAn-cuando-un-d%EDa-formalmente-mejoraran-las-relaciones-entre-cuba-socialista-y-el-imperio%85%94*-
Atilio
Borón http://www.rebelion.org/noticia.php?id=194621&titular=eeuu-y-cuba:-un-denso-di%E1logo-; Cuba y Estados Unidos: ¿Una Nueva Era?
Ricardo Alarcón de Quesada http://www.rebelion.org/noticia.php?id=194383&titular=cuba-y-estados-unidos:-%BFuna-nueva-era?-.
[6] http://www.eljoropo.com/site/congreso-de-eeuu-impone-nuevas-sanciones-a-funcionarios-de-venezuela/, Una clara violación a nuestra soberanía.
Conozca el proyecto de Ley que EEUU prepara para “salvar” al pueblo venezolano http://www.aporrea.org/internacionales/n251442.html
[7] http://www.noticias24.com/venezuela/noticia/274960/comunicado-completo-del-tsj-sobre-las-sanciones-de-ee-uu-contra-el-estado-venezolano/
[8] COMISIÓN DE POLÍTICA EXTERIOR RECHAZÓ
SANCIONES DE EEUU CONTRA VENEZUELA
http://www.asambleanacional.gob.ve/noticia/show/id/9990
[10] John Kerry,
Secretary of State: "Latin America is our back yard" http://english.pravda.ru/world/americas/23-04-2013/124377-latam_backyard-0/
[11] Comunicado de la Unión de Naciones
Suramericanas sobre el Decreto Ejecutivo del Gobierno de los Estados Unidos
sobre Venezuela http://www.unasursg.org/es/node/169
[12]
http://www.telesurtv.net/news/ALBA-rechaza-posibles-sanciones-de-Estados-Unidos-a-Venezuela-20140314-0033.html
[14]
http://www.noticias24.com/venezuela/noticia/268676/mnoal-rechaza-sanciones-de-estados-unidos-contra-venezuela/
[17] Falcón: "Orden ejecutiva de EEUU es
un documento amenazante e injerencista"
http://www.eluniversal.com/nacional-y-politica/150311/falcon-orden-ejecutiva-de-eeuu-es-un-documento-amenazante-e-injerencis
[18]
http://www.eluniversal.com/nacional-y-politica/150311/eduardo-fernandez-venezuela-nunca-ha-sido-una-amenaza
[19]
http://www.unidadvenezuela.org/2015/03/mud-venezuela-no-es-una-amenaza-para-ningun-pais-son-las-politicas-del-gobierno-las-que-amenazan-y-coartan-el-derecho-de-nuestros-ciudadanos/
[20] María Corina Machado: “Lo que es una
amenaza es el régimen para cada uno de los venezolanos”
http://www.lapatilla.com/site/2015/03/10/maria-corina-machado-maduro-hace-lo-que-le-da-la-gana/
[22]
http://es.panampost.com/panam-staff/2015/01/28/ee-uu-insta-al-caribe-a-librarse-de-la-dependencia-del-petroleo-venezolano/
[23] ¿Cómo reaccionar ante la amenaza de Obama?
Por: Atilio Borón http://www.aporrea.org/actualidad/a204878.html
[24] II Cumbre CELAC: Los muertos que vos
matáis, gozan de buena salud Por: Miguel Ángel Guaglianone Rodríguez
http://www.aporrea.org/internacionales/a181375.html
[25] http://www.6topoder.com/2.0/1/13001/dilogo-interamericano-sanciones-a-venezuela-son-una-mala-jugada
[27]
http://www.diariolavoz.net/2015/03/15/mas-de-350-mil-manifestantes-protestaron-contra-rousseff/
[28] El retorno de Tabaré Vázquez http://internacional.elpais.com/internacional/2014/12/03/actualidad/1417618661_265203.html; ¿Uruguay en la Alianza del Pacífico? Raúl
Zibechi http://www.rebelion.org/noticia.php?id=196224
[30]
http://www.eluniversal.com/economia/150314/arrestan-a-director-de-banco-de-andorra-por-lavado-de-dinero
[31]
http://www.radiolaprimerisima.com/noticias/15068/el-chorrillo-una-herida-abierta-de-la-invasion-de-eeuu-a-panama
[32]
http://www.ceofanb.mil.ve/images/documentos/discursos/acto_graduacion_ofi_tropas_asimilados.pdf
[33] http://es.wikipedia.org/wiki/Doctrina_de_seguridad_nacional
[34]
http://es.wikipedia.org/wiki/Instituto_del_Hemisferio_Occidental_para_la_Cooperaci%C3%B3n_en_Seguridad
[35] Crítica a un anti-antiimperialismo mucho
más bufo y estéril. Javier Biardeau R.
http://rebelion.org/noticia.php?id=196439
[36] Javier Biardeau alertó sobre la estrategia
continental de confinar a Chávez al olvido
http://www.correodelorinoco.gob.ve/nacionales/judith-valencia-comandante-abrio-gran-debate-socialismo-siglo-xxi-javier-biardeau-alerto-sobre-estrategia-continental-confinar-a-chavez-al-olvido/
[37] La guerra de la socialdemocracia contra el
imperio siempre será una bufonada Por: Toby Valderrama http://www.aporrea.org/ideologia/a204622.html; Sí, somos una amenaza. Asamblea de
Militantes: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=196440&titular=s%ED-somos-una-amenaza-; Marea Socialista sobre la Orden Ejecutiva
de Obama “¡Vete al Carajo, yanqui de Mierda!”
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=196341&titular=%93%A1vete-al-carajo-yanqui-de-mierda!%94-
[39]
revistas.ucm.es/index.php/ASEM/article/download/.../17938
[40]
http://www.resumenlatinoamericano.org/2015/03/16/defender-la-revolucion-bolivariana-ante-la-agresion-de-los-imperialistas-yanquis-y-sus-lacayos-nuestro-ineludible-deber/
[41] Duro de matar. El mito del desarrollo
capitalista nacional en la nueva coyuntura política de América Latina Atilio
Alberto Borón: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=11820167010; Concepciones Social-desarrollistas
Claudio Katz: http://katz.lahaine.org/?p=240; Las batallas de Venezuela Claudio Katz: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=193415; El caos sistémico se instala en
Sudamérica Raúl Zibechi: http://www.jornada.unam.mx/2015/03/20/opinion/021a2pol,
[42] ¿REFORMA O REVOLUCIÓN? DEMOCRACIA José
López
http://www.rebelion.org/docs/148046.pdf; El Presidente Chávez cita el libro de
Alan Woods reformismo o revolución en el Alo presidente nº 315:
http://www.luchadeclases.org.ve/venezuela/psuv/6209-cmr
[43] “Límites y perspectivas de la
globalización neoliberal y nuevas formas de manifestación del imperialismo
contemporáneo”: Abelardo Mariña Flores: http://marxismocritico.com/2013/10/14/limites-y-perspectivas-de-la-globalizacion-neoliberal/; “El ‘Nuevo Imperialismo': Sobre reajustes
espacio-temporales y acumulación por desposesión”: David Harvey: http://marxismocritico.com/2011/11/02/el-nuevo-imperialismo-sobre-reajustes-espacio-temporales-y-acumulacion-por-desposesion/; “El redescubrimiento del Imperialismo”:
John Bellamy Foster: http://marxismocritico.com/2011/10/26/el-redescubrimiento-del-imperialismo/;
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