sábado, 16 de febrero de 2008

El nuevo Socialismo del Siglo XXI: una breve guía de referencia

Asdrúbal Colmenarez
Javier Biardeau R.
jbiardeau@gmail.com



“El sufrimiento de los hombres nunca debe ser un mudo residuo de la política, sino que, por el contrario, constituye el fundamento de un derecho absoluto a levantarse y a dirigirse a aquellos que detentan el poder".

(Michel Foucault, . Vida de los hombres infames. ( pág. 211)


En el presente artículo se pretende realizar una aproximación preliminar al polémico tópico del “Socialismo del siglo XXI”, en el contexto del devenir de las transformaciones de la denominada “Revolución Bolivariana” impulsada por las fuerzas sociales y políticas que apoyan el gobierno del Presidente Hugo Chávez Frías en Venezuela desde el proceso constituyente iniciado en el año 1998. Es importante realizar esta aproximación dada la frecuencia con que se difunden seudo-argumentos sin una mínima información de base, tanto desde la derecha histérica, desde voceros mediáticos cuyo oficio es cultivar la idiotez y desde una izquierda jurásica incapaz de aprender a desaprender, en los que se descalifica el Socialismo del siglo XXI por carecer de sustentos históricos, políticos y teórico-críticos. Como veremos a continuación, nada mas alejado de la realidad. En este orden de aclaratorias preliminares planteamos una suerte de cartografía de los discursos-en-proceso sobre el “socialismo del siglo XXI”, lo cual supone una serie de limitaciones derivadas de un campo de estudio cuyas fronteras están moviéndose, sometidas a los efectos de desarticulación-rearticulación de las luchas, enfrentamientos y prácticas hegemónicas/contra-hegemónicas, y por tanto, en permanente cambio y transformación. Sobre la nominación de Socialismo del siglo XXI existe una polémica que puede llevar a genealogías históricas que resultan de interés para despejar el asunto de las diversas autorías y campos intelectuales de influencia. Sobre las diversas líneas de autoría hay indicios que permiten afirmar que existen diversos “foros y redes” que constituyen los nodos-locus de enunciación principales del ideario sobre el “Socialismo del siglo XXI”. La edición en lengua Rusa de “El futuro del socialismo” de Alexander V. Buzgalin del año 1996 es un antecedente fundamental de la discusión. Llama la atención que el motivo para que salieran a la luz este texto en castellano fue el apoyo del científico e intelectual cubano Pedro Sotolongo. Esta primera línea de autoría puede atribuírsele sin duda a Alexander V. Buzgalin y su grupo colaborador, quién ha señalado en la edición en castellano realizada en Cuba del año 2000: “Este trabajo está lejos de ser un tratado cerrado. Antes bien es un objeto para la crítica, la base para un futuro libro con fundamentos; es uno de los resultados parciales de largas búsquedas de una nueva teoría y una nueva estrategia para el movimiento comunista en vísperas del siglo XXI, que continúa una serie de publicaciones previas (La tragedia del socialismo /Moscú, 1992/; El cuervo blanco /Moscú, 1993/; El siglo XXI: El renacimiento del socialismo /Moscú, 1993/; El socialismo: lecciones de la crisis / en la revista “Alternativas”, 1994, No. 2/)”(Buzgalin; 2000, 7) . Así mismo, una segunda línea de autoría remite al texto de Heinz Dieterich: “El Socialismo del siglo XXI” (2002), quién ha sido tomado como el “creador” del término, y quién además plantea explícitamente su autoría sobre la nominación: “P. Profesor Dieterich, ¿Usted inventó el concepto “Socialismo del Siglo XXI” . Sí. Lo elaboré a partir de 1996. Fue publicado junto con la teoría correspondiente en forma de libro, a partir del 2000 en México, Ecuador, Argentina, Centroamérica, Brasil, Venezuela y, fuera de América Latina, en España, Alemania, la República Popular de China, Rusia y Turquía. Desde el 2001 ha sido asimilado en todo el mundo. Presidentes como Hugo Chávez y Rafael Correa lo utilizan constantemente, al igual que movimientos obreros, campesinos, intelectuales y partidos políticos. Junto con la teoría del socialismo del siglo XXI avancé la teoría de la transición latinoamericana que se plasmó en conceptos claves como el Bloque Regional de Poder (BRP), también ya de uso generalizado en América Latina.”