martes, 19 de febrero de 2008

¿CEGUERA SITUACIONAL?


Edgar Morin en "Los siete saberes necesarios para la educación del futuro" dice que todo conocimiento conlleva el riesgo del error y la ilusión. Hay errores y cegueras producto de conflictos emocionales, ideológicos y cognitivos. Opino que la revolución atraviesa los síntomas de una ceguera situacional, que se manifiesta en su conducción política, estratégica y táctica. El tratamiento del caso Tascon, es solo un diminuto hilo de una madeja de errores y cegueras. Y todo apunta a cismas irreversibles. Chávez debe evitar y no contribuir a nuevos cismas. La oposición espera, mientras la revolución se fractura y debilita. Inaugurar un PSUV con expulsiones que a la vez posicionan a una fracción vencedora, es un autogol faltando 1 minuto de partido. Seguimos entrampados en los errores-cegueras que llevaron al duro revés del 2-D. No se trató simplemente de un “podrido”, ni de la existencia de “3 millones de traidores”. El revés ha sido y sigue siendo muy grave, puede llegar a ser catastrófico si no se corrige a tiempo y a fondo. La crisis que se avecina no es a cámara lenta. La R fundamental de las famosas 3R es la rectificación. Metafóricamente, Chávez se quedó sin jardineros, y cualquier línea más allá del cuadro, se convierte en extra-base. Rectificar es una acción compleja, profunda, que requiere serenidad del juicio, no arrebatos emocionales ni los juicios de aclamaciones prefabricadas. El DRAE registra 10 acepciones, y entre estas es conveniente referirse a tres: a) modificar la propia opinión que se ha expuesto antes, b) corregir las imperfecciones, errores o defectos de algo ya hecho, c) enmendar los actos o proceder de una persona. ¿Comprendido? Insisto, la gran responsabilidad de la derrota del 2-D es de aquellos que convencieron a Chávez de que la revolución depende exclusivamente de su figura personal y no de una política de mayorías, de inclusiones cada vez mas amplias. Con sectarismos y exclusiones no habrá revolución. Probablemente sin Chávez no habrá revolución, pero sólo con Chávez tampoco. No es un simple asunto de lealtad hacia Chávez, sino de acción de gobierno eficaz y de construcción de una democracia auténticamente participativa y de un estado de justicia, sin retardo y sin excusa. En el vecino país, llaman a estos errores, embarradas. Y el carisma no se puede embarrar ni despilfarrar. No es momento para dejarse influir por aquellos que alimentan las flaquezas narcisistas de cualquier “homo loquens-tremens-demens”, como diría Morin. Es momento para enfrentar la cruda realidad de un quiebre en la mágica popularidad del Líder. El “Carisma” es un fenómeno relacional, no una cualidad excepcional. Es en fin, una atribución social donde se trenzan complicados intercambios simbólicos e imaginarios. Cuando se rompe el intercambio, se exigen nuevas cualidades relacionales. Allí está la oportunidad de la rectificación. Es momento de superar la infantilización de la política de masas. El pueblo aspira a líderes distintos a los simples vendedores de ilusiones o “linimientos curalotodo”. Para crecer cualitativamente como colectivo. En eso consiste corregir, redimensionar la conexión popular perdida, comprender el profundo mensaje de inconformidad/malestar ante la deriva de una propuesta de cambio, ante la deriva de un estilo de conducción política, ante la deriva de las alianzas mayoritarias-incluyentes. ¿Donde quedó encunetada la revolución democrática? Hay que asimilar a Matus, cuando plantea el tema de la Ceguera Situacional. Resumiendo: “El líder está enjaulado, aislado, prisionero de la corte complaciente que controla los accesos a su importante persona” “El palacio de gobierno es una jaula cómoda y dorada, tan amplia como un país, pero tensa, vulnerable y acosada” “La ceguera del poder, como forma particular y aguda de la ceguera situacional, es inevitable aún para los líderes más inteligentes” “Los líderes están generalmente limitados al conocimiento de muy pocas opciones, y éstas están muchas veces encajonadas en el espacio de la continuidad de lo mismo.” “El cristal de la jaula no sólo deforma las imágenes sobre la realidad, sino los valores con que el líder la observa. La ética del poder es distinta de la ética de la oposición o de la ética del hombre común.” “El Líder en su jaula de cristal tiene una propensión a privilegiar la lealtad por sobre la capacidad” “Los líderes transformadores son hombres de inteligencia superior y carismáticos, pero están sujetos a una alta ceguera situacional.” “Por la misma razón de su fe, intentan imponer sus creencias.” “Aventura es emprender un proyecto o un plan conflictivo e innovador que exige recursos de poder no sólo superiores a los acumulados por el líder en su vector patrimonio, sino superiores a los posibles de concitar en el vector momento. La aventura conduce a la inviabilidad del proyecto.” “Entre las fuentes de la ceguera situacional debemos señalar la limitación del foco de atención, los preconceptos rígidos, la dificultad para situarse en la posición del otro, el vocabulario reducido, una cierta incapacidad para visualizar los problemas futuros, la disonancia cognitiva que suprime la información dolorosa, la sobrecarga de información, etc.” “Las propensiones de la mente humana al error cuando se enfrenta a la incertidumbre son particularmente malignas para los líderes, pues los mueven a creencias o temores injustificados que inhiben su acción oportuna o desatan su acción inoportuna o precipitadamente; a razonamientos mecánicos que limitan injustificadamente las posibilidades de solución; y a una incapacidad de corregir los errores.” “Atendemos a los grandes problemas sólo cuando se agravan hasta el extremo de mostrar síntomas reconocibles”. En síntesis, no hay peor coyuntura que aquella donde lo importante es lo urgente.

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