(http://www.kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=28818) Heinz Dieterich también reconoce en la figura intelectual de Pedro Sotolongo, investigador del Instituto de Filosofía de Cuba, su cooperación en las discusiones a partir de las experiencias de la Revolución Cubana (Dieterich; 2002, 8). Sobre Heinz Dieterich, es posible rastrear en sus textos anteriores: “El fin del capitalismo global: el nuevo proyecto histórico” (2000), “La cuarta vía al poder” (2000) y “Bases del nuevo socialismo” (2001), los indicios de un nuevo horizonte de interpretación y relanzamiento de Proyecto Socialista. Su concepto central es la idea de un Nuevo Proyecto Histórico (N. P. H.) para América Latina y el Caribe como Bloque Regional de Poder (B. R. P.). Así mismo, es importante reconocer los trabajos de la llamada escuela económica de Edimburgo y su texto “El nuevo Socialismo” de W. Paul Cockshott y Allin Cottrell (1993), donde se debate la tensión entre planificación y mercado. Así mismo, resulta esclarecedor vincular ambas líneas de autoría con los trabajos recientes de Martha Harnecker, sobre todo su texto: “La izquierda en el umbral del siglo XXI” (1999), donde es posible encontrar problemáticas muy similares a las líneas de autoría anteriores. Temas como la evaluación histórica del “Socialismo realmente existente” en los términos de Bahro (1979) y sobre la renovación de los planteamientos de la izquierda histórica anticapitalista en el contexto de la globalización neoliberal, permiten una lectura transversal sobre los textos y encontrar que existen hilos conductores comunes. Adicionalmente, una cuarta línea de autoría sobre el socialismo del siglo XXI puede encontrarse en Tomas Moulian en su texto “El Socialismo del siglo XXI. La Quinta Vía” (2000), quién ha planteado que las ideas desarrolladas es su libro recibieron un fuerte estímulo del campo intelectual chileno alrededor de la Universidad ARCIS, Norbert Lechner, Juan Enrique Vega, Manuel Antonio Garretón y Óscar Cabezas, entre otros, así como de su militancia en el Partido Comunista y su amistad con Gladys Marín, ex candidata presidencial del PC chileno. Resulta por demás sintomático que el subtítulo sea la “Quinta Vía”: “Llevado por el espíritu festivo le he colocado a este libro como subtítulo “La Quinta Vía”. Me parece que dejar un espacio abierto respecto de la “Tercera Vía” constituye un gesto de galantería tanto para las posiciones socialdemócratas, por si necesitan desplazarse de su lugar actual, como para posiciones ortodoxas recalcitrantes, deseosas de reclamar viejas banderías. Me siento cómodo en la “quinta vía”, como un espacio todavía desocupado a mi lado, hacia el cual estirar las piernas, como lo hace el afortunado viajero al lado el único asiento libre en la clase económica de un avión repleto.”(Moulian; 2000, 14). En estas genealogías históricas, sin embargo, es evidente la búsqueda de nuevos referentes teóricos para los deseos colectivos de una izquierda histórica anticapitalista, reconociendo abiertamente los errores y ausencias de las experiencias de transición al socialismo en los países del anterior campo soviético, así como reconociendo la significación de las reformas que se realizan en los Estados Socialistas existentes, sobre todo los casos de China, Viet Nam y Cuba. Además, es obligante referirse a un heterogéneo quinto campo de influencias en la elaboración de la problemática del Nuevo Socialismo del siglo XXI. En este quinto campo más difuso y heterogéneo, nos encontramos con aquellos autores que han impugnado desde Europa, Norteamérica y desde el “mundo periférico”, la llamada “Tercera Vía” o el llamado “capitalismo con rostro humano”, por una parte, y aquellos que cuestionan desde posiciones posmodernas y postcoloniales tanto al Capitalismo como a la Modernidad Occidental. Entre los primeros se encuentran intelectuales de la talla de Viviane Forrester, Ignacio Ramonet, Noam Chomsky, Michel Albert, Michel Lebowitz e István Mészáros. Una mención aparte refiere a Meszaros y su libro “Más allá del capital: hacia una teoría de la transición” (1995). Así mismo, también puede resultar significativa en este grupo la influencia de Alan Woods, representante que anima una corriente denominada "Tendencia marxista internacional". Así mismo, entre aquellos que pudieran ser clasificados como “posmodernos de resistencia y oposición”, y que desde sus posiciones plantean una ruptura con el Socialismo Histórico inspirado en la Modernidad Occidental se encuentran conexiones más débiles con los nodos identificados inicialmente. Allí sobresalen Toni Negri, Ernesto Laclau y Gianni Vattimo. Finalmente, se encuentran los círculos intelectuales críticos organizados de modo reticular alrededor del Foro Social Mundial y los movimientos alter-mundistas, donde es posible encontrar lecturas abiertas del marxismo, estudios postcoloniales y filosofías de la liberación. Este campo diverso de orientaciones teórico-críticas, contrastan abiertamente con la indigencia teórica que anima tanto a la derecha histérica como al marxismo-leninismo jurasico, espacios desde los cuales solo nos puede esperar lo peor. En síntesis, apertura, creatividad y crítica al dogmatismo son las dimensiones que recorren un debate indispensable para referirse a la vigencia del proyecto socialista en el presente histórico, alegado de las recetas, los manuales y una subcultura de burocracia-aparato que lo menos que hace es pensar críticamente el presente, en función de su superación revolucionaria, lo que implica al mismo tiempo una revolución del pensamiento crítico.

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